El teatro

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La primera vez que fui al teatro fue en secundaria. El maestro Hilarión nos llevó a los mejores promedios como parte de los premios en excursionesque nos daban a quienes sacábamos más de 9 de promedio. Fue en el teatro Reforma de Matamoros. Era una obra sobre la llegada de los españoles y la resistencia de los americanos originales de estas tierras. Mucho más no recuerdo, pero sí que me pareció realmente maravilloso. Y soñé con ser actor. No en la fama ni en el éxito, sino solo ser actor.

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Me llama la atención la expresión escuchada hace muchos años que la vida misma es el gran teatro del mundo, y que en esta no hay ensayos. Y luego otras expresiones relativas a que usamos una máscara distinta en cada una de los tantos papeles que nos toca representar. Y pienso y pienso si esto es posible, si es verdad, si es una metáfora.

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Y si este fuera el caso ¿qué tantos papeles me ha tocado representar? Y en todo caso en todos he sido mal actor como afirma Julio Torri: "Encubre a tus hermanos el amor que les tengas y disimula tus pasiones ante los hombres, porque eres, hijo mío, un mal actor de tus propias emociones"

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Ahora que estamos en la parte final de la Semana Santa, reflexiono que me gusta ver las representaciones del Vía Crucis. En Tabasco hace como 10 años vi el de Tamulté de las Barrancas, una vieja y por lo tanto histórica colonia de Villahermosa, Tabasco. Y me imaginaba allí dentro, porque como es en lascares de esa colonia, yo estaba en primera fila de la banqueta, y como traía cámara para las fotos, me permitían andar entre los actores. Me sentía uno de ellos.

En mi carrera docente (actoral de docente, donde representé el papel de docente) recuerdo que cuando platicaba con los maestros de la escuela, (de primaria, nivel donde trabajé los primeros cinco años, y luego en telsecundaria, siempre personal , en cantidad, chico) les decía: yo soy flojo como el más flojo de todo Tabasco, pero no me gusta que la comunidad se dé cuenta, entonces trato de representar el papel del maestro "trabajador".  

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Me gusta la frase motivacional de que uno es el personaje principal de la película de uno mismo. Y a todo esto, ¿quién escribió este pésimo guion? Aunque me respondo, que algunas variantes del perfil que uno representa le quedan a la imaginación, disciplina e inspiración de uno mismo.

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A Don Carlos Ancira lo vi en Tabasco en Diario de un loco, un monólogo muy conocido, original de Leon Tolstoi. Yo sabía que era un excelente actor y no fui a la obra para comprobarlo, sino para disfrutar del teatro. Y a Ricardo Cortez en 1980, en la Casa de la cultura de Jalpa de Méndez, a donde llegué un año antes,  en Pedro y el capitán, de Mario Benedetti

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Ahora que están las campañas para puestos de elección popular en todo México, miro las actuaciones de los candidatos, que a algunos les sale muy natural, y a otros no tanto, son actuaciones forzadas de honrados y muy dignos que trabajarán incansables por el bienestar del pueblo (este representado por miles de extras).

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Me gusta leer el chiste del tonto del pueblo, al que en la cantina llaman de una mesa para burlarse de él, dándole a escoger entre dos monedas, una grande con menor valor y una chica que vale más. Y como tonto, o en su papel de tonto, siempre escoge la grande, para burla en risotadas de los que lo llaman. Y así muchas veces. Hasta que un compadecido mirón lo llama aparte y le aclara lo del valor de dichas monedas y de su error al escoger la grande. Y el "tonto", le dice: eso ya lo sé, solo que si escojo la moneda chica ya no me van a llamar para burlarse, y se acaba mi negocio.

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En la Normal tuvimos clases de teatro. El maestro fue Onésimo Gallardo T. En la primera clase un alumno  intentó entrar tarde y le pidió permiso al maestro. Este, descompuesto de la cara y con gritos además de golpear el escritorio, le dijo que no, que era un irresponsable. Todos nos asustamos. Menos el maestro. Estaba actuando, mostrándonos la representación de enojo. Al minuto o dos le dio entrada explicándonos la importancia del manejo de las emociones en el teatro.

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El ejercicio que tenía como base, y que luego fue parte de nuestra calificación , era el monólogo de Segismundo, de la obra La vida es un sueño, de Pedro Calderón De la Barca.

"SEGISMUNDO:¡Ay mísero de mí, y ay infelice!/ Apurar, cielos, pretendo,/ ya que me tratáis así,/ qué delito cometí/ contra vosotros naciendo. / Aunque si nací, ya entiendo/. qué delito he cometido;/ bastante causa ha tenido/ vuestra justicia y rigor,/ pues el delito mayor/ del hombre es haber nacido."

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A veces reflexiono, como hoy, sábado de gloria, de qué papeles me ha tocado representar en este gran teatro del mundo. De profesor de básico, director de escuela, de tomador de café, de oficinista, de asesor que no asesora, de escritor de cartas de amor, de aprendiz de músico y fotografía, de lector apasionado, ∂€ migrante nacional, de militante político, de sembrador de tomates en patio, de periodista frustrado, de ojo alegré y barrigón, de amigo con buen corazón, de callado escuchador, de aprendiz de cocina y carpintería. De alumno bien portado. Y algo más que he sido y que trato de olvidar.






A veces lo intento de manera natural. 

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