De sueños

1

El perro se empieza a quemar. Empieza por los pelos de la cara. ¿Puede acaso él mismo apagar el fuego? Imagino que sí. Y el fuego avanza. Es un perro peludo. La niña se acerca angustiada con una cubeta a echarle agua. Le ayudo. Y apagamos el fuego, consternados. El fuego ya había consumido al noble y leal perrito.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Mi mascota, la cabra (11/s)