El sueño del piano de pino

1

Me alegra soñar. Y a veces son sueños raros. Anoche por ejemplo soñaba que estaba en la frontera norte, precisamente cerca de los patios de la aduana mexicana. Miraba allí como cualquier turista. De pronto escucho que una mujer aduanal dice a los que estábamos cerca que iban a abrir por una hora las bodegas de los decomisos para que cualquier persona entrara y se quedara con lo que quisiera. Una maravilla. Allí afuera había de basura cajas de cartón grandes y vacías, como de refrigerador y estufas, para agarrar una e ir echando cosas que uno quisiera.

2

Yo acababa de desayunar unas tortillas de harina con carne, muy sabrosas. Andaba con mi amigo Víctor Orduña, condiscípulo de secundaria (años de no verlo). Solo que él aún iba a terminar unos trámites que andaba haciendo. Terminó y quedaba ya como una media hora del tiempo de que iba a estar abierta dicha bodega. Y entramos, sin caja de cartón ni nada. Yo apenas con dos bolsas de papel grandes, de esas que venden en los supermercados.

3

El agarró unos bellos y lustrosos muebles de madera, algo así como un escritorio, una mesa y una silla, que la sacó hacia la banqueta. Y yo solo encontré un piano de madera no fina, grande, de cola. Y con ayuda y apuros lo saqué también. El lío era cómo llevármelo ¿a dónde? En ninguna casa de mis familiares me lo iban a aceptar. ¿Traerlo hasta Tabasco? Me iba a salir muy caro el flete. Así pensaba yo en el sueño, que para mí era realidad. La realidad del sueño.

4

De pronto hay un movimiento inusitado. Muchachos corriendo con cosas robadas de una tienda de esas donde venden macetas, tanques pequeños de gas y muebles pequeños de madera finos. Detrás de ellos policías fiscales o municipales, o de la guardia nacional. Un corredero y caos. Luego cuando eso se calmó yo buscaba a mi amigo Víctor y a mi piano. No encontraba a ninguno de los dos. Parecía que ya se habían llevado dicho piano, que en ese momento era una de mis poseciones más maravillosas que tenía.

5

Al fin lo encontré tirado, entre otros. Pero se veía que aún servía. Así que lo dejé mientras tanto. Luego encontré a Víctor entre maquinaria grande que estaban remodelando las calles de esa parte de la frontera. Era maquinaria vieja que ha sido usada en Estados Unidos, pero que para nosotros en México se nos hace muy moderna.

6

Así ha sido en la realidad en la frontera del lado mexicano. Miramos maquinaria moderna en la realidad. Mas es tecnología con más de diez años de antigüedad, obsoleta ya para su uso en Estados Unidos. Por eso  quizá por mucho tiempo solo se permitían legalizar vehículos de diez años de antigüedad hacia atrás. Por ejemplo ahora: de 2011 hacia atrás. Esa es la realidad, creo que igual ahora.

7

El caso es que, volviendo a mi sueño fronterizo de anoche, no pude conseguir flete para mi piano de pino. Y quedó allí, como chatarra nueva. Debí de encontrarme una guitarra, o saxofón. Esos instrumentos sí los podía trasladar fácilmente a donde fuera. pero no, tenía que soñar ese piano, decomisado y disponible para que yo me moviera con él, y pues no. 

8

Nunca sucedió eso de abrir bodegas para la gente en otros años. Y quizá ni ahora con el nuevo gobierno de la 4T. lo mío es solo un sueño. Ya tendrán los estudiosos del sueño la explicación de las razones de estos mis sueños.

9

Quizá ese ha sido mi destino, cargar pianos que son más pesados que yo. Quizá ya ni en sueños aguanto pianos.

10

Otras veces he soñado con mares, lagunas, ríos, arroyos, charcos, agua que se fuga,  cascadas, aguas termales, nieve que se derrite, lluvia, llovizna, pringas, torrecial aguacero, o que tomo un vaso de agua simple y pura. Húmedos sueños, les llaman.


Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam