Distraído y disperso

1

Algo tendrán que decir las sicólogas. Pero lo cierto es que soy disperso. Me pongo a leer sobre Benito, de Vecinos, me paso a lo que dicen de Biden, me entero de lo nuevo sobre las premios Nobel de literatura y sobre el cambio climático. Lo mismo entro a deportes para saber sobre lo que ha pasado en las grandes ligas a raíz del triunfo de The Braves, sobre los abusos en la gimnasia de Estados Unidos. No paro en eso de noticias. A veces me digo que me debo especializar sobre algunos temas. Mas mi mente busca de todo, hasta de los chismes del espectáculo, especialistas en reconciliaciones y traiciones, divorcios, y a veces contrabando por igual.

2

Lo mismo me pasa en mis lecturas. Me brinco fácilmente de los cuentos de Rulfo a  los  poemas de Bukowski, Ernesto Cardenal y Catulo.  Entro a Cien años de soledad de nuevo, y sin terminarla paso a Macario, de B. Traven,  o Hambre, de Knut Hamsum. De pronto en las noticias aparece un premiado nuevo en cualquier concurso literario del mundo y busco afanosamente uno de sus libros en pdf gratis en internet, o algún fragmento de su obra aislado que ande circulando.  A veces sucede que fallece un escritor y entonces busco alguno de sus libros y leo su biografía para andar al tanto, por si en el café de las tardes sale el tema, y tengo un dato más que otros de los asistentes. Si muere un actor busco sus películas, si un cantante, sus canciones, y así.

3

Cuando voy a un supermercado aprovecho para caminar, de poco ejercicio que estoy haciendo por ahora. Tomo un carrito al que se le cuatrapean las ruedass y sin plan me paso de un departamento a otro, tomando una cosa de lo que me acuerdo, sin revisar la lista, y tomo algo de fruta, de carnes frías, un six de cerveza (que no está enlistado), y busco una herramienta que ni sé si me falta o no. A veces ando de anónimo completamente con mi cubrebocas bien puesto y lentes semioscuros. Y a veces ando con la intención de reconocer a alguien, acordar una cita para posterior plática, o poner mi oreja para llenarme de sus penas y cuitas.

4

Cuando salgo de allí con el "todo está muy caro" en el pensamiento o la boca, busco mi auto, y recorro otro tanto en el estacionamiento, hasta que al que llaman "viene viene" me reconoce y me dice: "su carro lo dejó por allá". Sigo sus instrucciones de la ruta, lo dejo que me ayude y le doy los veinte pesos de recompensa, no tanto porque me ayude con la despensa, sino por la orientación del lugar donde dejé mi auto. Al final nos despedimos y reímos. ¿Será el Alzheimer adelantado que anda metiendo goles? Esto lo digo dentro de mí.

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Asimismo cuando voy a escribir empiezo con un tema. Lo borro. Y empiezo con otro. Y así me paso a veces un día sin lograr tener un tema que me permita desplegar algunas ideas. Entonces cierro el cuaderno. Y me digo: quizá mañana o pasado mañana se me dé el tema de manera natural. O el lunés o el martes.  No me desespero. Cualquier tarde la musa se apiade. Todo lo tomo con calma. Y aventuro por una ruta en temas distintos, a ver si le atino a alguno. O de plano dejo con todo como está como prueba fehaciente para el análisis de la sicología. 

6

O cuando enciendo la televisión. me pongo a buscar en los canales. Como no tengo nada definido de antemano, ni estoy atado a series o telenovelas ni partidos deportivos ya programados, me voy de canal en canal, unos cinco minutos me detengo en cada uno, así veo misa transmitida, animales de África o películas de Pedro Infante. Y así ando, no termino ni uno ni otro. Solo sé que me divierto como un navegante digital que anda atravesando mares, marinero de sala de casa.

7

Disperso y distraído. Me distraigo fácilmente. Miro un pájaro en su vuelo y lo sigo con la mirada, aunque esté platicando con alguien. Alguien pasa, de caminar sinuoso, como ola suave de altamar y sigo con la vista su paso, sin querer, aunque esté asimismo platicando con alguien. No es intencional. Mi mente se distrae con el movimiento, a semejanza de esas cámaras de seguridad que detectan el movimiento de las personas que pasan por la casa. No es raro en mí, pero sí incomprensible para los demás. Lo mismo no puedo hacer muchas cosas a la vez. Si acaso dos, escuchar y escribir mensaje en el celular. Y hay personas que mientras escriben mensajes no escuchan a las personas que están junto a ellas.

8

Cuando llego a un restaurante, me siento en una mesa, me cambio a otra, miro la carta, la leo de arriba abajo, y no me decido entre caldoso o seco. Cuando me decido, cambio a lo último. Y allí me ves llamando a la mesera para darle indicaciones contrarias. Ellas se ríen comprensibles, ya me conocen y saben que habrá propina y guiño como plus incluido. Pero efectivamente es algo que me lleva a perder el tiempo, a no especializarme en nada, en el caso de todo lo que hago, poco de mucho. Y en el caso de las comidas en restaurante no siempre quedo satisfecho.

9

Leo que en un avionazo hoy en Brasil mueren la guapa cantante brasileña de 26 años Marilia Menoça y los demás viajeros y tripulantes, en total 7. Que compareció Lorenzo Córdova del INE. Que no lo saludaron varios diputados federales. Luego sí, que era farsa. Que ya mero regresan los alumnos y maestros a clases en México. Que hay citas para nuevas visas para ingresar a Estados Unidos hasta 2023. Que sentencian con150 años a un feminicida en Tabasco. Investigadora investigafa por FGR de Conacyt recibe galardón internacional. Y así paso las horas y los días. De una noticia a otra, de un tema a otro, de un libro a otro. 

10

Y en cosas de mantenimiento por hacer, empiezo a pintar y dejo a la mitad. Corto el pasto a la mitad. Riego la mitad de plantas. Abandono todo tanto emprendo. He perdido la capacidad de la rutina, la de las costumbres, la que hace viejos los corazones. Suspendo todo y me pongo a ver partidos de beisbol cubano en repeticiones Industriales vs Guantánamo y conciertos de Silvio Rodríguez, de esos que hizo por los barrios de La Habana. 

11

En mi descargo afirmo que escribo todas las mañanas por tres horas. Que leo otro tanto. Y que me tomo dos tazas de café americano al día. Trato de evitar mucho pan. Como frutas y verduras. Y hago ejercicios de respiración. Decía Luis Eduardo Ante que el amor es la distracción para no aburrirse en la vida. Y alguien dijo por allí que la risa es vacaciones gratis. Y algo es algo, esa es la esperanza parecida a encontrar la aguja en el pajar.


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