Habiendo duda razonable, el juez dictará absolución

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Horror, angustia, miedo, impotencia y coraje, es lo primero que se me ocurre escribir luego de ver el documental "Duda Razonable", del mexicano Roberto Hernández, serie que transmite la plataforma Netflix en cuatro capítulos. Y que la vi en una sentada ayer.

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Los hechos sucedieron en 2015, en Macuspana, Tabasco: una acusación sobre secuestro en grado de tentativa tiene en la cárcel a cuatro hombres jóvenes, con sentencias de 50 años. El asunto central es que hay "duda razonable" de que sean culpables. Esta expresión es un término jurídico asentado en el artículo 359 del Código penal, el cual señala que habiendo “duda razonable” de culpabilidad, los jueces "emitirán" absolución de las personas acusadas. Ojo: no dice "podrían" emitir. 

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Esta duda razonable, no es cualquier duda, sino una duda que se puede razonar de maner lógica y creíble.

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No cuento la trama. Solo que está muy completo el documental. Bien estructuradas las historias se enlazan, muy completo porque vienen los puntos de acusados y acusadores.

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Antes los juicios eran con base en papeles. El expediente del caso se iba agrandando conforme intervenían testigos, había careos, razonamientos e intervenciones del Ministerio Público  y del juez. Solo que había tal dejadez -por la rutina, por el cansancio- que en muchos casos el acusado y los testigos de este declaraban una cosa, y los secretarios anotaban otra, y bastaba una palabra para cambiar el sentido de la declaración, sobretodo en contra del prisionero, y más si era pobre.

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Por muchas razones de corrupción y sesgos en la impartición de justicia se reformó el sistema penal, para llegar a un sistema basado en juicios orales. Que a diferencia de los anteriores ya no era en papeles de expedientes, sino a enfrentamiento verbal mediante interrogatorios y debates, tipo Estados Unidos. Solo que hay una figura que afecta los juicios de las personas pobres (que son la gran mayoría de los prisioneros), la defensa de oficio: mal pagados, sin capacitación, y en "muchos casos", no en todos, susceptibles a venderse al que le paga, lo cual va en perjuicio del que no tiene plata.

Cuenta el director del documental, que el azar lo trajo a Tabasco, y a Macuspana. Todo inició cuando consiguió recursos para hacer una encuesta con presos sobre la tortura en México. Y el destino previsto, ya con permisos, era el penal de Topo Chico, Nuevo León. Pero días antes de partir, hubo un motín en ese reclusorio que dejó como saldo varios muertos y heridos, lo cual canceló ese lugar como propio para dicha encuesta. Y un joven abogado lo invitó a Tabasco, y seleccionó Macuspana, por ser de los primeros lugares donde se empezó con la modalidad de juicios orales.

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Haciendo la encuesta, conoció entre varios, a Juan Luis N, quien le dijo que era acusado de secuestro, y que el inocente. "Como la mayoría lo dicen". Solo que el cineasta le dejó su número de teléfono. Y con más de cien intentos de comunicarse que hizo Jose Luis, concluyó que alguien culpable no insiste tanto. Y es cuando empieza su interés por enterarse mejor del caso. Y ya dentro de ese dinamismo, decidió hacer el documental. 

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Y concluyo: el defensor de los acusados y a la fecha condenados a 50 años de cárcel, es ex fiscal de delitos de alto impacto en Tabasco. De tal manera que siendo especialista, logra aportar elementos que fortalecen dudas razonables de la culpabilidad de los reclusos. Mi opinión: la fiscal y su equipo lo tomaron personal contra el defensor, a manera de orgullo profesional. Y quiso ganarle a toda costa, siendo Gonzalo, Héctor y Juan Luis, los afectados con su libertad (derecho de la humanidad). 

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Ah, se me olvidaba:  sospechosamente  se incendia el vehículo en el que iba el defensor y los peritos externos de la defensa. Sí, con ellos dentro, solo que lograron salir, afortunadamente.






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