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Feliz 2018

Deseo de corazón que el 2018 te sea pleno en todos los aspectos, pero sobretodo en salud. Con la salud todo, sin ella nada. Que las expectativas para el nuevo año se cumplan, que haya motivos suficientes para la sonrisa sentida y que los momentos de tristeza los pasemos rápido. Construyamos sueños y trabajemos para lograrlos. Nada nos cae sin disciplina, sin esfuerzo. Si te equivocas, reconócelo. No eches la culpa a los otros; eso lo hace cualquiera. Haz equipo. Doblega tu ego y construye armonía. Que con la salud plena viene adjunta la tranquilidad y paz interior. Haz de tu vida lo que gustes y anheles, pero recuerda que el respeto a los otros es el límite. La vida es un viaje y el fin ya sabes lo que significa. Que el viaje sea de conocimientos, risas, buen humor, buenas anécdotas, gente nueva e interesante que conozcas. La vida es bella, pero para que lo percibas y la aprecies tienes que trabajar en tu interior, hasta lograr que este sea bello. Feliz fiesta de noche vieja. Y bienven...

Soy disperso

Aún que digas la palabra mar. Yo escucho río. Y río al escuchar la palabra mar. Soy disperso, quiero decir. Porque me quito al instante de lo que ya pasé. Así fuera una canción para no volver. Si entro a un circo quiero ser el domador o payaso. Y tan pronto eso sucede. Quiero salir a caminar. Tomo la guitarra y pienso en el violín. Me pica una hormiga en los labios y me pongo a reír. Salto para definirme  en una canción. La rana y el príncipe son para buena ocasión. Paso de una situación a una manera de vivir. Abandono la partida de ajedrez. Compulsivo, adusto y serio. De esta hemos de salir para mejor ocasión.

2018

No olvidaré al año viejo. Porque sobrevivimos. A todo y tanto. Entre dichas y desdichas. De pasaste por mi lado con indiferencia, a ese olvido necesario y siempre posible. A la muerte. A la vida cretina en rutina. Porque esperamos sin desesperarnos. Porque el amor, a todos y todo, vino sin misericordia. El amor de los afectos, juegos y aprecios. Gracias. Porque no pedimos perdón. Ni anduvimos arrastrando culpas. Gracias por el libro cerca. Por el autor que lo escribió. Por quien lo acercó. Y nos sostuvo. Por esas palomas del sueño en el pecho y en los oídos. Que siguen revoloteando en las nubes. Por el cpu y los discos. Por ese bossanova acercándonos a Ipanema. Y la mítica chica, la de la canción. No formo parte de la publicidad ni propaganda. Sé que soy sobreviviente. Gracias al 2017. Bienvenido el 2018. Con las mismas armas del corazón y la amistad. No me falles corazón, en el necesario y vital palpitar.

Aquel

Aquel soy yo. Soñó sí. Tiempo pasado. Y vive su sueño en presente. Y va entre entre nubes zurciendo   Palabras. Tiene fuego. Tiene agua. Aquel sigue su ruta. La ha encontrado haciéndola al día la ha encontrado en los sueños. Aquel fue y es.

Y sigo siendo aquel

Y sigo siendo aquel. De cuando empecé con la razón a querer comprender la existencia. Y tirar los dados del destino para fincar en mí la suerte. Y ese destino incierto sobre la vida de uno mismo. Al fin concluí: dejar que el viento sea el que tome las decisiones. Y fluir en la vida de acuerdo a la circunstancia. Sigo siendo aquel lector embobado con las buenas historias o versos. Cuando leí por ejemplo la novela de Kundera, la empecé a leer a las seis de la tarde y leí diez horas seguidas hasta terminarla. Ahora lo seguiría haciendo solo que mis ojos me detienen. Y la luz ya no ingresa bien por las rendijas. Sigo siendo el mismo de las historias e historietas. Sueño en el gran amor. En la gran revolución. Mas no esa de sangre y fuego. Sino en una revolución cultural que empiece por uno mismo. En un afán de ilustrarse para mejor vivir, no para mejor tener. Las canciones me hacen suspirar. Más si las vinculo con algo del pasado. De lo que fue, de lo que pudo ser. Los discos atesoro. En l...

Este soy

Este soy. Nativo de Mi Matamoros querido. Que nunca he de olvidar. Hijo de Juan y Leonor, jardinero honrado y ama de casa idem, respectivamente. Fisicamente ya no están. Mas sí -y siempre- en mi corazón. Creyente de la amistad y el amor. Feliz con lo que tengo sin pensar en lo que no. Bohemio de afición. Y aficionado a la fotografía y la música. De pronto tomo la guitarra y canto una balada, cumbia o son. Lector disminuido, a causa de los males de ojos. Con libros para echar montón. Tantos pendientes por leer. Los más. Reflexiono sobre la vida y el tiempo. Y no he llegado al respecto a ninguna conclusión. Aparte del lugar común que somos efímeros.  Nada ante la vastedad del universo. No tengo canciones, lugares ni sueños favoritos. Las canciones me gustan casi todas. Los lugares me gustan todos. Porque me gusta mirar y escuchar. Tampoco comida favorita. Como lo que hay. Con la condición que haya tortilla y chile. Y un café para sopear el pan dulce, que es mi adoración desde niño. M...

Breve explicación del caos

En el inicio el caos no lo era. No fue el plan original como destino. Mas la avaricia combinada con la fuerza dieron como resultado el desarrollo de cierta industria. Creada eminentemente para la ganancia. Desproporcionada y antihumana. Solo cuatro ejemplos: La industria de las armas promueve conflictos para que haya guerras. Habrán algunas por religión. Por fronteras. Por las razones que sean. Ciertas o inventadas. La industria farmacéutica requiere enfermos. Necesita enfermos como mercado para que haya necesidad de consumir medicinas. La industria de los refrescos de cola y cervecera, la de estupefacientes, necesita adictos. La industria de los medios de comunicación necesita consumidores. La del tabaco requiere fumadores. A ellos no les interesa la vida humana y animal. No les interesan los valores. Tampoco la salud. Ni el cambio de clima. Ni la contaminación de ríos y mares. Por eso la publicidad comercial es la que domina el espacio televisivo. El denominador común es la usura. Y ...

Te recuerdo

Te recuerdo vaga e imprecisa. Desdibujadas las lineas del rostro, las de tu talle. El pasado se va borrando. Verte en un sueño que no existe. ¿Qué fue el pasado? Simplemente lo que ya no es ni puede ser. Te recuerdo. Un río está seco ya. Flores secas. Caminos de polvo. Un carro ya no sirve. El qué y el cómo. La vida sigue igual. Te recuerdo. Y es ganancia. Tantos rostros que forman parte del nosotros. Dónde están. Qué hacen.  te recuerdo vaga e imprecisa. Neblina. Derrota que nos asesta el tiempo. Para el final de ya no ser mientras vamos ya no siendo. La otra vez te vi. Vagamente un recuerdo lejano. Y no supe tu nombre.

Me preguntan sobre lo que busco

Me preguntan sobre lo que busco. Y ninguna respuesta basta. Sin embargo pruebo a decir que busco lo efímero, lo insustancial. Lo que llega y pasa. Como todo lo que tiene que pasar. Me preguntan si rimo. Si ritmo. Y digo que sí, que siempre. Busco miel. Busco sopa de letras. Camisa de algodón. Busco el pan tibio, recién salido del horno. Busco el fuego. La pared firme. La palabra precisa. La mirada esa. El abrazo lo mismo. Hay algo más allá. Y viene de la cercanía de las almas. Me preguntan sobre lo que busco. Y puedo responder la felicidad, el horno, el loro. Y más bien la respuesta la tiene el viento y el polvo. Busco que el ser sea. Que el alma mande. Que la risa fluya. Busco a la rosa encendida. A la flor nenúfar que rinde pleitesía a la rosa. La perfumada rosa. Busco el silencio y la palabra. Y al Dios que está precisamente cuando no se le busca. Ni cuando interesadamente se le invoca. Albricias. Vivir es buscar. No encontrar.

¿Qué buscáis? (2)

Busco el amor ceniciento. La dicha perenne, inmanente. El lugar de maravilla. El paraíso en la tierra. La clave del eterno retorno. No como plano del universo o brújula astral. Sino como el secreto recóndito. La señal de identidad. He caminado en vueltas a la noria. Sueño profundo. He sentido la brisa del mar en el camino a Itaca. Naufragué en el mar del arrebato. Y en justo reclamo de Lot. Envuelto en el qué dirán. Armado con alas de cartón para volar. Con la música por dentro, además. El sí señor. El pan de La Piedad. Busco la piedra filosofal. El Dorado. El tesoro enterrado. La palabra mágica para el soñar. La llave escondida. La flor nenúfar para solaz. Busco una clave en la imaginación para saber lo que soy. Para encontrar en mi interior la razón del ser. La ubicuidad. Para el estar aquí y al mismo tiempo allá. Busco la miel. La savia de la felicidad.

¿Qué buscáis?

De sueños. Tomo un camino y me lleva a Roma. O Moscú. Al Coliseo o la plaza Roja.  Arquitectura milenaria, arcos. Caminar por las aceras por donde se vio a locos soñadores de arte o revolución. Las casas donde moraron. Los cafés o bares donde sacaron cuentas para el pago de sus deudas. Donde escribieron sus discursos, sus novelas, o pintaron. Moscú o Leningrado. Roma. Cualquier ciudad a donde los sueños florecieron. La romana de Moravia dejó huella en mis sueños de 16 años. Los gatos. Catulo y su amiga principal. Las escaleras. Las buhardillas. Me volvieron a dar ganas de recorrer esas ciudades. La Habana. Los viejos Ford de los cincuenta. Un helado en el Copelia. Caminar con Silvia González  por el Capitolio. Sueño que viajo. Que camino por las estepas. Que me siento en la tumba de Whitman o Poe. Viejos gigantes. Me topo de pronto con Raskolnikov y lo abrazo. O con el perdido señor K para indicarle el camino de la realidad.  Mariposas amarillas en Manizales o Bogotá.

Norte y Sur

Cuando decido ir al Norte, me encamino hacia el Sur. Ni yo me entiendo. Por eso amo y odio, como un solo sentir. Navego el pasado como si no hubiera sucedido. Y cuando nombro futuro, entro a la caverna en la oscuridad. No me acostumbro. Digo. Me dicen. Cuento por ejemplo historias que no han sucedido. Y predigo el futuro con hechos que sucedieron hace años. Pero que yo no sabía. Como ese canto de las sirenitas. Escribo en el aire. Y aparece en piedra. Cazo bisontes. Y es la imaginación la que dibuja el hecho en la caverna.

Es Navidad

Hoy no escribiría si no fuera Navidad. El tema ya de por sí es motivo. Y grande. Las cenas en familia. La soledad de muchos aún en compañía. El manejo de la soledad de otros. La espera del ritual. Y las palabras del momento. En improvisación sobre el amor y la felicidad. Pasadas las 12 murió la mamá de una amiga. Apenas minutos de un percance nuevo. A la conciencia de a punto de la despedida. De no saber el momento letal. Mientras tanto el vivir. Como el respirar. A 15 años que murió mamá. Como si fuera hoy por la noche. En paz. Sin deber nada a nadie. En tranquilidad. Mas no es de eso lo hoy. Un clima de tranquilidad y paz. La nostalgia por los que no están. Y el camino por recorrer. Despertar a la vida nueva. Que cada día del año tenga su noche de paz, noche de amor.

Perdón, al fin adiós

A ti. Me perdones por el alarde y confianza del cabrito. Cabrón. Y esas puntas de espín que laceran. La palabra nunca fue por sí sola poesía. Mas lleva carga de lo que fuimos. El origen. Me he perdido en viajes a otras playas, cordilleras abruptas, selvas tupidas, blancos picos de mármol. Y a todo eso el olvido se me viene de pronto. Y el arrabal. La escoba. Las flores del pantano. La rosa en llamas. Y la mirada anida en el guiño. Betún de pastel y miel con pétalos de rosa. Perdón. Me he ido. Y el llanto a contracorriente. No tengo pretextos, mas sí textos. Y egoísta me habito a mí mismo. Mi mirada tiene radar de movimiento. Por ejemplo de las olas. Y los holas. Y perdonarte el hilo negro que no entra en el ojo de la aguja. El camello primero. Y esa mirada desde las alturas. Como obedeciendo a otro ritmo de la vida. Pasarela con collares cascabel. Aquí el paréntesis.  Poner ese cascabel al gato. Y los sueños de volar en el cenit del pantano. Es verdad hay aves que no se manchan. Fu...

Navidad

Entre las prisas y desesperación. El ruido y la opresión. Entre los animales fiambres de la cena. Y la nostalgia por los que ya no están. Leonor y Juan por ejemplo. Y el cuñado Ernesto. Nos escondemos un poco ante el consumismo. Un poco. Y la usura espera vaciemos ahorros para pintar la casa. Comprar ropa nueva. Y los regalos de marca registrada en la posibilidad. En esa exigencia de la publicidad para que asistamos a los templos del becerro de oro. A pesar de todo. Descanso. Alcohol. Fútbol publicitario. A pesar del ruido y el tráfico. Y los claxon de la desesperación por llegar a tiempo. A pesar del aumento del precio de los lobos de colmillo fino. O los de cuello blanco. Y que la tarjeta de crédito anda en las últimas. Se abre el camino del verdadero espíritu de la Navidad: amor, paz y amistad. La Navidad radica esencialmente en el corazón del hombre de buena voluntad. En tu corazón. Y en los hechos buenos que realices el año que viene.

Sentimental

Era de esos sentimentales. O cursi. Que miraba películas de terror y se mostraba impasible. Apenas una palabra o dos. Mas cuando miraba un gesto muy humano. Sea en la vida real. Platicado y a la escucha. O en películas. Los ojos le empezaban a brillar. Una emoción irredenta se transparentaba fácil. Algo pasa dentro de sí. En esas neuronas que se reacomodaron por los golpes de las caídas. Literal. O los guantes de box que le rebotaban de vez en cuando. En las películas eran algunas escenas de despedida o bienvenida. O un largo beso emocionado. O beso rápido robado. O ese suspirar en extrañarse. Era un primo el sentimental. Por qué le pregunté una vez, recordando eso de que no es real. Y la respuesta a bote pronto: Pero lo que siento es real. Y lo he vivido además de verdad, para ganancia de mi vida.

Un sentimental

Sensible o cursi. Un músico con sax se aparece en uno de esos centros comerciales que son ahora también centros de paseo. Y empeiza a tocar. Feliz Navidad. Se le acerca una mujer guardiana para conminarlo que deje de tocar. En otra área de ese templo del consumo, otro músico. Ahora con trompeta. Y lo mismo. Un guardia le prohíbe que toque. Déjenlo tocar, se oye entre la gente que se va arremolinando. Es fácil adivinar: es la puesta en marcha de una actuación de la orquesta de Monterrey. Y a pesar del comercio. Las ofertas. El afán mercantil de la fecha. Las personas se arremolinan. Bailan. Hacen coro. Música de navidad para el corazón y las lágrimas. De alergía. Más allá del consumo. De los sentimientos negativos. La Navidad y la música convocan a reflexionar y unirnos. Somos más.

Feliz Navidad

Para ti (quien me lee) feliz Navidad. Que tengas por sobretodo salud. Y motivos para reír. Si tienes trabajo, a cuidarlo, para que haya pan en tu mesa. Si no lo tienes, no desesperes, y a conseguirlo. Que tengas paz y dicha. Tranquilidad en tu interior, que es el mejor templo. Y amor, mucho amor.  De nada sirve todo si no hay amor. Mas no lo busques, porque se aleja. Respeta a todos, niños, jóvenes y viejos. No discutas. Huye de las discusiones estériles. De vez en cuando toma un libro. De tema de tu preferencia. Y lee unas dos o tres páginas. Si te gusta sigue leyendo. Si no, déjalo. No leas por obligación (salvo si eres estudiante y es para tarea). Cuida tus palabras. Habla cuando debas. Y cuando no, calla. Escucha atentamente a los que se dirigen a ti. Míralos a los ojos. Hay quienes son una máquina de hablar (sin sentido ni lógica). Y no se dan cuenta que nadie los quiere escuchar. Si vas a algún templo o iglesia, concéntrate en tus oraciones. Y en los mensajes del pastor o sac...

Dos jugadores de ajedrez

En Nochebuena dos jugadores de ajedrez, concentrados cada uno en su propio juego. Y en los movimientos del contrario. ¿Podrían detener la guerra y el odio de los países? ¿De su propio pueblo?. Ellos hace su movimiento alternado de torre o alfil. Protegen a su reina o rey. Y saben que en otras partes del mundo la usura hace sus movimientos. Se enfrentan hermanos contra hermanos. Vecinos contra vecinos. Mientras ellos juegan su propio juego. Cae un edificio. Detienen a migran tes en la frontera. Trafican blanco de mujeres e infantes. Y ellos juegan ajedrez. Mientras tanto escribo. Y creo que debe enseñarse ajedrez en los salones de clase, donde se vislumbra un mundo nuevo. Jaque. Dice uno al otro. Y el otro tiene salida aún. Antes de dar el movimiento da un trago a su copa con vino tinto del Rhin. Son las doce de la noche. Es Navidad. Y chocan sus copas. Se desean salud. No ha sido mate. Aún

Donde necesites estar

Donde necesites estar, está. No es fácil, a lo mejor. Donde quieras estar, está. Llega allí. A pesar de los obstáculos. De la ausencia de palabras de aliento. Aunque sea el miedo a lo desconocido. La incertidumbre misma de lo que será después. Lo cierto es que pasamos la vida donde no queresmos estar. Y eso de plano genera sensaciones de hastío. Donde quieras y necesites estar, toma decisiones rápidas. Y sigue tu corazonada. Tu instinto de sueños por palabras. La vida es infinita. Al parecer. Tú no. Breve es el tiempo del hombre. Como un suspiro. La vida individual es efímera. Cuando hemos aprendido, hay que retirarnos. Por eso. Ubica el lugar. La circunstancia de modo y tiempo. Y canta. Y está donde quieras.

Si

Si logras sortear el vendaval. Y a la tempestad le sacas una sonrisa. Si logras caminar erguido cuando el ejemplo general es doblar la cerviz. Si rumias tu odio y no dejas que salga a flote. Si perdonas, pero no todo, y sobre todo no olvidas. Si conviertes el vino en agua. Y el estiércol lo ves como parte de la vida animal y humana. Si sabes lo que no sabes. Y no te inflas como dañado en las neuronas. Si caminas como si fueras al encuentro de la musa. O la dicha. Si escuchas el canto de las sirenas y haces coro con ellas. Sin caer en el pozo de la lujuria. Si amas, pero amar no es poner la otra mejilla. Si te humillas tú mismo, pero no que te derribas tú mismo. Si entiendes del dolor ajeno. Y haces algo. Poco o mucho no importa, pero de corazón. Si escribes por ejercicio. Si hablas y callas según la circunstancia. Si respetas la ley, pero no la injusta. Si sabes exactamente lo que es de Dios y lo que es del César. Si cuidas tu lengua. Y sabes que la cabeza es más que para peinar. Si di...

Se

Se lo mismo que todos los de la tribu. Empuño la lanza y la dirijo sobre la presa. Que cae inerme. A mil pulsaciones por minuto resuelvo el alimento. Ahíto me revuelvo sobre loma. Qué hacer con el tiempo que sobra. Apenas ayer intentamos escribir líneas de cada uno como pez. Todo se ve claro en la oscuridad. Regresaron ciegos los que salieron. Anuncian un sol de sombras que no conozco. Un Dios de piedra. Y un hacha para inmolar al libre.

Por sobre todo

Por sobre todo, las palabras. En entereza plena. las palabras y el silencio, que también se piensa en palabras. Imágenes que se describen con palabras.

Anoushka

Miro y oigo un concierto de Anoushka Shankar 2016. Ella toca la sitar. Un hombre el bajo. Otro percusiones. Y otro mas una especie de flauta. Magos de los sonidos armónicos. Te transportan en vuelo a esos milenarios pueblo de la India y Pakistán. Y más allá de la belleza de Anouska, que lo es. Su destreza en la interpretación, en las improvisaciones con el sitar y una sonrisa de gozo que desliza a los sentidos, son la maravilla. Probar en el pensamiento nuevas imàgines. Distinta manera de organizar los sonidos. La bendita música. Y la bienaventurada Anoushka

Porque a veces

Porque a veces me decido y a veces no. Me quedo en la trampa media y confort de no tomar decisión. Y me agoto en la espera prudente del destino. Lo escrito en lo alto que defina. Como sino. Y la hoja va arrastrada por el viento. La hoja seca. Me quedo dormido solo por la esperanza de soñar. Y despierto con ansia de volar lejos, alto, cierto. Tomo un libro. Es cuando tomo un libro. Y leo de las hojas últimas al principio. O me interno en el índice para que salte a mi vista algo que me llame la atención. Unos pájaros que cantan, por ejemplo. O el guiño de la tarde noche. O los besos de miel en la colmena. La abeja reina que mandata a las obreras. Porque a veces escribo. Si importa o no. Si café o no. Me entiendo más cuando la nostalgia me define. Un segundo del pasado está a años luz, más lejano que veinte años de futuro. Como cantar, que veinte años es nada. Y febril la mirada.

Perdedor

Tarda en darse cuenta el perdedor que lo es. Así que lo sigue intentando. Corre por la vida. Con fuerza, insistente siempre. Y cada vez el resultado sigue siendo el mismo. A contra corriente. Como si nada impidiera el triunfo que no llega. Y su cara denota esa fuerza en la aflicción que le engrandece. Y con suficientes ideas para echarlas andar. Y vienen las derrotas. 

Atravesar la tarde, la noche

Atravesar la tarde, la noche. Con el encanto de la brisa y el follaje. Ese rutilante sonido del viento entre las hojas. Pájaros en su vuelo. Movimiento de olas. Holas con sonrisa y guiño. Música de sitar y violín para acariciar las estrellas. La tarde tiene su propio vuelo en el naciente invierno. Con ese sol. Con esa lama. Con ese canto a escondidas para la alegría en esa oda permanente de escribir en el aire de la felicidad. Cito fuentes. Como acariciar cuerdas de metal para la música. Atravesar la tarde tiene su encanto propio. Como encontrar miel en su propia colmena. Y luego la noche. Con el canto de chicharras. Y las aves nocturnas con esa mirada incisiva y vasta. Hemos de saborear el tiempo. Cada tarde de los días. Cada noche para la luminosidad de los sueños.

Si no encuentras el camino

Si no encuentras el camino. Es que no hay camino. Y cada instante tendrás que luchar a brazo partido entre escombros, osario, follaje y entre las piedras. Porque el camino es el concepto mismo de caminar. De echarse andar alegre. Y cada pensamiento se va formando de frente al viento, a la luz, a las sombras. Nada más. Y habrá quienes vayan por el camino fácil. Y habrá quienes te tienten a declinar. A desistir. Y te inviten a no hacer esfuerzo. Que todo está ganado ya. Y no hay más que hacer. Y es entonces necesario decir basta. Con toda la fuerza de la voz. Y seguir abriendo camino. Hasta que acabe el juego de la vida. Y entonces sentirás el sabor de la victoria verdadera. La indeclinable. La insobornable. La alada victoria.

Si encuentras el camino

Si encuentras el camino. Tiempo. No eres tú. Es la sensación del confort encontrado. La brújula de la sobriedad y la plena salud mental. De allí solo seguirlo en la rutina. El fiambre en lata. Lasitud en todas sus formas. Encontrar el camino es la derrota más cruenta. Inofensiva, sí. Cruenta porque te anula. La sagacidad si hay se detiene. Ya todo está dicho y hecho. La inteligencia se perturba. Y las imágenes serán prefabricadas. Anunciadas. Si encuentras el camino, es que has llegado a la antesala de la muerte. Itaca no tenía nada para ofrecer. Ahora ya sabes. Camino, calle. Significan lo mismo. Vamos a derribar esa pared. Vamos a abrir camino entre la hierba. A quitar las piedras. Que no encontremos descanso. Que se tense el espíritu. Que se temple lo magro de nosotros mismos.

Los que bailan

Los que bailan siguen un ritmo. No precisamente el de la música. Sino el del universo. Bailan el baile de sus sueños. Por eso se mueven de maravilla. Otros lo intentan y saltan de un lado para otro. O hacen piruetas para disimular que bailan también. Los que bailan bien tienen el encanto del movimiento. Embrujan. Encantan. Y da gusto verlos felices. Rimbombantes. Ahítos. Parece que vuelan. Y en verdad parece que las alas las tienen en los pies o en las caderas. Su cara denota felicidad interna. Tienen tatuada la palabra algarabía. Y logran que les envidiemos de la buena esa sabrosura de su movimiento. Y logran que movamos los pies. A veces nos animemos a saltar de un lado para otro. Tratando de seguir un ritmo que nadie comprende.

Los que no bailan

Los que no bailan tienen sueños y recuerdos. Anhelan. Miran con una ansia que no entienden todo el movimiento de las fiestas. Sus pies a veces por el ritmo se mueven. Como en un baile de máscaras miran a los otros felices. En ese sudor de dinamo. Y se imaginan haciendo lo mismo. Y cantan en silencio. Y justifican con plomo su negativa de estar en la pista.

Somos otros

No solo cada año. O día. Somos otros en cada circunstancia. Por los espejos donde retornamos. Nos reflejamos. Y reconocemos. Somos otros porque el pensamiento fluye. Y es lo que somos. Un recuerdo vago. Cercano o lejano. Un guiño recordado. La pasión sin freno por la vida y la naturaleza. Por el canto. La pasión por las palabras y la música. Por el agua que bebemos y nos transporta. Somos otros y nos reconocemos en ese continuo vaivén. La vida misma. No por el nombre o fecha nos reconocemos. Ni por la huella digital. El iris. Por ese tranvía rápido que fijamos en movimiento. Ese pensar rotundo. Como el pan.

Tiempo

No tengo tiempo. A tiempo. Me lo roban. Lo estoy perdiendo. Nada. Soy yo mismo el tiempo. Fluyo tiempo. Me absorbe. Me mata. Es el vendaval. Es la inmensidad de la arena. El tiempo es un corcel brioso. Es el vampiro que nos chupa la sangre. Como la usura al obrero. Es la ruleta a donde entramos. Túnel y caverna. Me perdí. No se puede ahorrar ni guardar. Tiempo falta para las utopías. Para moderar la ola. La vida se vive a tiempo. El único en el mirar y amar. A tiempo.

Todos tienen luz en la caverna

Iba a escribir. Que en la caverna solo los filósofos tienen la luz. Y agregué que también los artistas. Y más aún, también los maestros. Los verdaderos. Mas concluyo que todos tienen luz. Al menos en potencia. Arquitectos de su propio destino. Y miradores de luz. En la caverna enloquecen a los de la luz. La sombra penetrante es la normalidad. El raiting en las sombras deslumbra.

Todo tiempo es pasado

Tan pronto sucede. En el vértigo del tiempo. Todo es pasado. Mientras se conceptualiza el presente, deja de serlo. Y pasa a formar parte de  la inmensa llanura eterna del tiempo pasado. Por ello, valora la fugacidad del instante. Así como se vive la fugacidad de la existencia.

Visión de futuro

No hay mejor manera de construir visión de futuro, que imaginarlo. El personal o el de un pueblo. Mi casa de cuando niño era pobre, muy pobre: madera vieja, piso de tierra. Marginal. En lo económico, refiero. En valores y afectos era rica. Estudiaba yo el quinto grado. La escuela Cuahutémoc se ubicaba a cuadra y media de mi casa, en la colonia Treviño Zapata. Mi maestro, alto, moreno, me detuvo en mi correría del recreo. Detente, me ordenó suave. Y frené como de rayo. Te voy hacer dos preguntas. Me dijo sonriente y profundo. Visionario. "¿De grande quieres vivir como viven ahora? ¿De grande quieres trabajar en lo que trabaja tu padre?" Mi respuesta inmediata a ambas preguntas fue un rotundo aunque tímido "no". Él conocía mi casa. Él había ido una o dos veces. Mi padre fue, a mucho orgullo, jardinero. Mi maestro era de los que visitaban algunas casas de sus alumnos para ver su situación "socioeconómica". "Pues para lograr lo que quieres solo tienes un ...

Los abajo firmantes

Los abajo firmantes reímos a contracorriente, y exponemos que la vida es única y es belleza; aún en las circunstancias difíciles. Que la música es alimento del alma y nos hace bien mover los pies debajo de la mesa. Que las guerras no tienen pretexto, son la fiesta del odio al servicio del lucro, la industria de la guerra. Que la batalla es contra el fanatismo y la ignorancia. Que el oro no tiene sentido en referencia a la amistad. Que los buenos no triunfan en lo mediocre, . el de la televisión; que su triunfo es la tranquilidad y la salud. Que lo que es de Dios no es del César y viceversa. Que el planeta no aguanta más por el humo de las chimeneas y el de los motores. Que todos podemos hacer algo: las pequeñas cosas que hagan muchos como tú y yo es el cambio real. Que la poesía no da de comer para el estómago, pero te mantiene al día en lo humano. Y que es otro su lenguaj, el poético. Que la bufanda gris se mira bien y el saco oliva de cuando la adolescencia. Que cada hijo tiene a la ...

Los aquí presentes

Los aquí presentes. Los de siempre. Los que van por la calle de prisa. Los que andan sin ton ni son. Sin rumbo. Ni rumba. Los que curan almas perdidas. Los que sí, los que siempre. Los que se miran ante el espejo y no se reconocen. Los que olvidan pronto todo. Los que recuerdan pronto todo. Los que echan maromas en las calles. Los que se ofrecen a derribar los muros. Los que alientan con la palabra. Los que ofendan su vida. Los que escriben un libro para nadie. Los que escuchan la radio y suelen imaginarse ser el locutor o los artistas. Los que buscan el origen del arcoiris. Los tragafuego. Las aves nocturnas. Las aves del buen agüero. Los que predicen la suerte. Los héroes anónimos. Los cantores de calle. Los barrenderos. Los que silban ante cualquier pretexto. Esos son también imprescindibles. Que saben vivir. Que sus alas nadie mira, pero vuelan. Y vuelan alto.

Visión de futuro

Un cementerio. Y polvo, de a poco a poco.

A tono con el amanecer

La esperanza le va más a tono al  amanecer en el nuevo día, como milagro de la vida. Acontecen la mirada, las palabras. Los rayos del sol. Y la alegría del vivir. A tono con el amanecer, el bullicio. El amor y paz como tierra prometida. Y celebrar la vida con la partida de ajedrez avanzada. Un aromático café. Y las palabras buscando cauce de río. Fuego de mar. Yo fui a los sueños y vine. En una oportunidad más. Allí encontré referencias. Señales de identidad. La maravilla de abrazarme al pasado. Y asomarme al futuro por la rendija de los sueños. Y recibir cartas de los padres y abuelos. A donde me dicen: el abuelo de la guitarra y los libros. Me abriga mi madre y acomoda la bufanda gris. Es la niña morena que me saluda en la cocina de la casa. Porque tengo una casa. La de la infancia. Con el calor del corazón. Y los juegos bajo la bugambilia. Este amanecer es la única vida. Y el de mañana también. A tono. Muy a tono con la vida.

A tono con la noche

A tono con la noche. La chicharra sigue impoluta. Canta, que te canta. Animosa. Es el dolor por la vida o la dicha plena. Esperamos con los ojos abiertos a que algo suceda. Entre el sueño y la vigilia. En los sueños del recuerdo el saco verde y la bufanda gris caminando en calles paralelas. En la vigilia el juego de ajedrez. Los ojos abiertos mirando el techo de la habitación. A tono clima, ropa y lugar, con la noche.

A tono con el día

A tono con el día, la sonrisa. Las palabras lo mismo. La mirada busca la belleza. Y esta se encuentra asimismo bajo de las piedras. Falta torre al ajedrez. Es un ejemplo. Mi madre decía de no poder sacar sangre a las piedras. A petición de compra. El día no salta hacia atrás y hacia adelante. El recuerdo hechiza y alienta. Pensar futuro es modelar la circunstancia. Somos otros siendo nosotros. A tono con el día es la disponibilidad. Y el agradecimiento. Uno por estar tranquilos en medio de la tormenta. Y seguir como si nada. Y otro por esta vida que aún refrenda el día. Esa circunstancia de tiempo que motiva. La sonrisa es andar de buenas. Es andar paciencia. Es arrebolar la mañana con este sol de frío. A tono.

Estoy pensando en ti

Estoy pensando en ti. Vuelan alondras y calandrias. Huele a tierra mojada. Y alrededor nos miran.  Huele a tiempo. Es cierto. El viento pasa veloz. Mariposas en el exhilio. Y uno piensa pensar. Qué absurdo es querer permanecer. Si la vida fuera eterna. Estoy pensando en ti. Que es el libro, el disco, el poema, el dulce. Maneras de esparcir confetti por la vida. Tomar un café al aire libre. Gritar a los cuatro vientos la palabra precisa. La que rompe rocas. La que entibia el hielo. Cuando sueño sucede algo parecido. Aunque distinto. Una ciudad roja. Un campo fértil. Un barrio de edificios de los años 40. Y en ti, con esa paz de la sonrisa como tierra prometida. Madre sois mi abrazo.

Nos habita el olvido

Nos habita el olvido. No es la pérdida en la memoria. Es hacer de lado lo que nos hizo perder tiempo. Donde nos fue encajado el aguijón de la desdicha. El olvido es buena medicina. Si no es que la mejor. Es estrategia para apacentar recuerdos. Que sigan sin consideración en la ruta del adiós. Si a fin de cuenta las canciones son de otra época. Del tipo de esas viejas fotos sepia donde fijamos sonrisas. Si acaso hay resistencia de los recuerdos. Y quieren anular el ritmo que viene marcando el olvido. Insignificantes ya. Minúsculos momentos de espinas sin flor. Hicimos un recuento de daños. Y el respectivo control de los mismos. Vacíos. Hojas secas. Libro de poemas. Mas la huella de un beso de fuego. Dejó cicatriz para ni nunca el olvido. Y para eso sí, no hay defensa.Yo oro para acercarme a ese tipo de olvido. Y que nos habite el olvido de una vez y para siempre. Aún de que cenizas queden.

Dos

Entre los 17 y 19 años se me trababa el pensamiento al decir alguna palabra. Mas bien se bloqueaba. El pensamiento claro se negaba a exteriorizar algunas palabras. Por ejemplo el dos, entre otras. A la salida de la Normal me iba caminando con mi novia P. por la calle Sexta un buen tramo, que da entrada a Matamoros y llega al puente internacional. Platicábamos de todo. Yo leía en voz alta los anuncios. Ella reía y me apretaba la mano. Yo iba muchas veces sudado porque la hora previa a la salida me la pasaba jugando basquetbol. O en invierno íbamos super envueltos con chamarras y suéteres para que el frío casi nos fuera indiferente. Pero a veces esto no era posible, entonces decidíamos abordar el camión. Lo esperábamos acurrucados. Los ojos brillantes y deseosos de vida. Jóvenes. Sonrientes. Plenos. Conscientes que nuestro futuro era de maestros de escuela. Por lo tanto dichosos. Y ya luego en minutos aparecía el Chocolate de la Mariano (el autobús) y lo abordábamos. Ella subía primero. ...

Padre

Padre. Hace frío. Y sabes que lo digo por escribir algo, lo de frío. Porque en esos inviernos tuyos en el Bajío. Y nuestros en la frontera norte, el frío caló hasta los huesos. Rondando los cero grados. Y supimos convivir con ese clima. Hasta lo convertimos de amigo. Y sacábamos vapor, caminamos por sobre el hielo, nos bañábamos con agua ambiente, reíamos a más no poder y sentimos calor de la esperanza, la nuestra, arraigada en los sueños de futuro. Hace frío. Y me das tu abrazo en los sueños. Y con voz clara de lejos me ordenas abrígate bien. Que ya no estás de edad para esos desafíos con pecho abierto. Y yo me quiero reír,  a carcajada suelta. Mas sigo la corriente y te digo sí, papá. Hay neblina hoy y dibujas, padre, la infancia mía. En la que no hubo monotonía. Por tí, por todos, por mí. Y es lo que procuro. Abrígate bien tú, te digo. Ríes, a carcajada Y despierto.

Entre tanto que sucede

Entre tanto que sucede, tenemos las canciones, los poemas y la lluvia. Las palabras que se dicen en el preciso instante. Con la fuerza suficiente para derretir el hielo. Tenemos el viento. Los icónicos discos del 76. Los libros que nos dicen tanto. Y que tienen una esquina de hoja doblada. Un separador. O un pétalo de flor. Llegaban cartas. Luego silencio. Mas tarde los mensajes vía telefónica. Los gatos se escondieron. Y nos acercamos al río de siempre para reflejarnos en el agua. Bebimos. Vivimos. Y la madre lloraba por sus hijos. Es cierto. Nuestros proyectos rebasaban la fuerza. Pero seguimos al frente seguros de alcanzar lo que no se alcanza. Un día recurrimos a la memoria. Para registrar las ciudades que soñamos. Y en sueños se nos presentaban otras muy distintas. Nos dormimos. Y al despertar seguíamos dormidos. La vida estaba escrita en esperanto. Y no tuvimos nunca diccionario.

Camina junto al río

Camina junto al río. Cada vez que puedas y dialoga. Escucha sus distintas voces. Las maravillas que te cuenta sobre el fluir y acontecer. Sus peces de colores. Lo brioso del correr de sus aguas. Un río es la vida misma en su fluir constante. Las pinceladas de humedad y sus contornos. En cada instante cambia para darnos otro rostro. En sus orillas se cuenta la historia del hombre. Camina junto al río. Contágiate de su transparencia. De su turbolencia. De la constante en el universo que se concentra en el río. La magnanimidad y la esperanza. El cambio es permanente. La fotografía del río nunca lo describe.

Vayan, mis palabras

Vayan, mis palabras. Y vuelvan. Abracen al polvo y acaricien el musgo. Encuéntrense con la lluvia. Y el quemante sol. La vida es contemplación y movimiento, viaje interior y exterior. Para la ruta sigan el olfato propio. El de la inspiración. El de las circunstancias. Dialoguen con los animales. Con las plantas. Con la nada. Vayan. Con los locos. Los desquiciados. Con los poetas. Sin soberbia ni ira. Sin egoísmo placentero. Sin enojo. Vayan desprovistas de bisutería. Aléjense de las palabras huecas, de la mentira. Vayan a encontrarse con la vida. Con los sueños. Con los anhelos. Divertirse en esta oportunidad de aventura. Briosos corceles monten. Empuñen fríos metales. Remonten las alturas. Y vayan también por los caminos trillados. Por los mercados. Por los pequeños y malolientes casas de huéspedes. La vida nos ha asignado turno. Y ustedes son mis compañeras. Mi destino.

Insurrección

Las palabras al goce. Su sonido y ritmo. Insurrección contra la rutina. Contra los domingos de fastidio. Siempre lo mismo. Las cansadas voces. Las marchitas ideas. Insurrección. Para rebelarnos contra el vacío y la oquedad. Contra los ocres del otoño. Son bellos, sí. Pero vamos por la risa. La hegemonía de movernos en cualquier dirección. Con brújula. Contra los que van contra la naturaleza. Uno ojo vale más que mil palabras. Cierto. Las palabras son de otra dimensión. Muy nuestra, muy humana. Con la salvedad que la palabra nos salva, nos motiva, nos acerca. Bien. Un abrazo. Un canto. Un trago de agua. Las plantas cargadas con sus frutos de futuro. Y este presente que es realmente la oportunidad de la epopeya en la vida nuestra. Buen día al sol. Que he bajado un poquito para entibiarnos el corazón. Insurrección contra la mediocridad del lucro.

Madre

Madre no te olvido. Y escucho La paz de tu sonrisa. O los Churumbeles con Portugal en abril. Y vienen en cauda miles de recuerdos. Como nuestra película. En este paso por el valle. Si vieras como me viste. Sigo igual del corazón. Y algo viejo en edad. Ya sabes, el tiempo es irrefrenable. Soy quien fuiste. La mirada combinada con Juan. El llanto fácil ante hechos tiernos. Tomo café. Y me disparo solo al camino. No te olvido. En esa mirada de tranquilidad de casi siempre. Y a veces las tribulaciones normales de la vida. Y fuiste tú quien me enseñó las primeras palabras y pasos. Por lo que no me detengo al caminar. Y a veces callo en el hablar. mas digo la palabra que considero cuando lo considero. Y el pan que tenías a la mesa. Y los vaporub en esos fríos para calentarnos el pecho. No te olvido. Y está demás decirlo. Desde acá te mando flores. Unas notas de piano. Y voy en el camino de tu mano. Como aquella primera vez.

Señales

Uno mira y le miran. Uno suspira y nos suspiran. Uno toca el tambor en el nuevo día. Y contestan con el tam tam del corazón desde otros lugares. Llueve y el agua se vuelve hielo en su caída. Y pinta de un blanco frío y fino las calles, los parques y los techos de la casa. Por eso es el suspiro. Porque encontramos tibieza en el recuerdo de quienes nos recuerdan. Tomo café. Domingo en la mañana. Te sigo queriendo, canta Alberto Cortez. Como el primer día. Y aplauden grabadas palmas desde un teatro comido por los años. Uno mira. Y se desprende lo interior para ir al encuentro de las cosas. Como esas luces navideñas. Que no son otra cosa que señales de arcoiris convertidos en haces luminosas. Uno mira onduleo de olas. Uno mira lo que nos mira. Y sé que son señales de vida. De la nuestra y única. Como esos castillos en el aire. es que sigue cantando Cortez. De hace años. Ya tantos.

Mas allá de las horas

Mas allá de las horas. En referencia al concepto del tiempo. Mas allá de ese sentir que el tiempo se escapa en el fluir incesable. Está el sabernos en retirada de a poquito y encontrarle sabor a los momentos. Sin mostrar la herida de la vida. Sin farfullar constante ni apretar los dientes. El fluir nuestro como el agua es acomodarse a la circunstancia. No como vulgares y cínicos comodines. Sino expertos en vivir la vida. Que viene con su torta de espinas y su ramo de flores. Mas allá de las circunstancias. Es hacer lo nuestro. Lo que nos mandata el destino al que mandatamos con los pequeños actos. Los que se van encadenando. Mas allá de las vicisitudes. De eso se trata. De volvernos expertos en la vida. Reir. O mirar el mundo en desapego. Si pasa el del pan. Sus buenos días. Y preparar el café en este sábado rotundo de esperanza. Mas allá del nombre. De las cantidades. De las soledades. De todo cuando empaña la mirada.

Sísifo

Todo fin es un principio. Del invierno sigue la primavera. Caen las hojas. Brotan nuevas. El fin lleva en sus entrañas el principio. En esa dialéctica de la vida. Al olmo derribado, las hojas. Tribuna a mí mismo. El pase de revista. Los elefantes viejos van al cementerio. Sobre el osario, las hormigas. El fin. Todo fin es una alegoría. El momento de mirar futuro. De escudriñar entre las estrellas esa manera de contar las burbujas de jabón. El fin del mundo y su música de trompetas que lo anuncian. El fin como estampa de cómics. Crónica de un día después del fin. El principio de nuevo.

La ciudad se despabila

A esta hora de las 6 am la ciudad se despabila. Y entonces viene a cuento la prisa. Por llegar a tiempo adonde te esperan. A donde eres bienvenido. Un puesto en el comercio. Un asiento en la oficina. Un volante de auto. Una pala y martillo. A encender hornos y motores.  El día inicia de nuevo. Otro y otro día  acumulados en la sucesión del tiempo. Para recordarte que vives. Y que esa condición es. necesaria para la risa, el guiño, la palabra. Dormía la ciudad y ahora se despierta. Ruidos de puertas y cortinas que se abren. Ruido de autos y motocicletas. El pan está saliendo del horno. Y el café es buen antídoto para la tristeza (que no hay). Y fuerza para la esperanza. Si hay que escribir hablemos de asuntos buenos, y entre ellos, de los tantos libros.

Dormir, solamente

Dormir, solamente. Argüir entre la niebla del sueño. Correr entre las tinieblas. Y descubrirnos satisfechos, pero ligeros. Me dicen dormir. Y meto los caballos a galope. Los pies descalzos entre el torbellino del sueño. Los caballos hacen su parte. Desde su animal conciencia.

Me (5)

Me graba. Me exhibe. Me exime. La estrujo. La embrujo. La recuerdo. Me hunde. Me amarra. Me aclama. La silencio. La canto. La admiro. Me pilotea. Me zamarrea. Me talla. La consulto. La cargo. La suelto. Me canta. Me arrulla. Me cultiva. La chuleo. La bloqueo. La cincelo. Me fotografìa. Me analiza. Me naturaliza. La estresso. La invito. La corro. Me acongoja. Me preocupa. Me ocupa.  La embisto. La corneo. La convenzo. Me perdona. Me exculpa. Me trajina. La invito. La desinvito. La guío. Me somete. Me rebelo. Me amarra. La masajeo. La cotorreo. La oriento. Me controla. Me libera. Me burla. La doblego. La erizo. La erotizo. Me escabullo. Me ora. Me hinca. La venero. la celebro. La apostillo. Me adormece. Me corrompe.  Me corroe. La silbo. La motivo. La sufro. Me culpa. Me disculpa. Me enternece.  Nos enojamos. Nos despedimos. Nos olvidamos.

Me (total)

Me acerca. Me aleja. Me llama. La olvido. La recuerdo. La ignoro. Me late. Me corre. Me invita. La atraigo. La alejo. La incomodo. Me grita. Me pide. Me exige. La sigo. La dejo. La invito. Me irrita. Me abraza. Me aconseja. La callo. La escucho. La sacudo. Me entiende. Me ofende. Me discute. La abrazo. La deliro. La jalo. Me enamora. Me regala. Me acaricia. La seduzco. La regaño. La invito. Me enoja. Me escribe. Me ofende. La extraño. La animo. La hiero. Me atrae. Me relaja. Me motiva. La reflexiono. La creo. La refundo. Me intimida. Me eleva. Me sublima. La acaricio. La empujo. La beso. Me acuesta. Me cuenta. Me golpea. La abrazo. La cuido. La analizo. Me moja. Me peina. Me utiliza. La duermo. La despierto. La inmortalizo.  Me vacía. Me llena. Me hipnotiza. La ilustro. La detesto. La enojo. Me alumbra. Me mata. Me estudia. La vislumbro. La dejo. La persigo. Me releva. Me gana. Me pierde. La aclaro. La ensombrezco. La espero. Me demanda. Me llora. Me extraña. La revelo. La huelo. ...

Agradecido

Hola: El pasado 13 de noviembre cumplí años. Cincuenta mas ocho, para ser exacto. Y no me había dado tiempo para agradecer a todos y todas quienes le dedicaron tiempo a dirigirme unas palabras por cualquier vía: de frente, mensaje, tarjeta o vía telefónica. Y desearme que cumpla muchos más y que tenga salud.  Que se cumplan sus deseos hacia mi persona. Son deseos recíprocos. Les estoy muy agradecido. De corazón. Me dispongo a tomar un aromático café. Y siga la bella vida.

Me (4)

Me consulta. Me dificulta. Me ausculta. La riño. La siento. La levanto. Me acomoda. Me desacomoda. Me incomoda. La navego. La interrogo. La enojo. Me lanza. Me tranza. Me acurruca. Me masajea. Me mensajea. Me olvida. La traiciono. La acciono. La reacciono. Me acongoja. Me tribula. Me maneja. La supero. La respiro. La ensalivo. Me fantasea. Me ilusiona. Me desilusiona. La sueño. La imagino. La activo. Me aburre. Me alegra. Me puñetea. La masajeo. La presiono. La impresiono. Me redacta. Me corrige. Me admite. La corro. La perdono. La beso. Me toca. Me retoca. Me presiona. La instigo. La admiro. La endioso. Me recorre. Me ignominia. Me coacciona. La felicito. La odio. La jalo. Me gasea. Me guasea. Me burla. La ninguneo. La libro. La atosigo. Me desmotiva. Me inhibe. Me intimida. La cosifico. La magnifico. La idealizo. Me reporta. Me denuncia. Me perdona. La sentencio. La concilio. La concito. Me insta. Me enlista. Me exige. La consulto. La estudio. La denuedo. Nos acercamos. Nos alejamos....

Me (3)

La sueño. La expulso. La bendigo. Me cree. Me miente. Me entiende. La canonizo. La excomulgo. La juzgo. Me atiende. Me recrimina. Me señala. La camuflo. La oreo. La baño. Me pinta. Me borra. Me musicaliza. La incrimino. La calumnio. La defiendo. Me sala. Me endulza. Me fríe. La lastimo. La curo. La creo. Me evoluciona. Me mitifica. Me actúa. La transformo. La informo. La formo. Me idealiza. Me sueña. Me hiere. La ofendo. La disculpo. La celo. Me inculpa. Me habla. Me peina. La voto. La boto. La bótex. Me bate. Me batea. Me pincha. La salto. La asalto. La robo. Me acusa. Me condena. Me pelea. La alcanzo. La cruzo. La derroto. Me gana. Me humilla. Me sangra. La adoro. La camuflo. La escondo. Me descubre. Me emociona. Me impacta. La choco. La checo. La rempujo. La leo. La hojeo. La escribo. La indicio. Me adicciona. Me adiciona. Me bolsea. La incluyo. La excluyo. La poemizo. Me edifica. Me ejemplifica. Me idolatra. La recomiendo. La corrijo. La politizo. Me filosofa. Me declama. Me canta....

Me (2)

Me angustia. Me obnubila. Me atempera. La acaricio. La riño. La contento. Me burla. Me tortura. Me calma. La callo. La motivo. La entretengo. Me distingue. Me llora. Me inspira. La estudio. La acuso. La disculpo. Me alegra. Me tumba. Me acorrala. La critico. La sigo. La maldigo. Me talla. Me aúlla. Me inquieta. La alboroto. La instruyo. La aloco. Me guiña. Me sonríe. Me ofende. La vigilo. La libero. La recuerdo. Me sonríe. Me miente. Me suspira. La cumbio. La rumbo. La salseo. Me baila. Me salta. Me juega. La reoformo. la transformo. La enfermo.  Me entretiene. Me mantiene. Me retrata. La vacilo. La encuentro. La escondo. Me late. Me embriaga. Me transforma. La hundo. La rescato. La enamoro. Me canta. Me arruina. Me ilumina. Nos olvidamos. Nos huimos. Nos desaparecemos.

Como estás hoy

Certeza. Yo, excelente. Porque con vida no nos puede ir mal. Con salud no nos puede ir mal. Y bien es el añadido en diferencia. Más excelente es resultado de la buena vida. Aire. Amor. Vibra. Has recorrido carretera del tiempo. Has sembrado y cosechado. La palabra es rápida y cristalina. Alzo la voz o callo. Pido con permiso. Y alimento luciérnagas. Doy vuelta a la acera del conflicto. Y regalo bálsamo. La vida es concreta y líquida. Es fotogénica. Mira los geranios o el narciso. Mete los pies al río o mar. Cómo estás. Excelente. No hay vida sin perfectas. La nostalgia no es por el pasado. Es por el exceso de paraíso.

Ven, escribe

Ven, escribe. No hay más. No seremos. No somos. Solo escribe. Deja en palabras huellas de lo que fue. Lo que sueñas. Esa fue la orden. Rítmica y húmeda. La música fue parte de la historia. Las palabras, sobre todo. Ven. Yo seguí escribiendo como ahora. Sin que hubiera exigencia o contrato. La palabra iba apareciendo simple. Y fui descubriendo mundos. Y fui describiendo sucesos. Actos. Incidentes. Ven. Imperativo.

Me

Me aleja, me acerca, me despeina. La olvido. La recuerdo. La ignoro. Me late. Me corre. Me invita. La atraigo. La alejo. La incomodo. Me grita. Me pide. Me exige. La sigo. La dejo. La invito. Me irrita. Me abraza. Me aconseja. La callo. La escucho. La sacudo. Me entiende. Me ofende. Me discute. La abrazo. La deliro. La jalo. Me enamora. Me regala. Me acaricia. La seduzco. La regaño. La invito. Me enoja. Me escribe. Me ofende. La extraño. La animo. La hiero. Me atrae. Me relaja. Me motiva. La reflexiono. La creo. La refundo. Me intimida. Me eleva. Me sublima. La acaricio. La empujo. La beso. Me acuesta. Me cuenta. Me golpea. La abrazo. La cuido. La analizo. Me moja. Me peina. Me utiliza. La duermo. La despierto. La inmortalizo.  Me vacía. Me llena. Me hipnotiza. La ilustro. La detesto. La enojo. Me alumbra. Me mata. Me estudia. La vislumbro. La dejo. La persigo. Me chinga. Me gana. Me pierde. La aclaro. La ensombrezco. La espero. Me demanda. Me llora. Me extraña. La revelo. La huelo...

Cosas

Para ellos no hay más que cosas. De cualquier tipo. Incluso a las personas las tratan como cosas. Números. Sustituibles. Consumibles. Consumidores. Una interior y exterior. Una persona es un objeto al que hay que instruirle a comprar. A consumir. Vestir. Y llenan los aparadores para la vida. Y anuncian en la radio y televisión. Instan a comprar. A cómodas mensualidades. De oferta. Y los hombres y mujeres son solo oscuros objetos para satisfacer deseos. Mercancías.Objetos. Cosas. Compre ahora. Y pague después.  Las piernas son maravillosas. Los ojos están disponibles. Y se necesitan riñones, Al mejor postor. Canje de monedas por órganos. Pero hay otro mundo. El mundo humano. El del interior. Donde se aprecia la belleza. se valora la palabra. Y las sonrisas son la carta de identificación. Confabulados en el destino económico. Loro no es lo mismo que oro. Hay corazones que vibran. Y luchan por un mundo mejor. La esperanza se mantiene viva. Las olas del mar vienen y van. Eternas hasta ...

y alumbraba el callejón

Esa luna de anoche, estaba "regrandota, como una pelotota", y alumbraba el callejón. Saqué mi cámara. Para ver si la lograba. Una gran foto, por supuesto. Y estaba sin batería. Me contenté contemplándola. Una maravilla el universo. La vida misma.

El gran pez

Verla. O no. Sea lo que esto signifique. Somos solo la imaginación que nos habita. Las imágenes que tenemos. Al gran pez no le basta un mundo pequeño de la imaginación. Este es para los charales, los peces pequeños. Sirenas, murciélagos, dragones, hombres lobo, el amor, unicornios, han habitado el mundo de verdad. Los marcianos llegaron ya. Se ha convetido en araña esta mujer por desobedecer a sus padres. Y tienes que escribir versos besando al amor de tu vida. Somos los protagonistas de la película de nuestras vidas. Con los soundtracks mejores. Ícaro va en su ruta al sol. Mas lo intenta. Con alas de cera. En la máquina del tiempo. El cerebro habita el amor por la creación. Y las distintas versiones de ella. Atravesados en las palabras. Discutimos de la mirada y el guiño. Somos el mito que hemos creado.

Un verdadero príncipe azul

Ella se casó con un verdadero príncipe azul. Hay pruebas documentales. Y de laboratorio hematologico. Al paso de los meses,  a causa de los tantos besos, lo convirtió en un gran y verdadero sapo.

La rana

Piernas largas. La rana, joven y festiva, por esas casualidades del destino de los animales, quedó en el lugar justo de la línea en la fosa del salto de longitud. Llovía de hacia horas. Un cielo nublado por donde trataba de asomarse desesperado el sol. Un leve rayo de luz. Un esbozo de arco iris pálido. La rana, al verme, se asustó y dio un salto de récord impredecible. Sorprendida siguió con sus saltos, alegre bajo el fervor de la lluvia fresca.

Qué quedará cuando ya no estemos

Que quedará cuando ya no estemos. En general todo. En particular lo que hemos abrazado y tocado y queda con nuestra huella. Quedará ese libro escrito de puño y letra. Esa sangre heredada. Ese árbol bien plantado. Y la entramada de ideas y afectos. La enramada. Es un decir. Quedarán los libros que compramos junto con los que leímos. Quedará un acta de nacimiento y algunos títulos de cartón prensado con nuestro nombre, ya inservibles.. Quedará chatarra vieja y unicornio de cristal. Todo queda para el consumo del tiempo. Las palabras grabadas se irán al estanque. Al pozo de la noria. Un burro sigue dando vueltas para sacar el agua. Cuando ya no estemos quedarán las mismas preguntas. Con las distintas respuestas. De lo que fuimos. Lo que somos. Polvo de cáscara de nuez. Y lo que ya no somos. Cabalguen las palabras entre generaciones.

Carlos Vázquez cumple años

Aquí me entero. En esta providencia de los avisos. Que Carlos Vázquez cumple años. O los descumple. Ya ni sé. Mas me alegro por la vida. La nuestra. Que nos permite recordar. Esos corredores en las escuelas por donde anduvimos. Esos recreos intensos. Esos amaneceres con frío para ir a la escuela. Para llegar desde los distintos puntos. Y cómo anhelamos el atole o café. Y las piezas de pan recién salido del horno. De tu panadería.Y luego ya mas tarde. En los pasillos donde argumentaban las razones de ser maestros de escuela. Y las andanzas por los caminos del soliseño. Nuestro camino en parvada. Para andar seguros. Te sigo por estas redes. Que es la manera por ahora de estar cerca. De leerno. Y también de escucharnos a través de las palabras y las fotografías. Que tengas salud. Que sigas corriendo y riendo. Y sigamos amando esta profesión que nos ha dado tantos motivos para seguir con la vida de sonrisas. Un abrazo fuerte.  Pd. Queda pendiente el café y las donas o conchas. De tus h...

Boca

Boca, avisad de la guerra. Tenemos los misiles. Y de cuerpo a cuerpo las bayonetas. Tenemos las palabras que describen y descubren amaneceres. Volcamos la noche. Y el fuego es la sensación de comunicarnos. Los versos aparecen. De otros. En Paz de Nervo. Qué nervios al declamar. Nocturno a Rosario, de Acuña. Yo necesito decirte que te quiero. Nervios, también.Y vamos al frente en el campo de batalla. Guerras floridas. Juegos florales.Torneo de palabras que dictan mundos. La boca prueba amargo y dulce. Boca de río. Boca de mar.

Cuando espero

Vienen las palabras cuando espero. En el mercado. Para llevarlas a casa. A donde están los sueños de futuro. Anidan aves que cantarán por el camino. En esa casa. Anidan. Y ayudamos para su breve y buena estancia. Espero la encomienda. La carta pasaporte. Para entrar en todas partes. En corazones y sueños. Espero al cartero. El triunfo del equipo. El número premiado. El turno para que atiendan. Unos rezan. Otros cantan. Y el gallo amanece igual. Despertando. Las ironías. Vienen las palabras. Las acojo. Y les doy respiración de boca a verso o sonrisa. Y ellas se acomodan. Mientras bebo agua. Soy agua. Mientras tanto se tejen los sueños. Hilandera del telar. De las agujas y estambre. Peras y manzana en el frutero. Busco el libro del Quijote. Y ni nunca me avasallan los  espíritus de poca monta disfrazados de molinos de viento.

No olvides nunca un lápiz

Se requiere un lápiz. La anécdota es por demás. Y a lo que lleva. Un lápiz se requiere en el momento necesario. En el momento preciso. Justo para algo imposible en otra ocasión. Oportunidad que no se te presenta dos veces. Un lápiz cualquiera. En tamaño o color. Para que alguien lo empuñe. Una estrella del firmamento. Los labios para el beso. El néctar para el recipiente. La flor para el chupaflor. Un lápiz para los trazos de identificación. De un nombre. Un corazón. Unas palabras que contengan la vida. La ilusión. La esperanza. Invocados los dioses del Olimpo. La sirena con su canto. He aquí el lápiz. Auster a los 8 años. Lo necesitaba para el autógrafo de su ídolo en el béisbol. No lo tenía. Ni sus padres. Ni los amigos de sus padres. Y en la vida necesitamos un lápiz. No lo olvides. Nunca lo olvides.

Alma

Sensible y leal. Ligera de móvil pensamiento. Luminosa y festiva. Vas en mí y conmigo. Donde estés estoy. Y en el viaje nos alegramos en reciprocidad. A veces te siento con peso. Y te pongo a dieta en la espiritualidad. Es un decir. La bruma de la tarde nos envuelve. Y viene la nostalgia. Y cambiamos a la risa, nuestro alimento mejor. Es tarde y navegamos en sueños. Tan lejos como el tiempo da. Y volvemos a la realidad del presente. Donde nos instalamos trashumantes. Alma mía. En ocasiones me pongo a pensar. Lo afirmo. Sobre nuestra necesidad. Y expongo las penas al sol. Para que se oreen. Y en otras ocasiones me olvido del aquí y allí. Y hago borrador de mi teoría del vivir. Recuerdo otros años. En ese furor permanente. De andar aquí y allí. Con responsabilidad personal. Y con letras por lo social. Y me atempera el tiempo. El imperativo del hoy. Me gusta tu volar. Y allí voy en sensación. Y me detengo en esta nube o aquella a observar. Alma mía. Va por ti mi tranquilidad. Que es soñar...

Para Igor Potovski

Un Ucraniano poeta cumple años. Un amigo poeta es mi hermano. Y es de Ucrania. Y está de fiesta porque es su cumpleaños. La vida misma es una fiesta. Su corazón anda de cierto por el mundo. Mas él cumple años. Y lo celebramos de lejos con el corazón y afecto cercano. Qué de mariposas y pájaros te celebran. Qué de amigos hermanos te celebran. Ya imagino la fiesta de los aprecios. Los corazones engalanados con globos y serpentinas. Y el refresco. Y el compartir pan y sal. ¡Cómo te aprecio! Va mi cariño en estas palabras como abrazo. Para desearte que sigas bien. Que sigas sonriendo pleno. Y sigas escribiendo como respirar, que es lo tuyo. Y sigas dibujando el mundo en esas lineas y detalles. Que es tu propio universo. Cuida tu salud. Por sobre todo. Odessa debe estar de fiesta. Aunque muchos no lo sepan. Basta con los amigos y familiares que lo sepan. Y te llamen. Y te abracen. Y sonrían. Yo por lo pronto desde este Tabasco querido que bien conoces. Me tomo dos cervezas a tu salud. Con e...

Eres

Eres una república. Con tus montañas y ríos. Ríes. Eres el mar espuma, con su prodigiosa humedad. Y sus olas. Hola. La sonrisa que engalana la fiesta. El azar en la circunstancia. El modo perfecto de transitar serena. Eres la sirena que canta a Aquiles. Eres la versión de quien espera por siempre. Eres esa estrella que se refleja en las miradas. La hormiga pequeña que circula en las venas. Eres una nación donde nacen todos los ríos del mundo. Los orígenes y el destino. La palabra verbal y escrita. Eres la forma literaria e histórica. Eres.

Sísifo

El poder de subir la roca. La obligación de hacerlo. Siempre cuesta arriba. Como si todo fuera un sueño. Y al despertar, en esos paréntesis de la eternidad, volviéramos a la rutina deseada. Mas la sentencia fue subir la roca a la punta de montaña. Y volverla a subir al día siguiente. Como en la hazaña de querernos tanto. Una vez más y otra. Carrusel de caballitos en los juegos. La vuelta a la noria, por si las dudas. Barajas filosóficas. Lo anterior ha desaparecido. Lo nuevo es el inicio. El esfuerzo cuesta arriba. " Ahora triste en la pendiente solitario y ya vencido Yo me quiero confesar..." Subir en la distancia. 

Locura, el tiempo

El tiempo. Ese fluir eterno. Río de los cien mil millones de cauces. Origen y destino. Lo abracé de niño. Para encontrarle sentido a la vida. Este respirar con suspiros. Y sueños. Me acompañaba de joven. Y me daba oportunidad de montarlo. Y me daba la oportunidad de sentir lo -y sentirlo- eterno. Un carromato en el juego. Y de pronto montaña rusa con música de fondo. Entre Serrat y José Alfredo. Luego fui encontrando algún dato relevante sobre hojas secas. Frío de invierno. Y aún así se posaba en mi hombro algún pájaro y alguna mariposa en mi frente. Locura, el tiempo. Las cien mil imágenes mezcladas en el recuerdo. Y presentadas en los sueños en secuencia inverosímil. Ese río. Aquella casa roja. Toda la ciudad roja. Y el vuelo entre viejos edificios del siglo pasado. Postales en sepia. Y el Kamasutra con imágenes de muerte chiquita. No he buscado definiciones de tiempo. En consecuencia  no las he encontrado. La ansiedad por las ideas sublima y a la vez corroe, como enfermedad term...

Ícaro

Con el afán de volar, Ícaro se construyó alas de cera. Cuenta la leyenda que no le duraron mucho. Empezó a volar ufano entre valles y montañas. Mas  plenamente satisfecho, quiso más. E ideó llegar mucho más alto. ¿Y por qué no hacia las alturas?, se dijo con el tufo normal a superioridad. Y enfiló su ruta hacia las alturas. Tan pronto se fue acercando al sol, se le derritieron como nieve. ¿Y su limón? Si las hubiera construido de ideas y se afanara en volar con su pensamiento, lo hubiera logrado. Sin duda alguna. Ya lo ves.

Por la puerta

Con la puerta abierta, miro afuera. Luz y sombra, Bullicio. Viento y polvo. Basura arrastrada. Y hojas que caen. Entra tiempo. Fantasmas. De afuera hacia adentro se mira también. El paseante de soslayo logra ver lo que sucede adentro. Una cama en la sala. Una cantina. Y la música que se escucha aún con la puerta cerrada.

Por la ventana

La ventana está cerrada. Un orificio apenas deja pasar algo de luz. Con forma de corazón. Y me asomo. Habitación sin puertas. La música me sostiene. Me asomo y miro oscuridad. No luz. No luz. Y vuelvo la mirada a mi cuarto. Como mi interior. En ese sentir caótico donde las ideas se entrelazan. Y se transforman, construyen caos. Locura entre las ideas e imágenes. La ventana sigue cerrada. Me decido a abrirla. Y entra un rayo fuerte de oscuridad. Donde reconozco sonidos. Imágenes. Decía yo de la música. Del viejo piano. Y de la guitarra que ya no está más.

Utopía

Utopía, ven a sentarte en mi cama. Para que me cuentes un cuento o te lo cuente. De tu trayecto. De tus sueños. Tus pesadillas. De las mordidas que te dan los perros. De las pequeñas alegrías y triunfos. Con las que te sostienes. En esa espera eterna de tu triunfo. Ven, anda. Te contaré de mis anhelos. De ese camino por el que voy entre cardos y espinas. Para cumplir el objetivo generacional. Y no cruzarme de brazos sentado en la acera. Para mirar el paso de la vida. Utopía. En tu nombre se ha alzado el hombre. Erguido. Y también se han cometido estafas. Anda cuéntame de ti. De tus danzas y andanzas. Con esas luces y sombras. Y de los lebreles ciegos que te ladran.

Son ellos

Se han roto los platos. Son ellos. Lo he visto con mis propios ojos. Moderados o exagerados irrumpen en las charlas. Ellos los de siempre. Los que dejan el chicle bajo de la mesa. Los que levantan la mano para opinar. Y los callan luego del discurso redundante improvisado. Los del corazón de roca. Los que dicen que nunca se equivocan. He charlado con ellos en un monólogo interminable. Donde mi oreja se centra en escucharlos. Derrochan ánimo. Sudan opiniones. Son ellos los triunfadores. Y raudos tienen la risa. Son los optimistas inteligentes de al mal tiempo buena cara. Y tienen el techo seguro bajo la lluvia. Ellos han construido una barrera de níquel entre ellos y nosotros. Y tocamos a su puerta para venderles seguros de vida. Que algo dejen a sus herederos en su muerte.

Somos nosotros

Somos nosotros los de la razón. Los buenos, sin duda. Los que tenemos camino en sueños. Visión de futuro. Somos de corazón fuerte. E ideales justos. Somos. Los que no dañamos el río ni atrapamos el pez. Los que no contaminamos. Los que somos respetuosos de la ley. Los de la verdad. Los que sacan la vuelta a la diatriba. Los del cabello húmedo. Del agua para el sediento. Somos nosotros los del acuerdo. Los de la buena nota. Los gallardos del cuadro de honor. Es un decir que me desdigo. Para afirmar. Mas nos aplasta la bota. La bata. El escapulario. Nos aplasta el mercado. Nos sujeta la camisa de fuerza. La moda. La televisión. Nos aplasta la burocracia. La plutocracia. La usura.

Somos los otros

Somos los otros. Entonces somos los otros. Siempre lo hemos sido. Los que llegan tarde a todo. Inclusive al amor. A la amistad no tanto. Nos congraciamos tarde. Llegamos tarde al perdón. Al libro sobre la propiedad privada y la carne. Al alfabeto generacional.Tarde a la fiesta. Al Ágora. Al reparto de pastel. A la reflexión sobre la vida y su origen. Tarde al reparto de metáforas. Entonces somos los otros. Los ninguneados. Los señalados. Hambre y sed. La biblia y el Quijote. El abecedario solo letras. Y la clase de estadística, territorio donde somos números. Apenas algo más que el cero. La universidad queda un poco más allá del olfato. Y la contracultura a cuentagotas. Preguntan: ¿habla un idioma extranjero? Sí, el literario. La respuesta a la pregunta de no sé que idioma es ese. ¿Donde lo hablan? En la alegría del corazón palpitante. Y nos quedamos callados. Tarde a la palabra y al silencio. Entonces tarde era la palabra correcta.

Si por ejemplo el azar

Si por ejemplo el azar cumple en ese sentido. De las coincidencias. De tiempo y modo. Y lugar. Por supuesto. Un parque. Un súper. O la esquina cualquiera. Y esa mirada muy propia cruza el instante como rayo y se encuentra con otra mirada. Etcétera. Complementarias, por decirlo así. Ha sucedido entonces el milagro. Y a partir de allí. Como uniendo el pasado. Con ese improbable futuro. Solo en sueños. Si acaso. Mas el presente combinado al azar hicieron el milagro. Entonces brota el poema. Como una flor rara, bella.

La causa de las causas

Me pierdo en diatribas. Y aseveraciones insulsas. Y de mala fe. Se agota nuestro tiempo. La pobreza sigue. Un niño se asoma a los juguetes del aparador. Un hombre y su esposa buscan comida en la basura. Los niños brincan entre la basura buscando valor. Suben los precios. Crece el número de presos. Los autos contaminan. Me pierdo. Ezra Pound lo dijo en uno de sus cantos. Marx no es leído. Poco leído. El Quijote está con nosotros.

Gracias

Gracias. Por todo. El aire y el olor a flor. Por los gatos que no procuro. Y los perros leales. Por la palabra y el encuentro. Donde vamos café. Por el cuaderno y las imágenes. Ese encuentro feliz. Por el camino estrecho y el amplio y saber la diferencia. Navegado hemos en nubes de esperanza. Y tocamos cielo. Gracias. Por la mirada furtiva y los motores. Nada ha sido en vano. Manzanero y Alvaro Carrillo. Motivos. Geranios. Rosas. Lagrimas. Matematicas y olas. Las telas y perfumes. El viaje. No olvido el viaje donde discutimos sobre filosofías. Orígenes y destino. Y no perdimos  paciencia. Gracias por esta maravilla de vida. Y el dulce sabor que me dejas al caer la noche. Del deber cumplido. No está demás dar gracias por el tabaco y café. Y los versos. Y besos.

Predicciones

Esa luz no lo será más. Ni esa oscuridad. Antes del fin habrá un nuevo comienzo. Distinto. Destino al que aspiramos. En ese afán desmedido por perder tiempo en asuntos baladíes. Entre nubes y horizonte. Confluirán las miradas y el guiño. Las nuevas ideas serán de transición entre la vida y la muerte. Entre realidad y fortuna. El amor será el sueño anhelado. Como el camino que se construye sin ladrillos. NI piedras o cemento. El peso será relativo a la sonrisa de nuevo. Y las buenas intenciones. El oráculo de Delfos u otro será una referencia para nada parecido. Mitos y leyendas tendrá todo lo relativo a pájaros. Por lo que significa en símbolos. La músico y los libros irán incluidos. No habrá créditos ni réditos. La utopía realizada. Fin de novela. Mientras tanto, la vida. Esta, en el presente sin límite. Perfume de gardenia. Canción.

Una flor

Una flor, de la causa, la quimera. El innegable hecho de estar como si nada instalada en la belleza. En el verso antiguo, la vieja palabra. En la solapa del saco. Y en el libro, seca. En el oráculo donde se busca saber del destino que no se sabe. Y la flor de la razón, maravillosa. Yo admiro la flor de circunstancia. La que el tiempo limita su existencia. La acabas de admirar. Y en el parpadeo ya está seca. Como volver a empezar.

Me gusta

Me gusta el viento. Me gusta la fotografía. La música. La poesía. Me gustan los libros. Me gusta la luz. El lápiz. La playa. Me gusta el pan. Me gusta lo dulce. Me gustan las palabras. La sonrisa. Me gusta correr. Me gustan las películas. El arte en general. Me gusta la lluvia. El resplandor. Las estrellas.

Luciérnaga

Entre la oscuridad plena la luciérnaga evoca ese brillo necesario en el manto de tribulaciones.

En lo posible se tú

En  lo posible se tú. Inclusive si los gatos marcan otra ruta. Gatos negros, refiero. Los perros ladran casi ya para morder. Si las circunstancias parecen o son adversas, se tú. Es cierto, lloverá con rayos y truenos. Te señalarán para hacerte retroceder. Y te endilgarán cosas a tu nombre, para frenarte. Y que renuncies a tus sueños. Pero se tú. Si ese ser tú es acobardarse, entonces adelante. Si retrocedes no por miedo, sino por estrategia, adelante. Las palabras cabalgarán en tu mente como caballos briosos. Y te empujarán a decir o escribir. Preciso por eso seas tú. En las circunstancias que fuere. A donde llegues se tú.

Los recuerdos

Pequeñas cosas son los recuerdos. Anclas ligeras del pasado. Donde nos reconocemos. Y seguimos la pista de lo que fuimos para ser hoy. Reímos. Y a veces una lágrima de alegría o tristeza se asoma.  Miro por ejemplo fotos tuyas de haces años. Y me refiero (en el tuyas) a varios de ustedes. Hermanos y amigos. Aunque sea redundante. Fuimos y somos representados hoy por esa alquimia en imagen. que celosos guardamos en el baúl. O en la memoria Usb. Chicos sonrientes que pretendíamos asomarnos al futuro.  Para saber lo que nunca supimos antes. Sino en el preciso instante de lo que sucede. Y nos tragamos el mar de un solo trago. Y lo volvimos a crear. En esa imaginación de muchachos. Y en los sueños donde nos soñamos felices. Yo os los abrazo. Porque me siento fuerte con esos recuerdos de ustedes. Y cuando me hacen saber como hoy que me recuerdan. Los recuerdos son como locomotoras silenciosas que van en los rieles suaves de nuestro yo.
Cantan los pájaros. Y el nuevo día se desliza entre la neblina. Como esperando el sol o abril. Y es noviembre. El otoño se ha dejado sentir con nostalgia y frío leve. Mucha humedad. Y libros. Como para aprender del centro de la tierra y luna. Y buscar más elementos para saber lo que exactamente somos. Entre las razones del ser. Entre las palabras y los hechos. La ética en la modernidad. Y el azar del destino. Cantan los pájaros. Y me despiertan. Fiesta nacional. Con esa algarabía de saberse eco y viento. Y sintiendo que el futuro va llegando en este presente perpetuo. Hasta que venga el alto. Buen día, canarios y calandrias. A cantar por la vida. Que no hay mejor razón que la existencia misma. Y el amor. Y la amistad.Y las palabras dichas o por decir.

Vayan y pregonen

Difundir lo incierto. Lo que creemos. A diferencia de los otros. Aunque seamos los otros. Vayan y pregonen. Necesario construir la paz y el pensamiento del niño. Es en defensa propia. Es en legítima defensa social. Es necesario. Pregonar las palabras y la paz. Pregonar la felicidad. Hacerlo con respeto. Y usar las redes. Las teleconferencias. Hacer política por lo humano. Satisfechos con las palabras. Escribo sin destinatario específico. Sin nombres propios. Para el lector. Para los pocos lectores. La felicidad es una imagen bella. Que nos oigan los que oyen. Que nos miren los que ven. Así ir. No vayan. No pregonen. Sean ejemplo. Pregonen acaso hacia su interior. Hacia ustedes mismos.

Para escribir

Para escribir en este instante tenía ya una frase hecha que llegó de pronto. Y mientras quitaba de la estufa mi café, se fue. Y trato que vuelva haciendo memoria. Y nada. Doy los primeros tragos al café. Mientras Buika canta Cruz de olvido, con eso de me moriré de hastío. Así me ha pasado a veces. Confiado que la frase como mariposa quede por minutos en la flor de la punta de los labios, y que me esperará hasta que esté de nuevo aquí como ahora. Buen domingo. Para escribir necesito una punta de madeja. Mínimo.

Espina de pescado

Otoño. Sueños. Sabroso el pescado. Espina atravesada. Risa y charla al por mayor. Los sueños, los grandes sueños. El futuro. Y se atraviesa en el destino la espina. Sabroso el pescado. Y en los sueños viaja la espina desde la garganta al estómago. Y estudios. Ultrasonidos. Y lámpara con especialista. No se localiza el objeto extraño. Infección. Agonía y muerte. Luego el sepelio. Y te miras allí inerte. Tantos sueños cumplidos en la recopilación de imágenes. Entre vicisitudes y triunfos, la vida. Los sueños van así. El dolor provocado con las uñas surte efecto. Y es real el sueño. Como todo buen sueño. Despiertas y buscas ayuda profesional. Y en efecto: ultrasonido. Dolor al tragar. Y las recomendaciones de amigos: plátano o bollo de pan para que la empuje. esa condenada espina. ¿Y si se entierra más? No se le puede atender ahora. Hasta mañana. Dice la bella doctora. Ni modo. Vamos a los tacos. Y cada bocado con la ilusión de evitar todo lo revelado en sueños. Pastor. Ojo. Seso. Asada. ...

Lo que la usura se llevó

Lo que usura -causa de las causas- se llevó. Algo por allí de precio. No los sueños, por supuesto. Estos son de valor. Algunas cosas de afecto. Mas los libros están intactos. Ni uno solo falta de ellos. El reloj no es el tiempo. La posibilidad de fuego permanece. La pluma fuente no está más. Las palabras que dan sentido a la escritura y la imaginación siguen fiel en su lugar móvil. Los cuadernos con apuntes. Los guantes de piel de cabra. Los discos. No el tocadiscos. La música queda. El rumor del agua. Y ese verde alrededor. Las nubes. Hice inventario de los sueños y los libros. Todo sigue. Todo permanece. Mas la posibilidad de la utopía.

Dios está en todas partes

Incrédulo. Mas Dios está en todas partes. Dirás no verlo. Mas ese discernimiento es Dios. En la lógica. En la hoja seca. Las pequeñas cosas. En el ojo de buey que mira todo. Sobretodo el pasto verde alto. Dios aquí, en todo lugar. La pajarita lleva pasto a su cachorro. Se elevan oraciones. Todo cambia para mejor. El poema declama la niña y hace reír. Y el gato ronronea en la tarde. Yo tomo un caliente café. Por si las moscas. Y el pastel de fresa queda a la deriva.Y en el cine la película no importa. Subimos escaleras para ver desde lo alto. Mas el edificio ha desaparecido. Te llamas de este modo y de otro. Corres para cumplir. Un anciano busca algo de valor en la basura. Y el neón nubla los ojos. El pez y el libro. Algo queda de razón. Sin embargo.  Dentro y fuera de mi. La rosa florece. Y volvemos a empezar.

Punto de vista

Vi la foto de hoy quien hace 40 años coincidimos. Conserva la misma frescura y mirada. El guiño al interior. Y con seguridad de andar a tientas. Fósforo encendido o luciérnagas. Los sueños aterrizado en nubes de nostalgia. Lectura obligada de novelas sin fin. La foto sepia o blanco y negro. Los niños preguntan. ¿Y esos quienes son? Contesta el más grande: son los bisabuelos.

Ella

Ella es una estrella. Rima. Rutilante y oscura. Depende la ocasión. Y camina con afán de ser y estar. Como todo ser en juicio. De saber de la vida, y nada. La filosofía le es ajena. Sin pena. El reloj es la medida de su tiempo. Un reno es el escudo. Y bisonte, si habla de historia. Mas la histeria le define. Con plástico. Y es el pronombre del cincuenta más uno en género de las palabras: la sala, mesa, casa. Mayor. Como las canciones. De fiesta o pena. De esa calandria canta en la rama. Ella no lo sabe. Cabe en un libro o poema. Y guiña por acto reflejo. Vuela hacia atrás. Y la recuerdas en Itaca. O la buscas en El Dorado. Y es una sirena que canta. Y ríe. Es flor de un día. ¿Acaso soy yo? pregunta. Y cabe nostalgia y melancolía. Si se habla en pasado. Se conjugan los tiempos. El reloj marca las horas. Y llega el instante final. Para volver a comenzar. Mas es también futuro. En este largo peregrinar. Ella fue una estrella fugaz. Como lo efímero de la vida. Nacen. Crecen. Y se la pasan ...

Él

Él. El otro. Ese que deambula sin conciencia. El que calla sin razón y habla igual. Mirando en la frontera de la nariz. Y escuchando el canto de las sirenas. Despistado. Ninguneado. Con la culpa por ser feliz. Navega con ciertas banderas. Y cada cual usa para la ocasión. Convenenciero. Éspecielista en el decir mas no en el hacer. Tira la toalla vencido. Y no sabe ganar. Especialista en sentirse superior aún cuando le toca perder. Pregona la paz. Y su guerra interna le suele acabar. Él. El otro. Ese que va allí acompañado con mi propia sombra. La carta del destino suele esconder. Para ver si de milagro el cambio le puede beneficiar. En descargo se puede decir que él se confunde con el yo. Y le hago señas desde la misma acera.

Mi voz

Mi voz sale por la calle. Como para hacer publicidad. Recorre barrios y mercados. Y se va por el camino polvoso del sur. Mi voz queda atrapada a veces por entre las hojas secas. Y allí se queda en silencio. Para no molestar oídos castos. Ha dado muestras de ser feliz. Y en sueños se hace presente. Mi voz es mi pensamiento. Lo que acabo de contar. Y canta. Solo por no dejar. Leva mi voz señales del origen.

Yo

El ego asegura: el yo es el más importante. Y tiene razón. Único e irrepetible. ¿Qué es el yo?, pregunta un alumno en la clase de filosofía? El maestro se hace el distraído. Y pregunta: ¿Quién hizo la pregunta? Yo, fue la respuesta. Precisamente, ese es el yo. La seguridad de saber el origen de los discursos e ideas. Las cartas mismas del tesoro. La primera persona que redacta, publica. Y/o lee. Narciso en todo caso es el titular. Y el espejo es el reflejo del tigre ante el espejo mismo. Y el enojo hace desaparecer por vuelo lo relacionado con. O precisamente por eso. Yo. Yo soy el que escribe. Soy el canto y la fotografía. Soy la flor revelada. Y el aire que acaricia la piel. Soy miel y hierl. Soy la música que refleja fiel el pensamiento de hombre y mujer. Yo soy el más grande, el mejor.

Ellos

Ellos nos miran fiero Y están en la acera de enfrente con el puño cerrado, con la palabra fiera. Y con el índice nos señalan. Nos lanzan rayos con la mirada.  Son los equivocados, los mentirosos, los desleales. Los que toman el azadón siempre para que sea todo para ellos. Los que tratan de entrar primero o hacer trampa en la cola. Ellos son los que no tienen palabra. Navegan con cara de tontos. Y escriben textos confusos. Sin el orden lógico de los enunciados. Repetitivos.  Son extraños. De costumbres de otras tierras. Los que no tienen sueños de futuro. Ni se preparan para lo que viene. Los que queman libros. Y llenan los cines con el parloteo de quien no sabe de historia. Ellos nos enseñan lo que no debemos hacer nosotros. Y para ellos nosotros somos ellos.

Nosotros

Nosotros. Me incluyo y les incluyo. Con las diferencias en sueños y visiones. Alertas siempre en el cuidado de la mirada. Y el guiño, sin dudarlo. Y con las palabras donde la primera es el nosotros en cualquier discurso necesario. Conscientes que el nosotros predomina por sobre el yo. Sobre el tú y el yo va el nosotros. A plenitud y en conciencia. Generaciones de campesinos, obreros y estibadores. Sin y con conciencia de clase. Sin lúmenes los lúmpen. Y se requiere de luz. En la bola de los cuerdos o locos encienden la mecha. Y sus arengas juegan al futuro. Nosotros nos damos la mano. Y concurrimos a la cita de la historia. Palabra a palabra con datos perdidos como eslabones que faltan. Y la tuerca se acomoda o desacomoda. Y el tornillo está flojo o falta en la cabeza de los otros. Y nuestra cabeza tiene como universo los sueños que soñamos en disfrute pleno. Nosotros. Los de entonces. Seguimos siendo los mismos.

Tú. Segunda del singular. La que me confronta en palabras e ideas. La que me enseñaste el camino por una ruta distinta. La que me mostró las primeras vocales y palabras. Por eso tú eres insustituible. La que puso el hombro y pecho para ayudarme en las tribulaciones. La que me enseñó a sonreír y abrazar. La de las oraciones completas, complejas y complementarias. Nada he hecho solo. Siempre partiendo de sí. Se complementa con la segunda persona. Somos entes sociales. Tú. La persona del café y de los libros. La del motivo y las motivaciones. La que empero y sobretodo. La que espero por sobretodo. No tengo más que dar. Que a veces textos o té. O café con el sabor del amor y la amistad. Y esas canciones que voy armando para ver si las canto. La luna. El ocaso. Las cosas pequeñas que nos deslumbran. Tú. No escribo nombre especial. Por todo lo que significa la segunda persona. Si logro despertar motivo. O empatía. Esa segunda persona soy yo para el otro, el yo externo, que en efecto no soy y...

58

Hace ya 58 que he nacido. De Leonor y Juan. Hay acta de lugar: H. Mi Matamoros querido. En este devenir suena el acordeón con canciones de otras épocas. Son 58 la edad. En ese juego de los números balsámicos. Tienes café caliente y collar luminoso que construyen con palabras los amigos. Al decir de las pequeñas cosas: discos, libros. Y ese palpitar del corazón con ánimo de caminar por el sendero. Y salgan escamas con la experiencia. Con el ímpetu de hacer camino y encontrar como gambusino pepitas de felicidad. Con resorte a sonrisas. Oh, Capitán, my captain. Derrotas acumuladas en variación de sustancia biográfica. Vocación que templa el alma como el acero. Y en sueños aventuras de mar y guerras floridas de palabras. Para hacer la revolución como se hace el amor. Y correr tras la utopía que mordiscos daba el hambre de justicia social. Y la utopía, incólume. Hambre de palabras. De dar sentido a esta existencia por donde buscas el origen. Como aquella vez por un sendero que se bifurc...

No oyes

No oyes. No me oyes. Porque estás en el limbo, penumbra que no se entiende. Yo miro por ejemplo los gusanos y hormigas que recorren tu piel y la mía. Como si fueran letras en palabras que nos recorren. Pecesillos de asfalto y sangre. Que hacen referencia a nuestro origen de agua. Perseverantes mutaciones poéticas y mágicas. Como si nada debiera tener explicación. Porque además no oyes. No oyes.

Día del libro

Hasta la cocina. Allí entre el barullo del invierno. Mi madre preguntaba sobre lo que leía. Y eran los libros primeros de la escuela. En blanco y negro. Con historias de otros pueblos. Comprendíamos las palabras. La novedad con sus imágenes. Remontamos a otras geografías. Una loba amamanta con leche tibia a Rómulo y Remo. O la lámpara maravillosa de Aladino. O el prodigioso miligramo de JJ Arreola. Luego ese pesado libro de Español con sus lecturas en secundaria. Allí se escondían los guiños de Leon Felipe, Machado y Espronceda. Y más en la Normal los ligeros libros de filosofía. Y el Poema XX. O el poema pedagógico de Makarenko. Para rompernos la cabeza y corazón con revoluciones en uno mismo. Sobre el ser y la nada; el qué de la vida y su destino. La cosa en sí. La realidad en sí. Y largos etcéteras que nos hacían reír nerviosos por incomprensibles. Hasta que los sentimos pomada para los dolores del día. Bálsamo del alma. Ahora solo las gracias. Por ser lo que somos por las páginas l...

Día del cartero

A su espera en esos años. Por las cartas de amor y amistad. Escritas con tinta perfumada. A eso de las 10 de la mañana pasaba por el callejón. Con su silbato inconfundible nos transmitía la emoción. Y ver sacar de su valija de cuero el esperado sobre y con nombre propio especial. O las cartas a mi padre o madre de sus familiares del Bajío. O del indiferente Norte de quienes andaban por allá. Y la tristeza de verlo pasar de largo cuando no volvió la golondrina de Becqer para hacer su verano en mi corazón. Ahora pasa y deja cartas comerciales para recordarnos pagos olvidados a la usura.

Víspera del 58

La víspera corriendo veloz para llegar a los sesenta. Desde el cristal de los cincuenta y ocho. Festivo aún con las canciones de esos Sabina y Serrat. . Reír y cantar. Revisando el émbolo de la felicidad que haga saltar como la rana azul de los cuentos. Y caminar por la avenida principal trastocando la flauta aquella de Hamelin. Con el compás de espera suficiente y con el pantalón azul desteñido. Contrito por la paz que muerden los lebreles. Lo mismo que a utopías galopantes. Como el arribo del viejo a la playa de la Habana, con el esqueleto del pez que fue. Tráeme la guitarra. El libro. Los datos. El acta. las referencias y sin cartas de buena conducta. Entre venadito y puerco espín. Dispuesto a sacrificar el tiempo libre por el amor y la amistad. Amante de las pastorelas y de la limonada. Y con cierta salud mental propia  para el delirio que precisa y propicia. Abracadabra: salud y paz con luz de luciérnaga.

Por el tobogán del recuerdo

Hay días que se presenta todo en avalancha. Como si de pronto la conciencia dictara conferencia sobre lo que somos. Y concluyo que somos la memoria que habitamos. Y entonces la nostalgia quiere apoderarse de mi tiempo. Y caen las hojas del otoño. Yo simplemente escribo que lo que mis ojos vieron. Aún en sueños. Y entre sueños nado por el pasado luminoso. Por el tobogán del recuerdo.

Boca

Boca. La de tus manos y pensamiento. La que promete paraísos fiscales y carnales. La encarnada en carmesí. Por donde aparecen como magia las palabras. Que se remonta a los primeros sonidos. Y que enlaza con el corazón. La que ofrece sueños terrenales. Al fin el arribo a puerto solaz. He aquí las cartas de juego. Entre ellas la esperanza y el amor. Vendimia de favores a la espera de mejores clientes. Los de la poesía en belleza de mundo. He aquí leyendas gitanas y andaluzas. Desde el desierto de Sahara hasta Punta del este. En el corazón. Las tardes por ejemplo, nos sentamos a descansar bajo el follaje. Y enfocamos la mirada al pasado. Por lo que fuimos. Por lo que más no seremos. Y escribimos la palabra fin en la tierra. Para volver a empezar.

La nariz

La nariz. Odio. Me mete en líos al confundir aromas. Y se mete en cosas que no le importan. Hasta las narices metió usted, me dicen galopantes por altoparlantes. Aunque sirva de medida de triunfo cerrado: por una nariz. Que si ha de ser grande o pequeña, no se dice. Odio. Por los líos. Husmea soledades y balcones. Brusca en recámaras busca tiernas oquedades. Como salvar la humedad del río. Y de verso en verso se escapa. Y da aliento a las hojas secas cuando lloran solas en los parques. Y a pájaros hace volar. Esta nariz me estorba y da vida. Por ella vivo y canto. Por ella inspiro y suspiro. Radar de humedades nocturnas.

De paso

Efímeros. En la variedad de comejenes que sirva al ataúd. . Si al caso fuera necesario dar explicaciones. De paso. Todos venimos de paso. Como si la existencia real en fotografía no existiera. O creáramos la nueva historieta entre metáforas y pies en la tierra. Y el sepia fuera el color definitivo. De paso el ruiseñor con su canto. Y de paso la ola anterior que se renueva en otra. Efímero en la cuita. Y el trastorno por vivir. De paso la palabra pronunciada en altavoz o entre dientes. Ese rostro aparece una vez más en tantos años. Un suspiro se transmite entre generaciones. Me duermo esta noche en la mortaja. Rojo bermejo y azul de cielo. Los colores del adiós. He quemado la carta con papel perfumado. Y las cenizas se confunden con el polvo de los muebles. Por aquí andamos otra vez.

Ojo

Ojo puesto en la viga. Y en la paja. Por no dejar. Si acaso el azar se definiera por las cartas. O de que ya no es necesario. Y allí las duda. Dame tres de ojo. Y te das cuentas que construimos por razones distintas. Ojo grandilocuente. Resplandor de luz. Visor de similitudes en rutina. El camello ha pasado por el ojo de la aguja.

Panóptica

Tocar la puerta y entrar allí. Donde el aire suave precipita el ímpetu. La poesía se vuelve ligera y nos hace volar. Las palabras, eslabones de la conciencia. El color blanco domina y refleja la luz disponible. Ladran los perros a la luna. ¿No los oyes? Él amanecer, distante. Mientras tanto la penumbra. Están los libros adorados. Sueñas. Y el vértigo regresa. La montaña rusa fuera de sus rieles. Y las comparaciones vuelven a la realidad. El reloj está detenido en la hora precisa de la muerte. La orden es seguir escribiendo. El destino se cumple. De un sueño se pasa a otro. Y a otro. Al infinito. Pasan el documento para firma. Se firma con los signos de siempre. Nadie mira nada. Todo bajo observación. Escribe. Veo todo el panorama. Ustedes no me ven. Las llaves quedan a la vuelta de la esquina.

Un fosforito

Encontré en el camino un fosforito. Estaba encendido. Se le desprendía una flama lo mismo pequeña proporcional a su tamaño. Y alumbraba como una luciérnaga al oscurecer. El aire bamboleaba la flama. Y me le acerqué para protegerlo con las palmas. Veía en él la imagen de la vida de los individuos. Comburente, combustible que de a poco a poco se va consumiendo. Yo veía la flama entre azulosa y naranja. Su resplendor no llegaba a diez centímetros de distancia. Conforme oscurecía se notaba más. Y sentí aprecio por ese pequeño espectáculo. De pronto las sombras de la noche nos cubrieron a plenitud. Y el fósforo se fue consumiendo de a poquito. Finalmente se apagó. Como la vida misma.

Cerca del agua

Me viene bien la madrugada. Esas ausencias de luz. Y el silencio a plenitud. Yo me mantengo cerca del agua. Entra las idas y el retorno. Cerca del agua es estar vibrante. Olvido el olvido. Y esa humedad transparente que nos transporta. Somos agua, humedad que canta.

Celebración

Celebro la vida. La nuestra. La de todos. Con ese alud de acontecimientos diarios. En los que quizá no reparamos. Porque son asuntos pequeños. Sencillos. Pequeñas cosas. Celebró la salud y los sueños. La divagación del pensamiento. Vamos cantando por el camino de polvo y humedad. Esos rostros en el recuerdo celebro. Y los que están y son. La risa y el guiño. Saludo y celebro la vida de quienes no conozco. Cercanos o lejanos. La vida del artista, del campesino y obrero.Y de quienes conozco. Celebro el vino chileno, dulzón o seco. El libro y los poemas. La charla y las metáforas.  Todo debe ser celebrar. Ese saludo risueño. El abrazo de los amigos. Los sonidos del pasado. Ayer me bañé en el río que al instante era otro. Vi disparar flechas a la luna de octubre. Celebro el rito y el rostro del ángel. Los viajes alucinantes de Poe. Virgilio. Homero. Pound. Borges. Rulfo. Celebro a los sacerdotes del silencio. Y a los de la palabra. La vida de los pájaros y de las mariposas. La vida tod...

Para Luis Alberto Chávez Fócil, ínclito escritor

Ha muerto un gallardo escritor Dios lo libere de juicio que no tiene este gran varón la buena intención de contar lo que un día fui testigo y aquí les voy a relatar: La huesuda divertida escuchó la vacilada hecha a colega en Tuxtepec, al decirle el extinto chavez que frijol no sabe lo qué es A otras con ese cuento; si de niño hemos comido de esa gran leguminosa Se que cuidas la línea bien y el despiste sea por eso aunque la comas al cien. Mejor ponte a escribir y no me quieras vacilar porque te voy a llevar a donde estés, Chávez, mejor: en mi casa calientito Y chuparás mis huesitos ya no tengo más frijol se ha terminado el saco. Y no es albur, no te creas aunque flaca me veas no vacilo ni echo versos pero el amor sé hacer bien mi tabasqueño adorado mejor vente a este lado para gozar de la vida y me des la acometida de leer tus calaveras que entre mentiras y veras has sabido pergueñar magistralmente hablando bien. Vente, no sigas penando mi santo ...