Vida con salud, dinero y amor para el 2022

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A poco del final del año 2021, con ritmo tradicional y movido diría parafraseando una vieja canción: para el nuevo año tres cosas pido en la vida: salud, dinero y amor. Y al tener esas tres cosas, le daré gracias a Dios.

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El 31 de diciembre de 1983 le entregaron los resultados del análisis de la biopsia por presunto cáncer a la mamá de un amigo. Lamentablemente resultaron positivos. El año nuevo, el 84, presagiaba gastos en consultas, medicamentos, quimioterapias y quizá operaciones en Monterrey. Se lo comentaron a ella. Y ella, sonriente y valerosa, solo respondió: "hijos míos ¡feliz y próspero año nuevo!"

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Yo estaba allí por ser cercano a la familia. Al día siguiente preparó tamales. Anduvo activa como si no tuviera ese terrible mal. Y sus hijos querían llorar. Le había dado el doctor un vaticinio de entre unos seis u ocho meses de vida. Y ella andaba muy sonriente y festiva, como si nada. En la noche de ese día 31, en punto de las 12 abrazó a todos. Y todos la abrazaron, reprimiendo el llanto. Y se desearon feliz y próspero año nuevo 1984.

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Un año es la vuelta que la tierra da al sol; y esta se repite desde el origen de dichas órbitas. Sea año del calendario juliano o gregoriano, la vuelta de nuestro planeta al astro rey dura 365 días y unas horas más, que al ajustar dicho excedente cada cuatro años dan como resultado el año bisiesto, lo cual hace la diferencia al agregarle un día más a febrero. 

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Así se da el caso raro de las personas que nacieron un 29 de febrero, a los tres años siguientes celebran su cumpleaños el día 28 de febrero o el 1 de marzo. Pero en todo caso son asuntos meramente anecdóticos. 

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Y ya en asuntos internacionales, el pasar de un calendario a otro en acuerdo con la medida del tiempo, conlleva por ejemplo que la revolución llamada de octubre en Rusia, la de 1917, haya sido realmente en noviembre, porque estaba en uso otro calendario. 

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Para recibir el año nuevo romperé el cochinito y tendré dunero suficiente para comprar unos dos kilos de uvas que, me dicen, en precio andan por las nubes debido a la cuenta de enero adelantada. "Cuesta 85 pesos el kilo", me dirán,  y yo con la vanidad y la presión altas haré caso a mi ego para decir imitando voz de locutor: "deme dos kilos, por favor. Y te quedas con el cambio".

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Y los deseos los pensaré como siempre, uno a uno.  Este es el anteproyecto: hacer ejercicio; leer dos o tres libros por mes; aprender un idioma extranjero, sea inglés o chino mandarín; sembrar un arbolito, escribir un libro; dibujar y pintar a conciencia; hacer el bien sin ver a quien; aprenderme una canción nueva cada semana; ir al médico de manera regular;  escribir una carta a diario; iniciar un taller literario y pedir perdón, bien sea a quienes me han ofendido o a quienes he ofendido.

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Y además hacer y elevar cometas; comprar una trompeta, practicar piano, pintar mi casa, visitar un amigo preso, sembrar tomate y dibujar corazones con flecha enmedio.

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Yo no sé nada de medicina. Solo sé que el año venidero es ya el tercero que se define con la pandemia Covid y todo lo que trae aparejadas este mal contra la humanidad: enfermedad, muerte y cierre de negocios. Entonces se hace necesario reflexionar sobre nuestros hábitos alimenticios, y  el cuidado de nuestra salud. Pero algo en lo que reparamos pocas veces es la búsqueda de  tranquilidad y paz interior, lo cual se refleja sin duda alguna en salud física.

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La mamá de mi amigo de Matamoros vivió con calidad de vida doce años más. Claro que hizo caso a las indicaciones de los médicos, aunque sin bajar la guardia en la esperanza, alegría y el optimismo. Y precisamente estos días previos al fin de año, es preciso reflexionar en la vida con salud física y emocional como la riqueza mayor. 

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Tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor. Y el que tenga esas tres cosas, que le dé gracias a Dios. Es lo que te deseo para el 2022, estimado lector.