De Cartas ( para Óscar Eligio Villanueva Gutiérrez, el "Feroz")

1

´Gran Óscar

Aquí dirigiéndome a ti, a través de esta modalidad de cartas. Ya sabes el abandono desde hace años a esta muy humana actividad. Y quiero recuperarla en mí, con la nostalgia correspondiente. Y la envío a donde estás, en ese lugar mágico, de luz, miel y flores.

2

Lo que es el destino lo ha sido. Y ese mismo quiso que en Matamoros coincidiéramos en tiempo (habiendo tanto) y en ese lugar específico que fue nuestra Escuela Normal J. Guadalupe Mainero. ¿En qué momento empecé a llegar a tu casa? No lo sé, Solo que la recuerdo bien, de madera, antigua, con libros y revistas por todas partes, con consignas y dibujos de propaganda, y un movimiento de muchachos y muchachas de nuestra edad, como si fuera un horno para la forja de espíritus dignos.

3

Fíjate Óscar, que fue una gran fortuna mía el llegar a tu casa. Quizá fue en el movimiento de la elección de la Mesa directiva de estudiantes. Yo andaba en muchas actividades, sobretodo en la rondalla de la escuela y andaba ya con novia, maravilloso tiempo,  pero tenía el gusanillo de la política estudiantil. Y fue de manera natural el estar ya en las reuniones en tu casa y ser parte de la efervescencia de la política estudiantil.

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Y siempre que había reuniones, esas donde se debaten los temas de organización y explicar las tácticas y estrategias de lo que seguía, aunque todos hablaban (yo no) siempre esperábamos escuchar tu voz, serena, tranquila y con ideas frescas, novedosas. Fuiste siempre nuestro líder, nuestra referencia de los imprescindibles, de los que luchan toda la vida, como dice el poema.

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pero participabas en todo. En declamación. En oratoria. Y era un aprendizaje el solo verte participar, y más escucharte. En oratoria vi por primera vez que empezabas y enseñaste a empezar dede el auditorio, y caminar ya iniciando la entrada del discurso, como una sorpresa a quienes estábamos atentos escuchando a los participantes.

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Saber que estabas enfermo fue una aguja que aún no logramos quitárnosla y nos sigue causando dolor, más con tu desaparición física. Porque siempre en mi caso, en lo que yo hacía, o ante una duda en mis haberes por acá en Tabasco, siempre acudía a tu imagen en el  recuerdo para tratar de tomar la mejor decisión. Y los libros de Isaac Deutcher sobre Trostiky que me regalaste en 1981, los guardo como un tesoro, y en uno de ellos viene un apunte que hiciste con esa letra que te identificaba ya en el tema como el mejor en caligrafía.

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En nuestra graduación nos encontramos en un pasillo del teatro de la Reforma. Te mostré una foto donde el maestro Filemón, que estaba de dirigente del SNTE sección 30, me hace entrega simbólica de mi título de maestro. Me pediste verla, te la mostré. Y me dijiste: "sonrisa orgullosa de proletario". Y luego la vi más detenidamente y me encontré con esa imagen que tu viste tan solo.

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Luego de nuestro egreso de la Normal sabía de tus pasos en Filosofía y Letras. Y de cuando fuiste director de la Normal de Monterrey. Supe de tu libro publicado por Porrúa, el cual compré en una de mis idas a la Ciudad de México. Y nunca nos habíamos comunicado después, y me gustó tu mensaje de felicitación cuando me dieron una responsabilidad administrativa en la Secretaría de Educación de Tabasco, donde resido.

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Óscar, gracias por todo. Y por habernos permitido acompañarte esa tarde de junio en tu casa en Monterrey, abrazarnos y platicar por un poco más de una hora. Donde nos entraba humo en los ojos por esa circunstancia encontrada de vernos luego de tanto tiempo, y saber en directo, por ti y tu esposa de tu salud, que mantenía tu cerebro grandioso en la magnitud correspondiente, y tu físico en despedida muy humana, solo que mucho antes de lo que debiera ser, perdón decirlo. Nuestro corazón se rebelaba a ese destino que nos ponía en una situación de despedida. Gran Óscar. 

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¿Qué haces como jubilado? Leo y escribo. ¿Qué escribes? A diario escribo textos culturales con enfoque literario, sobre cualquier tema, te respondí. No te dije que escribo gracias a ti. Por un esfuerzo para ser mejor cada día. Nos despedimos de esa visita. Y aunque no lo dijimos, sabía que era una despedida por siempre. 


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Gracias, Óscar por motivarnos y alentado a crecer, que nos ha permitido disfrutar de la vida y participar con alegría en los empeños y tareas que hemos enfentado en la vida, que han sido variadas, y que han sido una continuidad o consecuencia de las actividades que tú cordinaste en esos años de finales de los 70 en Matamoros, y que siguen siendo nuestra brújula de orientación y siguen siendo nuestro faro de puerto. Te queremos tanto, Óscar.


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Pd, escrito al enterarme de tu fallecimiento, Óscar:

"Nada reclamamos porque nada ha sido nuestro

El yo y lo nuestro siempre fue falacia

Al fin de cuentas somos solamente 

la conciencia de que nada somos.

Si apenas soplo, carne en ruta al polvo

Nada reclamemos. Nada en el fin nos llevaremos

Ni los recuerdos que se adhieran fácil al olvido

Ni los besos que fueron miel y circunstancia.

Todo irá a mezclarse nuevamente 

para volver en un retorno previsto

en este circular proceso de la vida.

Y serán otros con otros nombres

sin la memoria de su origen de eslabón

Y empezará la continuidad del sueño

en utopías que nos mueven 

Imposibles que le dan sentido cabal

a nuestra vida. He dicho nuestra.

Me engaño: nunca lo fue

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