De Cartas (a Rogelio Sepúlveda)

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Muy estimado Rogelio Sepúlveda

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Así nos va la vida. Y antes de que llegue mi punto final, que espero no sea tan pronto, estoy escribiendo cartas; con nostalgia, sí, en memoria y reconocimiento a los carteros de antaño, que pasaban por la casa, con su maletín cargado de noticias, buenas y regulares, alguna mala, en cartas enviadas de un lado de la geografía a otro. Tanto sentimiento y emociones pasados al papel con mensajes escritos. Y asimismo es la idea con esta carta para ti. Como si estuviéramos en vivo y a todo color y calor de mayo, a la orilla de un asador, con carnitas asadas y elotes por asar, y algún refresquito especial, mas música norteña de fondo, y recordar un montón de cosas que vivimos en nuestra Normal.

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Fíjate Rogelio, que nos ha tocado vivir muchas etapas de la sociedad, y en específico, de la comunicación vía internet. El envío de esta es precisamente a través de esa vía. Pero me refiero por ahora en que es a través de dicho internet, que muchos hemos logrado encontrarnos de nuevo, luego de que egresamos de la Normal y cada quien siguió una ruta personal de acuerdo a las circunstancias de cada quien y de la familia de la que formamos parte.

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Yo sabía, por ejemplo, que Óscar se había ido a Monterrey, permutando su plaza de maestro, para estudiar Filosofía y Letras. Y ya por tí, en estas pláticas que hemos tenido, me entero que tú también seguiste esa ruta, y que tenías claridad laboral para estudiar la especialidad de biblioteconomía (o algo así), que te permitiría, como lo lograste, escalar en el escalafón del SS. Aparte de eso, déjame decir que imagino lo que viviste esos años en Monterrey como estudiante en un ambiente de agitación estudiantil, en el mejor sentido de la palabra. Te admiro por esa decisión que tomaste. Y cierta envidia de la buena, que dicen que esa no existe, que es envidia llana. Y no, en mi caso es de la buena. Claro yo viví otras experiencias por acá.

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Yo soy uno, Rogelio, de los que responden Filosofía y Letras, cuando me preguntan "si hubieras podido ?qué carrera te hubiera gustado estudiar? Y es cierto, quizá por el ambiente que vivimos en casa de Óscar y la Normal, yo también quise estudiar esa carrera, en sus dos alas: filosofía y letras. O en una de ellas. Pero mi destino era y fue tomar una plaza, que no era fácil, y venirme a vivir al Sureste del país. Y a veces en todos estos años me pregunto sobre qué hubiera sido si me hubiera ido a Monterrey, de tener posibilidad económica. Y me imagino en clases con materias y temas que tú llevaste, pero sobretodo con la cercanía, y por tanto influencia, con Óscar Eligio, nuestro amigo y hermano querido.

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Así que cuando recibí la llamada y veo tu nombre, Rogelio, me dio gusto por platicar contigo luego de muchos años, bastante gusto, y más tristeza por la situación de salud de Feroz. Te agradezco que me hayas considerado  en la lista de los pocos amigos que fueron avisados. Fue y es una distinción que la guardo en el corazón, por siempre. Solo que con el paso de los días esa situación de la salud en deterioro llevaría a la desaparición física del amigo. Pero tú fuiste la bujía principal que hizo la chispa necesaria y contundente para que se diera esa reunión en casa de Óscar, con mediación de Rocío, su esposa.

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Y si hacemos cuenta y valoración del grupo que convocaste y reuniste en Monterrey para ir a platicar con nuestro indiscutible líder, se sintetiza en la conformación del mismo, compañeros de la Normal y de la Facultad de Filosofía y Letras. Y tú con ambas andanzas y experiencias, al igual que Óscar. Cada uno en la vida, como si fuera obra de teatro, tenemos distintos papeles y por lo tanto apariciones en el escenario, y el tuyo esos días de junio fue ser la pieza fundamental que ensambló al grupo. Y sabes estimado hermano y amigo, que he reflexionado cómo yo me sentiría si no hubiera asistido a esa tarde que fue una de las más importantes y humanas escenas de la película de nuestras vidas. Puede parecer una exageración, pero la imaginé como esa anécdota que platican sobre la parte final de Sócrates cuando ya condenado a muerte es visitado por sus amigos y alumnos.

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Y así, Rogelio, como vivimos nuestra etapa en la Normal Mainero, y en específico con el liderazgo de Óscar, con las anécdotas de su papá, Don Isaías, y los movimientos políticos que conllevó huelgas, y apoyo a huelgas de la Normal de Victoria, tú lo viviste al doble con todo el cúmulo de experiencias vividas en la Facultad de Filosofía y Letras. Así que tienes mucho que contarnos en las próximas reuniones en las que estemos.

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Te cuento que me arrepiento de no haber grabado la charla interminable de Óscar. La hubiera transcrito palabra a palabra tal y como la pronunció, y luego escribir un libro sobre esa memorable visita. Queda en los recuerdos de cada uno. Y yo lo tengo como pendiente reconstruir en un texto ese luminoso y muy sentido encuentro con Óscar Eligio.

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Mientras tanto a cuidar nuestra salud, que  la vida es bella (me gusta decir estee lugar común). Y me despido con las ganas de seguir escribiendo; permíteme terminar con la despedida que dictaba mi padre en las cartas para sus hermanos y hermanas de Guanajuato, que le escribían mis hermanos mayores: “mejor verte que escribirte”. Un abrazo fuerte, con mi admiración, agradecimiento y cariño. Lo que hemos vivido no es poco, mi amigo y hermano Rogelio.


De Antonio, en la ciudad de Villahermosa, Tabasco; diciembre de 2021. 



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