Me gusta manejar en carreteras (1)

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El viaje que hice por carretera rumbo a la frontera, en 2010 fue de mucha tensión. Ya de allí tomé la decisión de no hacer ese tipo de viaje. Hasta que se sintiera que bajaba la violencia.

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Me gusta manejar en carreteras. Salir una madrugada y recorrer cientos de kilómetros y llegar a un punto predeterminado. Siento libertad mientras escucho música de todo tipo. Y reflexiono sobre la inmortalidad del alma y del cangrejo.

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Previo a la salida le dedico varios días a que un mecánico revise el vehículo para tener mayor margen de seguridad. Principalmente su afinación mayor, revisión de frenos y suspensión. Lo mismo las luces, las llantas y el aire acondicionado.

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Principalmente los viajes por carretera que he hecho son de Villahermosa a Matamoros y viceversa. Y la mayoría de veces han sido por la carretera del Golfo. Cuando la situación de violencia del país 2008-2014 se agudizó dejé esa ruta y el viaje lo hice por avión o asimismo por carretera pero tomando la ruta por el centro del país.

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El último viaje que hice por esa ruta del Golfo previo a la decisión de no hacerlo más fue de verdadero terror. Y son imágenes del México violento. Y por supuesto, la paranoia que se crea al suceder algunas cosas y escuchar otras.

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De ida Villahermosa Matamoros, de Tampico rumbo a Matamoros, pasando Altamira y a excepción de Soto La Marina, como tres horas de carretera muy solitaria. Voltear a un lado y otro y puro huzache y nopales. Ni una alma.

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En Soto La Marina llegábamos a un restaurante de hotel de pueblo a desayunar. Estaba cerrado. Seguimos con hambre. Eran las 10 de la mañana y a seguirle. Se veían autos quemados y baleados a un lado y otro de la carretera. Varios, por no decir muchos.

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Con mucha hambre a eso de las 11 horas llegamos a un estaurant que en su publicidad ofrecían carnes asadas. Ni un comensal estaba, ni un sólo carro en el estacionamiento. Y nadie llegó mientras desayunabamos. Ni moscas había. Seria la cara de los meseros. Como si fuera un pueblo fantasma o permítanme la alusión, como si fuera un páramo, como si fuera Comala.

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Un mes antes habían matado a Tony Tormenta en el centro de la ciudad de Matamoros. La casa donde acabaron con él ya era muy visitada como sitio turístico. Paredes baleados y un hoyo grande a causa de una granada. En selfi y ese fondo detrás, las personas sonrientes.

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El asunto que me ocupa me sucedió de regreso. Los días que estuve en Matamors todo me pareció tranquilo. Inclusive caminaba yo en las madrugadas frescas de diciembre y no había quien me molestara. Ni malhechores ni la policía. Así que decidí comprar una camioneta americana. Y mi familia nos dividimos en dos para llevar a Villahermosa ambos vehículos. 

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Antes de llegar a Nuevo Padilla a la "nueva" camioneta se le rompió la doble tracción. Llegó el policía federal. Y nos dijo muy atento: "vayan despacito a Padilla y que un mecánico se la descative totalmente (la doble tracción) y así se la pueden llevar. (Continuará)