Santa Lucía, entra en mi vida, sin anunciarte

Cinco sentidos tenemos. Cinco cuidamos, como "la niña de los ojos". Con los cinco nos relacionamos con lo exterior. Al tenerlos en uso normal, no nos damos cuenta de su importancia. Solo hasta que perdemos uno o más de ellos. Y entonces sí, la vida nos cambia completamente. Nos sucede como con la energía eléctrica o el agua entubada de la casa. Como las tenemos en lo diario no la valoramos lo suficiente; cuando la suspenden (por falta de pago o reparaciones) nos damos cuenta de su importancia.

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Santa Lucía es una mártir, canonizada Santa. Por la cercanía de la palabra Lucía con Lux, se le relaciona como la benefactora de la vista, y por tanto protectora de los ciegos. Pero no solo de ellos, sino también de los pobres, de los niños enfermos, campesinos, electricistas, modistos, choferes, fotógrafos, afiladores, cristaleros, sastres, fontaneros y escritores.

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La historia da cuenta de ciegos famosos, que a pesar de la falta del sentido de la vista, desarrollaron sus actividades y quizá hasta las potenciaron por esa sensibilidad aumentada ante la falta de dicho sentido. No se puede saber a ciencia cierta al respecto. El hecho es que dejaron obra significativa para las nuevas generaciones. Y el ejemplo, por supuesto, de no doblegarse ante el destino.

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Uno de ellos es  Homero, el autor de La Iliada y La Odisea, obra magna de la poesía, cuya vida ronda entre la realidad y el mito, tanto de su origen, estancia en la vida, y aún más de si fue o no el autor total o parcial de la ya señalada La Iliada y La Odisea. Sobretodo porque no hay registros escritos de contemporáneos suyos en su andar por el mundo, algunas referencias de oídas de otros autores.

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Y aunque es un mito producto de la imaginación de Sofocles, en su obra "Edipo rey", contamos a este personaje entre ellos, quien se saca los ojos luego de enterarse que había matado a su padre y cohabitado con su madre, algo que le habían vaticinado desde el nacimiento por el oráculo de Delfos.  Y que hay ser hechos por venir en el destino, sus padres trataron de evitarlo, y no pudieron. 

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Doña Hellen Keller, siendo sorda y ciega se pensaba que no podría hacer mucho en su vida.  Alabama, Usa, 1880-Connecticut, Usa, 1968. Fue escritora, oradora y activista. Perdió esos dos sentidos a la edad de 19 meses, a causa de una enfermedad cerebral. Sin embargo se sobrepuso contra todo pronóstico, gracias a la educación especial oportuna que recibió de Anne Sullivan. De hecho hay varias películas sobre ella, siendo una El milagro de Anne (The Miracle worker, 1962). Sobretodo la importante lección que nos deja de salir adelante a pesar de sus circunstancias.

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Sobretodo porque si bien es cierto que algunas personas tienen la falta de esos sentidos desde el nacimiento o en los pocos años, también es cierto que esa discapacidad puede ser adquirida a través de accidentes, de los que nadie está exentos .

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Otros de los ciegos muy conocidos y famosos por su trabajo son Andrea Bocelli y José Feliciano, cantantes; y Ray Charles y Steve Wonder, músicos-cantantes. Cada uno de ellos con una historia distinta, no exenta de dificultades, a las cuales se sobrepusieron con empeño, sacrificios y disciplina. Cuando tenga una oportunidad de leer sobre ellos o ver películas y documentales, aprenderemos lo que son realmente las verdaderas dificultades de la vida.

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Al respecto dice Zigmunt Bawman que la ceguera moral es la peor, porque viendo no se ve. Y lo que es peor: este tipo de ceguera conduce a la indiferencia hacia el sufrimiento de los demás.

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Y volviendo a la Santa Lucía. Sufrió lo indecible por su acendrado ristianismo, que en esas épocas quienes lo profesaban eran perseguidos y asesinados. En el caso de ella hay varias versiones sobre las torturas que le infringieron. Desde sacarle los ojos, golpearla, decapitarla, etc. Solo porque nunca se doblegó ante el poder.

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Solo que hay que alegrarnos con música y canciones hoy. Miguel Riós convirtió en éxito la canción Santa Lucía. Aquí un breve fragmento: "Dame una cita, vamos al parque/ Entra en mi vida, sin anunciarte/Abre las puertas y cierra los ojos/ Vamos a vernos, poquito a poco/ Dame tus manos, siente la mías/Como dos ciegos, Santa Lucía..."


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