¿Te has detenido a observar?

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"No existe la juventud, porque no tienes conciencia de ella, y cuando te das cuenta que la tenías es porque ya pasó". Así me dijo una amiga maestras que teníamos 42 años de no vernos y nos vimos el viernes pasado. Se me hizo drástico y duro el comentario. Andamos ya arribita de los 60.

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“¿Te has detenido a pensar en el paso del tiempo?”, me pregunto frente al espejo. El caso es que casi todo lo pensamos en pasado, porque el presente está pasando, andamos ocupados,  y es tan frenético, que al momento que lo pensamos ya es pasado.   

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Uno de niño quiere ser grande. Porque en esa etapa vislumbramos un futuro en el que vamos a tener la libertad de hacer lo que queramos: desvelarnos, dormir en en otra casa, hacer el amor y cosas así. Por supuesto que miramos a los adultos con su barba, el cigarro con bocanadas de humo y alegres y platicando motivados por alguna cerveza, y bailando polkas o baladas bien pegaditas. Y hacia allá queremos estar, en ese tiempo al que consideramos ideal.

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Los tiempos ideales son los de los desafíos y retos. Porque la inteligencia personal se pone en juego para descifrar las claves que nos imponen dichas tareas. Desde algunas muy sencillas, hasta algunas más difíciles. Cada uno tenemos nuestras propias experiencias al respecto. Como decir cada quien tiene su propio modo de "sacudirse las pulgas", y cada quien "habla como le va en la feria". De niños los retos son los juegos. De grandes, los retos son la existencia misma

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Algunos retos y desafíos son físicos, como decir el brincar y sortear un obstáculo, aprender a caminar, practicar, lo que incluye caídas y llanto, literal y metafóricamente. Otros son como aprender lo de la escuela. Otros aprender a no pelear. Dominar las emociones. No decir imprudencias en las pláticas. Otros más, aprender a relacionarse con personas del sexo contrario. No tratar de controlar a los otros. Y muchas otras más. Ya de adultos resolver asuntos de independencia personal, como alimentación, casa, ropa, diversiones. 

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El caso es que el tiempo pasa, lento, sin pausa, y es como una máquina invisible, trituradora, que poco a poco acaba contigo. Nuestros bisabuelos y abuelos fueron niños y jóvenes. amaron y desamaron, se reprodujeron, y en declive añoraron el pasado contándonos que todo tiempo pasado fue mejor y repitiéndonos cosas, hasta que asistimos a su velorio y entierro. Un nombre con feha de nacimiento y muerte es todo lo que queda. Si hay bienes, quizá haya pleito en los descendientes. En dos metros de tierra se resolvió todo.

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Cuando tenía 15 años el maestro de música de secundaria cumplió 30. Y cuando nos lo dijo, todos en el grupo nos burlamos con una exclamación de "uhhh!". Como decir: ya muy viejo. Y Él se rió y nos dijo: "ustedes tienen 15 años. Se van acordar dentro de 15 años más cuando tengan 30, los que yo tengo ahora, y van a recordar lo que tardaron en llegar a esa edad, y se van a dar cuenta que pasó muy rápido". Y cierto. Ya no solo tenemos esos, sino andamos en los 60 (y más). Y tan rápido y vertiginoso todo.

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Entonces te das cuenta que de pronto ya estamos nuevamente en diciembre, y andamos con las compras consumistas para la Navidad y año nuevo con sus propósitos. Comemos doce uvas para doce deseos. Nos concentramos pidiendo a Dios que se nos cumplan. Y luego vien el Día del amor y la amistad. La Semana Santa con visita a iglesias y playas, luego los aguaceros de mayo con sus puentes, las vacaciones de verano, el nuevo inicio de clases, los días de muertos. (mi cumpleaños el 13, y ya 62 han pasado). Y de pronto ya estamos diciendo: “ya casi en diciembre”. Y pum. Ya en diciembre. Otra vez.

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¿Te has detenido a pensar lo que es la existencia? ¿La existencia humana? ¿Nuestro paso por la vida que es efímero y fugaz? Y en consecuencia de este pensar se da uno cuenta que no vale la pena desperdiciarlo en llanto, odio, celos, conflictos, gritos, pleitos, envidias, etc.  Y que la vida siendo única la debemos aprovechar en lo posible en aprendizajes, bienestar, sonrisas, felicidad, observar la naturaleza, amistad y amor, paz. Algo así.

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Ahora por ejemplo que estamos viviendo en pandemia Covid ya casi dos años. Y que muchas familias perdieron un familiar o más, o algún amigo. Entonces es conveniente reflexionar sobre cómo valorar nuestra salud, las relaciones de familia, amistad, amor. Y pasársela más chévere. Y claro que muchas personas tienen problemas económicos, o no tienen empleo y lo buscan. Sube el gas y los alimentos básicos. Mas es necesario partir exactamente desde el punto del agradecimiento por tener vida y salud. Lo que se fue habría de irse, bien ido, para dar paso a lo que llegará y darle la bienvenida.







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