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Amigas: Verónica

Ayer vi a la poeta Verónica. Yo iba de salida del café La Antigua, de la calle Lerdo, en Villahermosa,  y ella llegaba. Me dijo Pedro: por aquí anda Vero. Preguntó por ti: ¿Y el profe? Ella vive en México. La conocí en el taller literario. Llegaba de manera regular. Y siempre o casi siempre, con texto. Afable en el trato. Escuchaba los comentarios.Y hacía sus anotaciones. Nunca alguna defensa de sus poemas. "El texto se defiende solo o no". Esa es la idea. Luego se fue de Villahermosa. Ocasionalmente nos saludamos por internet. Y quienes venían del DF, nos comentaban de ella. Y le mandábamos saludos, abrazos. Ayer la vi. Y nos abrazamos, fuerte. Y me dijo palabras que guardo como polvo de oro. Cuento que una vez quisieron arrebatarle un premio literario. En justicia no lo permitimos. No solo yo. Varios.  La poesía, Verónica, la vida. Verónica Sánchez Marín. Un abrazo y siempre esa manera digna y sencilla de vivir. Estrella.

Libros: Principios fundamentales de filosofía

Hundirnos en el mar. Eran ideas como imágenes, como decir mar de ideas. Eramos jóvenes. bajo un árbol. Entre seis y ocho adolescentes con sueños rosa y amarillos. teníamos un tesoro en un libro. Teníamos más. Pero era el Principios fundamentales de Filosofía, de George Politzer, el que nos alentaba en las palabras para el vuelo. Nombrar a uno de los que llegaban, sería nombrar a más hasta olvidar, imprudente, a otros. Los que llegaban saben quienes éramos. Nos tendíamos sobre un pasto verde en la Colonia Jardín. Residencial. Bajo un sauce llorón. ¿O era nogal? Y había risa con sueños de futuro. Y limonada. Leíamos un capítulo, o solo un párrafo. Y cada quien lo comentábamos como ejercicio para comprender. Eran asuntos de capital importancia. Lo siguen siendo: el origen del universo. La vida. Lo material e inmaterial. La ganancia. Y luego, claro, cantábamos la canción del porvenir. Nos seguimos saludando en la distancia. Seguimos intercambiando palabras y sueños. Compartiendo la memoria

Amigos: Ana

Nunca hablé con Ana Arroyo en el grupo de la escuela Normal. Estuvimos en el mismo grupo. Un grupo numeroso como de 70, todos amontonados. Ana es alta. Lo era. Y yo la miraba en el día a día. Pero nunca cruzamos palabra. Si acaso algún impersonal con permiso. Un gracias. Tal vez.  Un día un compañero me reclamó un no sé qué, no sé cuándo, ni por qué. En relación a ella.  No lo comentamos. Una noche, Sergio Hugo, de Reynosa, me dijo: te acompaño a la salida, porque te quieren golpear.  Muchos años después, luego por aquí, en internet nos saludamos un día, como suele suceder. Ana dejó fluir sus palabras. Palabras de maestra. Y en el mismo lenguaje seguimos platicando. En ocasiones el saludo. El cómo estás. Y ella escribe textos sobre el aula, los niños. Y buenos textos. Compartimos la palabra. El sueño de condiciones escuelas mejor. Para los niños. Y tiene mi aprecio. Tenga salud, siempre. Y a reír, Anita. La vida permite dejemos constancia de nuestro transitar. Un abrazo. Y dice la fórm

Mi agradecimiento

Gracias a ti. A todos. Al agua, al viento. A muchos que con la sonrisa o palabra me dieron y dan impulso. Un guiño. O dos. Un saludo fuerte, fraterno, con gusto. Gracias a quienes me alertaron. Alentaron. A quienes encajaron la espina. A quienes obsequiaron la flor. A quienes pasaron su brazo por mi hombro. Gracias a la luz y oscuridad, para saber la diferencia. A esa imagen de la luna, a la de las nubes. A las notas musicales en su infinita combinación, como el ajedrez. Gracias al paso de baile que vi. Y mis pies moví desde la mesa, absorto. Al arcoiris. Al libro, sí. Al disco, también. Gracias al boleto para viajar. A la invitación. Al rosal. Gracias al crepúsculo. A la lluvia. A la palabra saltarina. Gracias al tiempo a quien trato de asir y se va. A la historia de lo inmediato, que fue y será. Al café que compartí. Al sueño que construí. Al vaso de agua simple. Al poeta. Al pintor. Al actor. A los de la risa. Al mago y faquir. A la sima, la cima. Al astrónomo. Al cocinero. Al canta

Balance

Una rosa blanca, una seca flor. Una nube de algodón. La espera en el andén. Barajan las cartas del porvenir. Y yo me instalo en el presente. Vi casos de personas  perdidas. Una avioneta dio piruetas en el aire. Al final cayó. Alcatraces con rubor. La niebla de la mañana. Luego ese sol fenomenal. De mañanita el saludo. Y un buen arreglo para el bien iniciar. Y un perro en su  ladrido. Otro más. Y la nostalgia por el más.Yo aparezco disfrazado de duende. E imploro perdón, por algo que no cometí. Un té en el balance. Otro té. Y aparece la sonrisa pura. Y un boleto para el tren., por eso del último andén.  Buen intento de balance, entre lo menos y lo mejor. Y yo en lo mejor te recuerdo. Y en lo peor, no estás. Es un juego de palabras. Es una manera de echar a la mesa los dados. Para ver lo que será 2015. Si el 2014 se va.

Mis libros: Cantos, de Ezra Pound

Lo he leído poco.  Donde abro su libro encuentro materia para detenerme y reflexionar en cualquier verso. Son los poemas de Ezra Pound en su libro Cantos. Tiene una fuerza del todo. No especuló. Es rotundo.  Sus afirmaciones comprenden una vastedad que abarca el universo en su historia desde el origen al presente. Yo sólo quise construir otra civilización. afirma, humilde. Ni más ni menos. Otro loco al que se le sigue y admira. No son tratados de filosofía. Es poesía. Ejemplo:  Cantar CXX He intentado escribir el Paraíso. No os mováis. Dejad hablar al viento ese es el Paraíso. Que los dioses olviden lo que he realizado. A aquellos a quienes amo, perdonen lo que he realizado. En lo poco y efímero que escribo le debo mucho. Cuando escribí lo de La Usura, es con base en uno de sus poemas donde ilustra el capitalismo salvaje en algunos cuantos versos. Rotundo:  Usura mata al niño en el útero   No deja que el joven corteje  Ha llevado la sequedad hasta la cama, y yace  entre la jo

Amigas: Juany K

Kunahagel de apellido. Vivía Juana María en el centro de la ciudad. Era la más pequeña de sus hermanos. Siempre fue alegre. Y estuvimos en el mismo grupo de trabajo escolar. Por las condiciones de su casa las tareas se hacían casi siempre allí. Y su señora madre siempre muy atenta, con bocadillos, desayunos, comidas o meriendas, según fuera la hora. Juany era discreta. No se metía en otros asuntos de la escuela que no fueran estrictamente de las materias. Sus hermanos la cuidaban mucho, lo normal en las familias unidas. Y muchas de las fiestas del grupo también se hicieron en su casa. Al final cuando se iban todos nos quedábamos platicando hasta medianoche su madre,  Juany y yo. Cuando salimos supe que se fue al Estado de México juntó con su inseparable amiga. Isabel. Luego más no supe de ella, no se. Cuando a mi me tocó partir de Matamoros, llegaron algunas personas a despedirme. Mis familiares. Y los padres y la hermana de Juana María. Su padre me deslizó en mi manó un billete para m

amigas: Isabel

Parecía qué no dormía, además de incansable. Un turno en la maquinadora. Otro en nuestra escuela Normal. Más el tiempo para las tareas. Como que sus días eran de como 30 horas. Andaba de prisa por las actividades y sonreía. La primera clase -a las tres de la tarde- por lo regular la perdía, o llegaba tarde. Pero siempre cumplía con los pendientes de tareas.  Una vez en la biblioteca me mostró un libro de Neruda, Ni recuerdo cual, de poesía. Léelo, me invitó. Y formábamos el mismo equipo. Con Juany, Letty Joel Así que le alcanzaba el tiempo para llegar a cumplir con los compromisos de tarea. Cuando la salida de la escuela se fue al Estado de México. Luego consiguió su cambio a Soto La Marina Tamaulipas. Después a nuestro Matamoros querido. Y sus triunfos por el e mpeño y dedicación se tradujeron en ascensos, a la fecha Jefa de sector de primarias. Una vez recuerda Alfredo, él y yo nos encontramos en Ciudad Victoria, cuando el verano del 80. Y lo llevé a donde estaba Isabel. Pero esa es

Mis libros: Crimen y castigo

Me hice amigo de Raskolnikov. Éramos compañeros en quintó grado de la escuela. A mi su nombre me sonaba a rascar. Y él me decía simplemente Toño. Le gustaban las clases de matemáticas. Y a mi las de español. Y su padre, un chofer de camión, cuando nos veía nos decía los muchachos carambazo. Luego ya en mi escuela Normal, dónde inicie el camino de la lectura por gusto supe que Raskolnikov era el nombre del personaje principal de la novela rusa Crimen y Castigo, de Fiodor Dostoyevski.  Y luego al leerla y saber de otros títulos de este y otros autores rusos, relacioné la novela. Los hermanos Karamasov con la expresión que nos decía su padre al vernos Los muchachos Carambazo. La novela editada en Moscú por Editorial Progreso, en dos tomos, con pastas duras, muy buena traducción al español y también con ilustraciones excelentes donde la mirada de la usurera quedó bien expresada en las líneas. Y la pobreza del personaje se trasluce. Al final todo tiene la explicación del crimen cometido, l

Mis libros: El profeta armado y desarmado

Cuando estudiantes nos reuníamos en la casa de Oscar Eligio. Por la 16 y Matamoros con Abasolo, o algo así. Era una casa de madera ya en sus años. Allí se escucharon las mejores pláticas sobre el futuro y nuestros pasos. Allí se cantó y se compartió el pan y la sal con abrazos de feliz navidad y próspero año. Yo realmente llegaba poco. Y cuando nos fuimos a trabajar de maestros esperábamos las vacaciones y volvíamos a reunirnos. En una de esas reuniones Oscar Eligio me regaló un casete grabado con el nuevo disco de Serrat,1984, En Tránsito. Y nos dijo: "tomen los libros que quieran, llévenselos a su casa, a sus trabajos". No nos lo dijo dos veces. Yo tomé El profeta armado y El profeta desarmado, de Isaac Deutcher. Esos dos forman parte de una trilogía biográfica sobre la vida luminosa y trágica de León Trostsky. Los leí rápido, me metí en todas esas andanzas del ruso a quien apodaban "Pluma", creador del ejército rojo, e ideólogo de un mundo mejor. Pudo suceder a L

Amigos: Roberto Martínez

Compañeros de escuela. De pocas palabras ambos, pero las suficientes para comunicarnos. A veces en el receso nos quedábamos en el salón de clases. A veces salíamos a ver alrededor del salón. Digo, cuando coincidíamos, porque andábamos también con nuestros amigos cercanos. Él en el fútbol. Y recuerdo dos o tres tiros de basquetbol desde lejos, de los de tres puntos. Yo en la rondalla, o el periódico El Opositor, que hacíamos con Raúl Paredes (¿dónde andas Raúl?). Pero coincidíamos. Y era también en la penuria de los bolsillos vacíos. Regular de estatura, ni alto ni bajito. A veces juntábamos nuestros céntimos y comprábamos un gansito cada quien. O dos tacos de harina y compartíamos con un solo refresco. Siempre tuvo un gran corazón. Una sencillez que tienen los grandes seres humanos. Y su don de buena gente la profesa con admirabilidad. Yo me quité de Matamoros y nunca lo vi. Hasta que me animé a llegar a las reuniones de grupo, apenas hace dos años. Y me di cuenta que había desarrollad

Amigos: Isidro Osorio

Chilo Osorio tiene un corazón como de pan. Es moreno por su trabajo en el campo, por el sol. Y liderea para bien una parte de su comunidad en el Ejido chicozapote, Nacajuca, Tabasco. Sonríe al escuchar y sonríe al platicar, ufano de su sencillez como filosofía de vida. Es generoso, da lo que no tiene. Lo he visto descalso caminar por su casa. Y nos damos un abrazo de hermanos. Me cuenta de la historia reciente de su pueblo, de cuando llegó por primera vez "el licenciado Obrador". Y platica también de la tierra comunitaria y los intentos que han hecho otros por dividirla: "No, esa no se divide, ¿para qué? ¿para que la vendan luego? Nooo! Así les digo, maestro; es para cuando lleguen obras como centro de salud, biblioteca, otras escuelas y parque recreativo," Así lo dice desde hace muchos años, con su visión de futuro, y ya hay frutos.  Arboledas, escuelas y otros. Hace años que no lo veo. Fue regidor electo hace años. Y dijo que no iba a tomar posesión por el fraude

Mis libros: Carta a D

Caminaba por esas tiendas departamentales gigantes, donde miles de objetos llaman a la vista, con modelos atractivas. Y cuando paso por el área de libros es entonces que miro, como si estuviera solo, un libro pequeño de nombre carta a D, del filósofo polaco André Gorz. Como me mueve el género epistolario, como va con una letra, el a... imagino que pudiera contener una carta amorosa y efectivamente eso es: una carta a la mujer amada. Me acercó por efec to del imán. Lo tomo amorosamente en mis manos, aunque sé que toda decepción al respecto es factible. Y leo la cuarta de cubierta. En ella el autor condensa la dirección y objeto de su escrito epistolario. Su inmenso amor por su pareja, y lo refiere de esta manera: "Acabas de cumplir 82 años. Has encogido seis centímetros, no pesas más de 45 kilos y sigues siendo bella, elegante y deseable. Hace 58 años que vivimos juntos y te amo más que nunca". Y más que suficiente para que yo lo adquiriera. Lo leí de una sola sentada. Y me ma

Mis libros: El libro vacío

¿Que me mueve a escribir entre mis libros el de la tabasqueña Josefina Vicens (Villahermosa, Tab, 1911 – México DF. Noviembre 22, 1988)    El juego del nombre. Como para no escribir nada y dejarlo así: El libro vacío. Solamente. Fanfarrón de la nada. Juego fallido el mío. La novela  fue una revelación en su momento, aclamada por el entonces joven Octavio Paz. Trata de José, hombre sencillo, que decide discipliarse en la escritura, y compra dos cuadernos. En el primero escribirá borradores, y la corregidos los textos, los irá pasando al segundo. Por supuesto, cuenta detalles de su diario vivir, las peripecias del día, la rutina de su trabajo y su sueño de ser gran escritor. Y el segundo cuaderno nunca recibe el texto corregido, porque aparte de eso borra mucho en el primero, que sería en todo caso la sustancia vital para dar la existencia al segundo. Lo leí hace como veinte años, en una edición de Lecturas mexicanas, esa colección mítica del Fondo de Cultura Económica. Luego en Tabasco

Amigos: Joel Valle

Alto, fuerte, noble roble. Joel Valle, de Valle Hermoso. Estudiamos en el mismo grupo C de la escuela Normal. Puede parecer raro que poco platicamos en el grupo. Cada quien andábamos en equipos distintos. Y luego coincidimos con Isabel García, Letty Salazar y Juany Kunhagel. Entonces caminábamos de un lado a otro. Le decíamos El Compa, porque así llamaba él a todos los compañeros: "Oye, Compa..." Luego coincidimos también con la guitarra. Y nos poníamos a tocar en dueto en cualquier lugar de la escuela. También llegaba de su pueblo a mi casa en la Treviño, callejón 6, barrio bravo. Y cantábamos. Era nuestro cuarto año, el último de la Normal, y entonces había dos o tres canciones que las echábamos de golpe, y yo de un leve dolor que sentía en el pecho, exactamente en el corazón. "Desde que tú te a lejaste, me haaace falta tu sentir, es imponsiii bleol vidarte, porque te llevo en mi mente" y "Gracias, te agradezco tu mentir por haberme hecho sentir, que me amas,

Mis libros: La princesa del palacio de hierro

Viene conmigo de hace años. Ajado y amarillento. Atrapado, seguro, en una librería de viejo. El puro nombre atrae con los dos elementos: princesa y palacio. Sin leerlo uno se hace conjeturas sobre el contenido. Y en la portada una magnífica flaca desnuda, con curvas sugerentes, acostada, y una expresión de suficiencia, satisfecha, en el rostro. Retrato original de Francisco Corzas. El autor de la novela es Gustavo Sáinz. El título: La princesa del Palacio de hierro.  Editorial Océano  México 1985. Y abre con monólogo de muchacha de las que aparentan ser de sociedad, o siéndolo es de las que hablan y hablan por los codos como una parodia de cierto tipo de jóvenes sin rumbo ni beneficio y que crecen con todas las oportunidades de la vida, cuando menos en lo económico.  Nice, fresa, naif. El calificativo que se le quiera poner a este personaje, que sus complejos y minusvalía, los balancea con una expresión permanente como máquina de hablar sin ton ni son. Fresco en el monólogo, el autor l

Mis amigos: Joel Zúñiga

A carcajada suelta la plática siempre. Con la anécdota o el chascarrillo. Así es Joel Zúñiga Castillo, oriundo de La Peña, Tamaulipas. Lo conocí en la Normal 1977. Declamador y orador. No había concurso de la escuela donde estudiamos, en el que no apareciera su nombre como participante y luego en los primeros lugares. Fogoso en la palabra. Entrón en la chamba. Uno de los artífices del triunfo de la planilla Verde sobre la Negra que tenía más de 25 años ganando las elecciones para la sociedad de alumnos. Llegaba a la casa en el barrio bravo del callejón 6 para platicar y ensayar al ritmo de la tarde o la noche. A eso de las 11 de la noche retumbaba su voz de orador entre el caserío, un trueno juvenil para derribar muros de indiferencia. Y cuando nos hemos reunido, que han sido pocas veces a la fecha, saltan las anécdotas de esos tiempos. La imagen esa donde queda su mano de orador detenida para recibir el flashazo que no aparecía de mi cámara en los juegos internormales de Cd. Madero. &

Mis libros: 7 Tragedias de Sófocles

Editorial Porrúa tiene desde hace muchos años la colección "Sepan cuántos..." Y como incipientes lectores buscamos entre sus tantos títulos algunos que nos llamaran la atención. Porque además han sido económicos. Y cómo no ser atraído por ese título de tragedias, donde se anticipa dolor, llanto, sangre, horror, muerte. Y más cuando vienen desde esa cultura donde nace la civilización como tal. Se les llama clásicos por la razón que permanecen inmanentes en el tiempo. Imán para ser mejores. Es un libro amarillo que conservo. Y sus hojas viejas. Me metí y he metido muchas veces en él. Allí mis ojos siguieron las imágenes en palabras. Sobre todo con Edipo rey. Y seguimos paso a paso lo inescrutable del destino. Al nacer el niño, lo llevan ante el oráculo de Delfos: "este niño matará a su padre y cohabitará con su madre". Horror. Ante esto sus padres deciden burlar al inevitable destino. Y por supuesto no lo logran. Me acompaña aún el libro, adquirido hace como 30 años.

Amigos: Carolina Cisneros

Vi a Medea. Fue hace años. Llegué a Matamoros y hablé por teléfono a su casa. "Está en Soriana. Presentan una obra. Ella participa allí". Llegué. Vi la obra. Hubo sangre. Nota roja en teatro, obra de Eurípides.  Y al final nos abrazamos, luego de varios años de no vernos. Estudiamos la Normal. Yo dos años antes. No había timidez más grande en una muchacha. Dedicada en sus estudios en ese tiempo como ahora en su trabajo poniendo alas a los alumnos. Y su vida en el teatro le llevó a recibir el premio de las artes de Tamaulipas hace algunos pocos años. Merece eso y más. No se siente estrella. Lo es. Su vida ha pasado en los ensayos, el escenario y el aula. Recuerdo una vez cuando junto a las escaleras de la Normal, uno de los maestros le dice: Caro, tienes una mirada (u ojos, algo así) como las modelos en las pinturas del Renacimiento. La acabo de ver en fotografías donde ensaya pastorela en una escuela. Activa siempre. Inteligente siempre. Hemos platicado muy poco en las último

Mis amigos: Cristóbal

Muchas travesías durante los cuatro años de Normal con Cristóbal Maldonado. Amigo y hermano. Desde el inicio de esa etapa tocamos la guitarra en la rondalla. Y como vivíamos por el mismo rumbo, a la salida me echaba el rait en una camioneta antigua GMC, amarilla, o en el carro  Dodge Coronet. Y platicábamos de todo, sobre todo en las alegrías y tristezas de los primeros roces románticos. Era y sigue siendo beisbolista, lo mismo que su padre y hermanos. Por eso era siempre fuerte y ágil. Además destacado como sano y alegre, solidario, leal. Estuvo en la selección de volibol. Y éramos inseparables en las serenatas especiales o en las de rutina: 14 de febrero, del amor y la amistad; 10 y 15 de mayo, de madres y maestros. Y las especiales por los glamurosos romances o pretendidas amgas. De alma noble, y con disciplina en su hacer. Y siempre sonriente. Lo veo ahora feliz y haciendo lo que le gusta: el deporte y la rondalla. Cuando nos vemos nos abrazamos fuerte. Y compartimos pan y sal. Rec

Mis libros: Jacques y su amo

Diría Jacques: ya estaba escrito que el profe Calvillo escribiría sobre este libro. Es el fatalista. Una novela de Diderot que me encontré en alguna libreria. Y la volví a comprar en otra ocasión como Santiago El Fatalista. Ya estaba escrito que la volvería a comprar. Desde la primera página el autor francés, de los enciclopedistas, muestra un subterfugio en el estilo que no lo abandonará, al menos en ella: interactúa con el lector. Le dice: ¿crees que seguirá de esta manera? Pues no, te la cambio por esta otra.  Jacques (o Santiago) va con su amo en un camino. En el diálogo, el sirviente simpre tiene como bastón de apoyo, la expresión: ya estaba escrito que esto sucediera. Y va enlazando los hechos de tal manera que en su lógica relaciona algo tan disparatado y lejano con hechos de ese momento que va entreteniendo a su amo. "La guerra tiene la culpa que yo me enamorara", le dice a su amo. "¿La guerra?", responde sorprendido el amo. "Sí, es que pasaron los sold

Felicidades a ti

A ti, felicidades. Feliz navidad: A ti que me escuchaste en mis tribulaciones y en mis alegrías. Que me levantaste en la caída. Que me saludaste con fuerza, con gusto, y me abrazaste. Que me hiciste caminar tres o dos centímetros por sobre el suelo. A ti que le has puesto un me gusta a lo que escribo o a la fotografía que subo. O que has querido ponerle pero te has detenido. A ti que me has leído y subes mi texto a tu muro también para compartirlo. A ti que has caminado junto a mi. A ti que me has dicho palabras para motivarme. A ti que has comentado y has a veces corregido (aunque no me guste). Que me has dado en prenda un regalito sin precio, pero con valor. A ti que hemos compartido sueños, no sueño. Que hemos caminado y no caminado. Que has soportado mis sombras. Y no te impacta la poca luz con la que me alumbro. A ti que tienes la mirada limpia a pesar de todo. A ti que te indignan las injusticias. Que piensas cómo hacerle para poner el grano de arena en las soluciones. Que valor

Mis libros: El Llano en llamas

Juan Rulfo siempre ha estado. Siempre estará. Traducido a más de cincuenta idiomas, su Pedro Páramo y El llano en llamas, representan cumbres de la literatura española. Obra breve y grande. Sin desperdicio. El que ha viajado conmigo en autobuses y en escuelas, ha sido, principalmente, El llano en llamas, sus cuentos. Lo he tenido y tengo en varias ediciones. Lo dejé en escuelas. Lo volvía adquirir. Solo El llano. Y aveces en ediciones que lo contiene con pedro Páramo, como ese que acabo de comprar en Tuxtepec, Oaxaca, cuando la fiesta de los escritores del año 2013. Vienen allí prólogos de Cortázar, García Márquez y una escritora norteamericana que ahorita no recuerdo bien. Leí muchas veces en los grupos Macario, Diles que no me maten, y otros. Lo descubrí tarde ya, cuando mi escuela Normal. Un maestro de español, Víctor M. López, lo recomendó con estas palabras: "ustedes, hijos de obreros y campesinos,  que van a trabajar en el medio rural, compren el libro El llano en llamas, de

Amigos: Mario Martínez

Alto, flaco, ágil. Así era Mario Martínez: un deportista ejemplar y excelente amigo. También buen estudiante. Volaba, encestaba, corría, soñaba. Eramos cercanos, como lo son todos los del grupo en la Normal. Y cuando había eventos deportivos, formaba los equipos. Y a veces me tocaba estar de público. Y a veces para completar. Y Mario siempre de capitán en el grupo. Y como parte importante en la selección de basquetbol, de volibol y en atletismo. A veces caminamos juntos por la avenida Sandino. Hasta que una vez le dije: Mario, yo quiero estar en una selección deportiva. Pues a entrenar, me dice. te espero a las 5 de la mañana en mi casa. Y de allí nos vamos al estadio. Y por meses lo seguí, cuanto podía, entre la neblina y árboles de un campito junto al pedazo de estadio que tiene Matamoros. Y luego pasábamos por su casa y me invitaba desayuno. Y así anduvimos hasta que vinieron las pruebas preselectivas y luego las finales para que los ganadores quedaran en la selección de atletismo.

Amigos: Bogar

Delgado siempre. Y una sonrisa como enigma. De corazón noble, pensamiento agudo. Crecimos en el mismo barrio bravo, entre piedras y oscuridades. La Treviño Zapata. Nuestros hermanos mayores eran amigos. Nosotros hasta la escuela normal, aunque coincidimos en la misma secundaria, en grupos distintos. Y en la primaria en turno distinto. Nos veíamos y reconocíamos, pero cada quien con sus amigos. Ahora platicamos de la ceremonia del fin de cursos de la secundaria. De detalles que me acuerdo. Él tiene otros, muy distintos. Donde sí coincidimos a plenitud fue en la escuela Normal. tenáimos la misma ruta de caminar a la salida de la escuela rumbo a casa. poco a poco nos fuimos identificando y coincidiendo. Eran las ideas de comprender la situación de pobreza, de nuestros barrios broncos. Y empezamos a intercambiar libros. Rius para Principiantes. y otros, de seguro. Llegaba a mi casa junto con Joel Zúñiga. Y formamos parte de la misma planilla verde esperanza. Por acá anduvo en Tabasco y gan

Mis libros: Metamorfosis

Amanece Gregorio Samsa convertido en un escarabajo. A partir de este inicio mentiroso, se establece una complicidad con el lector inteligente que decide seguir al autor en la aventura de la composición literaria. A lo mejor para saber la razón de esa transformación, o para saber qué sucede después. ¿Su autor? Franz Kafka, el infaltable. Y de él Metamorfosis, la novela corta que es todo un clásico. Lo cierto es que el ser humano es bien visto por sus cercanos y la sociedad en general en tanto tiene la capacidad de proveer lo más posible para los gastos de rutina en la casa y familia. Este libro trata de eso. Ese ejemplar que tuve por primera vez era de Editores Unidos Mexicanos. Me fue obsequiado por Ena y Bocho, condiscípulos de la escuela normal, en un acompañamiento que me hicieron en la central de autobuses de H. Matamoros, cuando iba rumbo a Tabasco, lugar de mi trabajo. Guardo esa imagen de ellos, aparte de las pláticas interminables. Y de un disco de Serrat que me habían regalado

Mis libros: Registro de causantes

Lo tengo desde hace varios años. Me llegó como llegan muchos. En paquetes de regalo. O en estantes como amor a primera mirada. Registro de causantes, de Daniel Sada Villarreal (Mexicali, Baja California, 25 de febrero de 1953 - México DF, 18 de noviembre de 2011). Allí estuvo en mi estante, sin hacer ruido, resignado a estar en mi pensamiento en el preciso momento. Un mal día sucedió la muerte de Sada. Luego de sus dolencias, finalmente suced ió, para pesar de muchos. Yo no había leído nada de él, mas leí la nota en la versión digital del Diario la Jornada: murió el poeta Daniel Sada. "Error" del redactor, me dije, con suficiencia: es narrador. Y busqué en internet mayores datos. Encontré algunos cuentos y los leí. Y supe que se le dice poeta por la belleza suprema de su prosa. Esta tiene un ritmo de vértigo. Y además muchas construcciones de sus párrafos, están elaborados en enunciados de ocho sílabas: ¡Cuántas dichosas mentiras/ -qué telarañas ni eso-/ ¡cuántas invenciones

Amigos: Mario

De San Fernando, Tamaulipas, Mario Guajardo Lerma, ahora maestro jubilado. Estudiamos juntos la escuela normal, generación 75-79, en H. Matamoros. Tenaz y leal. Aguerrido. En los recesos nos íbamos a la cancha de basquetbol a las retas de tres, y a veces uno a uno. Y allí nos enfrascamos siempre en la búsqueda del balón y del enceste. No soltaba prenda. Tenía más entusiasmo que conocimiento, pero era de lucha, una tenacidad a toda prueba, y unas uñas firmes que mis brazos resentían. Al final ganaba a veces él, a veces yo, y nos íbamos a la cafetería a tomar café calientito o refresco según la temporada. Hace año y medio lo vi. Estaba yo invitado en casa de Juan José, maestro y cantante,  (otro de San Fernando). Había carnitas y limonada. Eran como las 8 de la noche. Mario es vecino de Juanjo. Y llaman a su casa para que viniera. "No está, fue al oxxo, no debe tardar", respondió una voz femenina. A los pocos minutos llegó. Yo me cubrí la cara recostándola en la mesa. "Mar

Mis libros: Epigramas

Entre algunos que siempre tengo, ha destacado el libro Epigramas, del poeta místico aguerrido Ernesto Cardenal. El ejemplar es bello. Rojo. Cuadrado. Editado por Siglo 21. En él vienen, en versión del nicaragüense, los famosísimos poemas del latino Catulo; y la Oración por Marilyn Monroe. Inspiradores y cómplices estos poemas, que halagan al más frío corazón de hielo, que quiebran al corazón de roca. Siempre los leí y los releo en  su sencillez y en lo directo. "Al perderte yo a tí, tú y yo hemos perdido: yo, porque tú eras lo que yo más amaba y tú porque yo era el que te amaba más., pero de nosotros dos...". Sensibles y didácticos los textos, y además breves, me permite utilizarlos de memoria para la ocasión que se necesita. Una vez en la Universidad Tecnológica del Usumacinta (UTU) de Emiliano Zapata, al finalizar la presentación de mi libro, un alumno preguntó: "¿escribir poemas ayuda para enamorar a una mujer?" Sus compañeros rieron. Yo también. Y le respondí: &

Amigos: El Durango

No supe su nombre. Era fotógrafo. Le decían El Durango. Yo estudiaba la escuela normal. Es H. Matamoros el lugar. Es 1977 el año. No recuerdo cómo lo conocí. Solo sé que tomaba fotografías en las escuelas y las pasaba a entregar a los domicilios recibiendo el pago correspondiente. Yo lo recordaba desde la secundaria. Lo volví a ver tomando fotos en eventos de nuestra escuela. Y me regalaba alguna fotografía. Y platicábamos. Yo andaba en varios grupos: el periódico (El Opositor, de nombre), el atletismo, la rondalla. Entonces con más razón encontraba yo al fotógrafo y nos saludábamos. Él me decía "borrado". Así me conocían muchos. Un buen día se acercó nuestra salida a los Juegos deportivos de Cd. Madero (a seis horas en autobús de Matamoros). Y entre los amigos nos preguntamos quién tiene cámara para que lleve. Y nadie teníamos. Es entonces que se me ocurre pedirle una prestada a mi amigo el Durango. Creí que me iba a decir que no. Y me dijo sí. Hasta dos o tres rollos me reg

Mis libros: Hambre

Hambre, es su título. Su autor Knut Hamsum. Es un libro de mis tesoros. Lo descubrí una vez ya ni recuerdo dónde. El título me llamó la atención. Lugar común, me dije. Y le quité el celofán que lo cubría y leí el primer párrafo. Me atrapó de inmediato. Lo compré. Era, seguro, una librería de viejo en no sé que ciudad o pueblo. De esto hace como 30 años. ¿Cuál es tu libro favorito, me preguntó también hace años el amigo Vicente Gómez Montero, siempre brillante escritor. Hambre, de Knut Hamsum, le respondí, con orgullo. Nut, porque es difícil pronunciar su nombre con la K inicial, dijo algo así, más o menos. Knut anduvo errante muchos años. De vagabundo. Y se sentaba en los parque a escribir esta novela que la estaba viviendo, en carne propia, su hambre. Pero sobre todo que relata los acontecimientos diarios con fino humor, sin el cosquilleo de hablar con amargura o la denostación. Literatura pura. belleza de su recorrido diario por la ciudad con el frío, su raído abrigo, su cuarto peque

De los amigos: Manlio (1)

Anoche recibí una llamada que me dio mucha alegría. De Iquinuapa, Jalpa de Méndez, Tabasco. Alegre, el maestro Manlio Edgar Uc Ché me habló para desearme feliz navidad. Cuídate, agregó.  Recuerdo que decía: "la grandeza del hombre se mide de la cabeza al cielo". De baja estatura. Yucateco. Festivo. A Manlio lo conocí en 1979. Él ya director de escuela. Yo incipiente maestro. De manera natural formé parte de ese grupo sindical opositor a la línea Jonguitud  (luego Elva) que él comandaba. Era mi inicio en el magisterio. Yo tenía 19 años 11 meses. Tardaron para pagarnos algo así como un año. Entonces algunos colegas ya establecidos nos sufragaban algunos gastos. Sobretodo en las invitaciones a comer y en los días de quincenas. Mis bolsillos andaban siempre vacíos hasta para lo mínimo. Así era. Por eso de manera natural, sin dudarlo, yo formé parte con ellos, por lealtad, ideología y agradecimiento. Y en las reuniones del grupo que formábamos, planilla de las derrotas, sobresalí

Mis libros: Prólogos

Hace años apareció una colección de libros de nombre "Biblioteca personal Borges". El escritor argentino había seleccionado un conjunto de lo que a su buen juicio son de los mejores libros de la literatura universal. Entre ellos Pedro Páramo, de Rulfo; Crónicas marcianas, de   Ray Bradbury;   Piedra lunar, de  Wilkie Collins ; entre muchos otros. El caso es que para cada libro Jorge Luis Borges escribió un prólogo breve sobre la razón por la que dicho libro quedaba dentro de lo que él considera ba lo mejor. Y yo leía y releía el prólogo, y pocas veces el libro completo. Y soñé conque algún día debería publicarse el conjunto de prólogos en un solo volumen. Veinte o treinta años después en Villahermosa encontré: Jorge Luis Borges: Prólogos con un prólogo de prólogos; Argentina, 1999, EMECÉ editores. Un sueño en visión alcanzado por las circunstancias, el destino, y la literatura, esa belleza. Seguiré soñando mejores tiempos.

De sueños

Ladrillos para pared de casa. Un puente necesario. Un edificio alto, como hasta las nubes, rústico. Semillas del ensueño para reforestar desiertos. Paso a paso recorrer la distancia de la bruma terrestre a la luna. Sumar los abrazos, míos, tuyos. Esa amistad permanente, aún en el silencio. De eso se trata en el cúmulo de días que se ajustan en el tiempo personal. Palabra a palabra. Granos de arena para hacer la playa. Y la lluvia por gotas para reverdecer la pradera en conjunto con la luz.  A la mentira que confabula, dejadla solitaria, aislada en el rencor. Unir miradas para construir el mundo, es preciso. Y las manos dibujen un mundo mejor. Mientras esto sucede, la vida es en el tiempo apenas un polvo minúsculo en la eternidad. Se escapa entre las manos. Miro el reloj detenido. Es entonces que despierto.

Y bueno

Y bueno, es de madrugada ya, y escucho tangos. Susana Rinaldi en disco viejo comprado al azar. Tangos, para que se entretengan. Escucho la música y sigo los versos de arrabal. El acordeón. Y pienso en ti. Tango. Saliendo de domingo para lunes. Efectos de neblina y gozo. Habrá tiempo para balance y ajustes. Lo cierto en todo momento es hacer ademán hacia adelante, altivos. E iremos erguidos hacia el momento justo de la resurrección. No sé mucho. Pero la espera fue el distintivo tanto como la paciencia. Es bueno despejar. Limpiar los cristales de la vista, empañados por la búsqueda de lo que ya está. Y bueno, pues.

Hoy domingo

Hoy domingo el corazón se pone a dialogar consigo mismo. A veces se entiende, solo a veces. Todo domingo es el mismo en su periodicidad.  Vulgo feliz, incluido yo, por no dejar. Me escabullo entre las horas de este día. Té de limón. Canta un pájaro a lo lejos. De fondo una chicharra, permanente. Una película con palomitas, tal vez. Algo por leer en hojas secas de la temporada. Balas de oro y plata. Baladas de borrego cimarrón en el campo. Cantan a lo muy lejos "llegando llegaste. Si venís, piba, al matiné". Hoy domingo no basta la nostalgia. Nunca falta. Luminosos u oscuros los domingos. En las hojas del limonero se refleja la luz. Al moverlas el viento, destellan. Señal para abrigar la esperanza por el frío en las madrugadas.

Hablo por mí

Mi destino fueron las derrotas. Pero no esas humillaciones comunes y simples de tragar polvo y morder suelo. Ni la vergonzante huida o la apatía ante las injusticias como avestruz. Sino la lucha honesta frente a frente con la cara altiva. Y quedar puntos abajo solo por la ceguera de los jueces. Y tenían finalmente razón: eran derrotas que empastaban el camino al triunfo. La actitud en la derrota, define al hombre, sentenciaron. Y caminé en esas circunstancias. Y miré pocos ho mbres altivos en las derrotas y muchos pusilánimes pavorreales en la victoria. Y seguí mi camino con sol y sombra. De pronto ante mí el verso, el lago, el beso, el fruto a punto de caer. En fin que se quitaron careta derrota y triunfo, impostores. Y ambos tenían el mismo humano rostro. Nunca la derrota fue destino, y el triunfo será siempre un insolente que no alimente y menos de respiro a mi ego. Ese gigante superficial siempre será mucho más chico que una punta de alfiler en comparación al universo todo.

Derrotas

En el curriculum un brillo especial. Una especie de marca en la mirada. Una señal para adelantar las jugadas del otro. De los otros. General, se dijo a sí mismo.Y reía como bajo una sombra acariciándose las cicatrices. Apostaba al perdedor. Se enfrentaba mostrando sus cartas. Miraba a la luna. Pateaba botellas. Golpeaba paredes. Escribía. Al final se vio en el espejo. El tiempo, la vida, el camino. Y sonriò. Esto era la vida. Piensa en mì, de Lara en el equipo de sonido. General de las derrotas. Y otra medalla por mérito en otra derrota más en el presente. Y adelantando la estrategia para cosechar a manera de triunfo otras derrotas. Título mejor. Y las carcajadas a todo pulmón.

El puente

Roto el puente ante la mirada atónita. Desde cada extremo donde sobra el rumor, sobra el silencio, el aroma que lleva el viento. La misma luna y nubes se miran desde ambos puntos de vista. Y material de los sueños hay suficiente para su reconstrucción. Uno que efectivamente lo sea. Si hay sueños para el mismo, hay también ladrillos suficientes y el factor de unión, esa mezcla de emociones por crear. Un puente fuerte requiere de material intangible y de dureza para unir. Un poema es bueno y las canciones. Un disco. O dos, mas el libro aquel. Es preciso que no falte la utopía

El muro

Enfrenté al muro con todos mis sueños en auge. Le dí con la cabeza. Por unos años pocos no pude pensar. Mi cabeza rota otra vez, más mi corazón.  Me enfrenté al muro con los puños. Por años no pude saludar.  Y la sangre brotó por los nudillos. Enfrenté al muro con los pies. Y por diez meses no pude caminar. Traté por todos los modos decir  la palabra nuestra. La del concilio. La de la mesa. La de la cama. la de las estrellas. Y mi voz dada en prenda se olvidó de la razón. El muro no contestó. Enfrenté al muro con sonrisas. Lo enfrenté con la mirada fija de aguijón. Y mi rostro se petrificó. Mi pupila se quemó. Al final lo enfrenté con mi vida misma. Fue entonces que sonrió.

Nostalgia de futuro

Tengo nostalgia de futuro. Por el polvo de estrella sobre mi rostro. Por el tiempo a saber de vida que quede como buen vino en la copa. Saborearlo en el filo de navaja o bajo el árbol frondoso. De futuro la nostalgia, no del pasado. En paz, Nervo, bien. A mano en el camino. En paz con el destino. Y reitero mi nostalgia de futuro. Quedará siempre pendiente la fórmula sobre el origen y el destino, razón del escudriñe. Sobre las razones de estar sin vigía, sin espera, en vigilia o dormidos. Imaginados en tercera dimensión en ruta de maqueta hacia el polvo. Me pregunto sobre tantas cosas y mi silencio es, atónito, la respuesta. Algo de vino queda en la copa. Lo saboreo en los segundos. La vida sigue esperanzadora. Y el pasado sigue vigente. Como la mano agitada del adiós en el  tren que se aleja.

Pasaba por allí

 Largas avenidas y bullicio. Anuncios por todos lados. Tráfico y ruido. Y el ventanal por donde entra el sol por las tardes. Acomodé mis audífonos para escuchar una canción y en algo huir. Las nubes al alcance de la mano. La indecisión. El qué dirán. El qué dirá. Y pasé de largo. Estaba el Aute en la canción. Ningún teléfono cerca. Ni pila el celular.Y seguí de largo cuando pasaba por allí.

Anda

Anda, no desfallezcas. Acomete al alba. A la noche. A la tarde. Se postran ante ti todas las oportunidades. No desfallezcas ante la furia de los vientos. Y menos ante las lenguas bífidas o sibilinas. Siempre tu temple hacia adelante. La vida pone un camino ante tus pies con fanfarrias y alfombra dorada. No lo sigas. Construye el propio. Aunque te critiquen. Aunque te mal nombren los que no hacen nada. Los que apuestan a los que van ganando con mucho. A los que no siembran planta pero buscan sombra del árbol milenario. Tarde o temprano. Tarde o temprano cosecharás el higo o durazno como fruto. O no habrá cosecha por los vientos, la sal de la tierra. Pero habrás vivido con honra tu vida. Anda- No desfallezcas. Siempre lee el poema Itaca. (corregir)

Este día

Este día me quito la escafandra para suspirar. Gris día para encontrar tu luz donde camino. Tengo la imagen de los azules de cielo y mar confundidos. No sé tú. Hoy en efecto es un gran día. Es probable. A lo mejor. Es el día donde Roma es el camino para todo. (una idea).

Dormir

Dormir es velar el sueño por la espera a que pases. Es más fácil que pase un camello por el ojo de la aguja, me dice la razón. Más fácil caiga en abril nieve sobre tigres en Roma, agrega. Mentira, responde frenético el corazón. Más fácil a que pase frente a mí en el sueño. Está comprobado, porque sucede aunque no tan a menudo. Es un mañana la esperanza. Entonces vuelco al insomnio cuando se presenta soberbio por el café de la tarde, su alimento. Logro doblegarlo. Entonces duermo para soñar. Y sueño. Sabes. Donde andes y estés. Si alguna vez...

Hoja blanca

Una pantalla como hoja blanca en espera de palabras. Pájaro, por ejemplo, escribo. Y la sola palabra no es el canto. Ni el vuelo. Escribo por ejemplo rosa. Y ni pálida será si no es la rosa misma. Escribo que te extraño. Y son solo palabras. Yo me entiendo. Es una manera para burlarme del vacío. Pero tú lo entiendes también. Extrañar es una manera de mover el clavo en mi costilla. Es volar mi imaginación con dinamita. Y aparezcan los nítidos recuerdos en tu ausencia. Es un decir. La clave de todo es el vuelo. Uno mismo en el sueño. El tema es el tiempo.  El tiempo es una máquina invisible que tritura. Y apareces tú en el sueño.

Los anónimos

Todos están allí. Afuera. Hombres y mujeres cuyo rostro es el mismo y nadie reconoce. Unos y otros. Manos para construir puentes,  carreteras, altos edificios, ferrocarriles, minas. Desterrados de su familia original fueron a la batalla de la alfabetización en la montaña. Con piel y uñas levantaron la cosecha en el campo. Talaron el árbol para el papel del libro. Caminaron entre el pantano para acomodar el teodolito. Lustraron los zapatos, costuraron el traje y el vestido elegante. Acomodaron la pasarela. Obturaron el click de la cámara. Movieron la cámara rodante en el riel del set. Maquillaron. Acomodaron las sillas. Sirvieron en el vuelo. Levantan banderitas en los estadios y en los mítines. Hicieron trueque con secretos. Trueque de piel para monedas. Quedaron en los últimos lugares de la competencia. Fueron expulsados de las escuelas de básico. Llevaron la correspondencia con mochila al hombro. Alimentaron vacas, caballos, mascotas. Acompañaron al cantante para el disco. Cortaron e

Por ellos

Cómo entender lo que pasa hoy sin ellos. Modelos de celebrar la vida en lo humano. Ellos llenaron de contenido lo efímero de la vida con circunstancias a favor o en contra. Cómo no reverenciarlos al saber de las  epopeyas de esos locos, soñadores, ingenuos. Su tino fue la visión en fantasía. Su esfuerzo al día con la voz fuerte. O el pensamiento lúcido para la orden, la indicación, la sugerencia. Ramas generosas para la sombra de hoy. Raíz que sostiene toda la esperanza y da sustento al día a día. Motivo para la frente en alto, la mirada firme. "No lo veremos", les dijeron. No importa, lo verán otras generaciones. La lista sería larga: Mandela, Sandino, Lincoln, Allende, Hidalgo, Juárez. Y hay otros en la ciencia donde su persistir en el sueño de lograrlo dio los tantos frutos. larga vida para mejores sueños. Y hay otros en las artes, luminosos, festivos, torturados por el tiempo. Conjuntaron para belleza palabras, colores, sonidos, movimiento. Todos ellos lograron colar luz

Escucho un disco

Escucho un disco. Dice reiterativo cincuenta veces la palabra utopía. Está rayado. Lo encontré en la calle. Al mirarla portada de una niña sobre una nube, me llamó la atención el levantarlo. Y el título: Utopía. Para este punto del momento, la utopía fue condenada al fracaso por el afán del lucro como modelo. La historia, relación de hechos para justificar derrotas y enaltecer vencedores. La filosofía del úsese y tírese. Instrucciones para entender y operar el mundo. En las calles la prisa sin boleto de regreso. Amé y fui Amado Nervo, recuerdo que escribieron en una barda. Escucho el disco. Perseguida por lebreles, la utopía. Domingo a punto para entrar al lunes. Defender la alegría, en cara b.

Otra danza

La danza de los soñadores por un mundo mejor. La danza de la utopía en la que se sostiene lo humano, sueños de la razón. Del libro entre las manos por todas partes para la imaginación. De las manos que acarician y hacen figuras de barro. La danza por el café de las tardes donde la risa y la palabra es la norma. La danza de las muchachas que pasan y cantan la esperanza. Del trabajo y sudor que se ve alegre en las monedas. Del bien escribir y la mirada que se cruza con otra mirada en el milagro de existir. La danza de la vida en el nuevo ser, ese que crece a tus ojos. De los hermanos y amigos que se cuidan. La danza del amor en la imagen de la garza sin adjetivos. La danza de los danzantes, ondulación de cuerpos en éxtasis. La danza en pasarela como un sueño alcanzado.  La danza del viaje por las nubes, y las nubes mismas en danza. Cirrus. Stratus. la danza de nuestras manos en el recuerdo de lo que fue y ya más no será. La danza de las palabras, estas que corren hacia ti, aún.  El amor.

La danza

La danza de los titubeos a causa de los miedos. La de la seguridad donde chocan las bardas y los muros.  La danza de los días perennes donde brincan y saltan agradables los segundos. La danza de las horas donde cambiamos de rumbo y ruta. Orión, Vía láctea. Osa mayor.  La danza donde confluyen sueños y esperanzas, discursos para un destino mayor de palabras. La danza de la ambición desmedida por sobre hombres y nombres. Avaricia, egos, vanidad. La danza del agua fresca, transparente que baja de la montaña. La de los libros viejos, nuevos, irrelevantes, libros capitales. La de las miradas en el metro o mercado, en los parques o en los cafés. La danza de la nada, con música tango cambalache, La del polvo en el valle levantado en ventolera. La danza del dinero constante y sonante, valor de cosa por sobre el sudor y lágrimas. Aquí estamos desnudos de nuevo. Sin alma, sin carne, sin frontera entre el yo, el otro y el nosotros. La danza de las luciérnagas y las mariposas. La danza de los ánge

Amor eterno

Tomaron su sombrilla, afuera la lluvia. y cada quien se fue por camino distinto. Habían desayunado. Unas horas más y la tarde se vino de pronto. Tarde de otoño. Sonrisas forzadas para el invierno. Pero siempre supieron que luego del invierno viene la primavera, junto con el amor eterno. Esa brevedad del tiempo justifica todo, incluyendo olvidos y miedos.

Eterna como flor del tiempo

Eterna como flor del tiempo eres tú. En tus juegos infantiles sigues siendo muchacha de tiempo. En tus saltos y piruetas de la moda eres señora del tiempo. Artista lúcida eres tú y todas como ninguna. Eres también dueña, absorta, desesperada del tiempo. Dueña de los mil espejos, radiante en la risa, asesinas el tiempo que te asesina en cada estación detenida. Hija de las tradiciones reveladas desde el inicio de todo. Hija de la lluvia, fantasma de las noches alegres, añoración en la soledad. Tus cicatrices cierran en cámara lenta. Eres sabia por la savia que corre en tus venas y  transmites en cada generación las claves del universo, fórmulas para entender el tiempo. Laberinto eres, enigma resuelto en el polvo, como los espejos mil. Y al suspirar vidrio molido resuelves crucigramas como entretenimiento. Flor del tiempo, eterna en la nupcial marcha de los días.

La calle

Una calle. La misma en todos lugares. Dos paralelas que limitan los espacios. Y tiene cruces cada cuadra. Te miro. Camino en la banqueta o me detengo en una esquina. Cuento carros y personas. Y se da el caso que te miro. Admiro las paredes y los colores. Las formas de arquitectura de las casas o edificios. La limpieza o abandono. Leo los letreros de venta de garage o se renta muy común. Y te miro. Es un río el fluir de personas en un crucero. Miro esos rostros tan distintos y distantes. Obsesiones bruñidas de soledad o llanto. Y de frescor en la alegría, por supuesto, niñez y juventud. Luces y sombras se reflejan en los rostros. Y te miro. Es un decir reiterativo, porque en realidad te miro porque te llevo. Entonces fácil el mirarte. Tú me entiendes cuando nada digo o cuando soy explicito. Me entiendes. No he comido y te miro.

Las horas

Las horas pocas fueron nuestras en la sensación de lo imperdible. Navegaciones entre nubes donde el ensueño estaba en nuestras manos. A la prisa donde las horas parecieron siempre fracciones minúsculas de tiempo. Como chispas de brille perdurable fijas en la memoria. Relumbre de luciérnagas en la misma claridad del día. Chispas como solo soles en la noche. Instaladas ya en el pasado desde el instante mismo del presente, las horas circularon siempre con la seguridad de que siguen otras, esperanzadoras. Otras horas. Y en efecto en otras repetimos los gestos de la risa, las rutinas del fuego perdurable, y las palabras tibias. Y poco a poco el tiempo hizo trizas los sucesos. Y se instaló el todopoderoso silencio. Ahora llegan otras horas. prometedoras en exceso. Traen su carga de historia en el loco tiempo de la dicha. Y cantan villancicos de navidad, por si las dudas. Interminables, una y otra se suceden. Lo demás no importa.

Esas horas

Esas horas sumadas fueron la vida. Con fruición saboreado cada segundo. No hubo muchas, sumadas no son tantas.  No hubo oportunidad para el limón amargo en los ojos. A pesar del agua del mar de pronto. Esas horas fueron gloria y ascenso. Escalera al cielo de las explosiones. Feria de aromas y palabras. Nubarrones hubo, cierto. zafarranchos por mar de dudas. Y logramos enderezar la vela y sostener la ruta. Esas horas fueron doradas hojas con pincel para tatuarnos risas en el rostro. Nunca el oro se interpuso. Ni rutas de quimera. Fue utopía limpia de sabernos invencibles aún en la derrota. Esas horas desnudas de tiempo, fueron brevedad de la dicha que le nombra. Y hubo futuro disponible, pasado disponible para un presente donde nunca más. Y las horas se fueron y regresan con colores de naranjas. La nostalgia se ha instalado en el futuro. El pasado, lo es. Mi interior aún la nombra. Reminiscencias solo, motivo sugerente.

Evito buscarme en el espejo

Evito buscarme  en el espejo. Porque a veces me encuentro y me miro a los ojos y me reprendo por la vida en la borda. Evito para no decirme tantas cosas luego de saber que el cartero nunca más volvió a causa de la usura. Y escribo palabras inconexas a causa del desvelo.  (Corregir)

Cuenta hasta cien

Pétalos tirados como alfombra en la espera ridícula. Risa cautiva en la celda del hastío. Es el libro vacío que espera tus palabras, novia de cada sábado en la iglesia. Sueños trizas, así de simple. Ahora leo en retrospectiva  diario de un loco, como de mí mismo.  Lirio enamorado. Reconstruyo el muro con cenizas polvo y lo tiro tan pronto lo termino. Puente y muro cada vez en fuego alterno. Ya volví , me dice el insomnio. Le gano la partida y a soñar paloma al vuelo. Y entonces vino la noche interminable buscando recetas de cuento hasta cien borregos mas otros cien borregos absortos en el espejismo. Y escucho boleto para viajar de los beatles. Y salgo a pista en tren de escenario. Salen luces de bengala en el efecto y truenos con rayos y centellas De pronto se va la luz y exclamaciones. Luego un silencio burdo. Así va esta parte de la historia. La receta, por dios para epitafio. Todos corren a su asiento.  Espectadores febriles. Al fin.

A vuelo de pájaro

Escribo a vuelo de pájaro. Casi literal. Es un sueño volar. De niño siempre quise volar. Una vez me lancé desde un segundo piso. Y se quedaron mis sueños hechos trizas. Otra vez volé en el amor. Y de nuevo quedó roto mi disco de Cornelio por los 20 mil metros de altura. Y se mueve el avión. Suena la palabra como Avón. Y escribo para ti de mis sueños de volar. Un libro es un sueño y un vuelo. Miro desde la ventanilla mar arriba, cielo abajo y viceversa. Que raro es todo esto. Dan ganas de llorar por la maravilla del universo en esta rendija por donde me asomo. Maqueta de Dios. Y busco a Leonor y a la virgen de Guadalupe entre nubes. Entre nubes de algodón pendo de un hilo. Es tarde ya. Escribo para saber que existo. Para dejar constancia del olor del azahar y la albacar. Y esa tu flor de abril para amanecer lluvia nocturna. Nocturnal. Ahora vuelo. Sueño. Miro. Mirlo. Y sé que sabes. Azar la tarde. Asar la hora. Recuerdo el olor del No me olvides. Recuerdo  El girasol. Y escribo giraluna

Los 43

Uno 43 flores cegadas para lanzar a un jardín en alguna parte de la galaxia 43 pensamientos firmes ya para la batalla del tiempo 43 caminantes del desierto, de solo piedra, solo agua 43 granos de arena en el universo para pegar ladrillos de tierra en la pared del destino 43 pares de manos para construir pájaros de papel y rabos de nube 43 miradas para encontrar belleza en la ruindad de la miseria 43 sonrisas en el encuentro con otras sonrisas 43 sueños interrumpidos en la pesadilla del duelo 43 voces incandescentes grabados en una caracola 43 sistemas perfectos, sin el miedo, con el rubor de la muerte que los besa y se aleja enamorada 43 hilos de sangre donde va toda la fórmula de la construcción del universo 43 lámparas de petróleo para alumbrar de día el camino donde vamos todos 43 instrumentos de cuerdas afinadas para los cantos de feliz navidad y próspero año nuevo Dos Toda ausencia es presencia, aún en el amor Toda ausencia es un grito, un silencio, un discurso Estén donde es

¿Por qué me haces esto?

Es buena la sonrisa, aunque duelen los músculos si es permanente. Y vale mucho más en el sanatorio de la salud mental donde me encuentro. Otro fino dicho en el discurso del oro. Van las palabras en tanto signifiquen algo, si no ni al caso. De eso se trata, de saber del pez sin llegar a ser pescado. Y de jugar al trompo con la tierra misma. Es el caso del punto de apoyo para mover al mundo. Una bolsa celofán para el libro no sirve. Ni pensar en otros sin decirlo. Ayer encendí la lámpara. Me llamo Diógenes. Ahora escribo con ganas de a lcanzar y de soltar la manzana del árbol. Es una maravilla. Estás aquí, aunque en sueños. Y remar ríos en remansos de frescura. Jabón a los ojos, para limpiar la vista y verte. Escribo ahora escondido de la guardia. Escribo atrás de una receta del médico. De una receta del médico de la infancia. De una receta donde vienen nombres en otro idioma. Palabras del renacimiento para esculpir estatuas como moldes para dar vida. Es la novedad del día. Ahora todo v

Me preguntan

Pregunté una vez al libro sobre el origen de la vida y la materia, y el destino del ser humano. El libro guardó silencio, amarillento en años y se hizo polvo con el tiempo. Pregunté a los viejos y me aclararon que "esas preguntas se responden con un adiós". Acudí a la iglesia siempre joven. Y un silencio impresionante con olor a incienso, imágenes, oro. Pregunté tantas veces, y obtuve como respuesta sarcasmos, sentencias, ironías. Me encuentro con palabras como templos, leña, luciérnagas, mariposas amarillas, vallerina, fotografías en cartoncillo y digitales, moda, guardias de seguridad, tarjetas de crédito. Tantas palabras para decirnos nada. Me preguntan un niño, y un anciano, sobre la vida, el tiempo. Aseguran ser pasado y futuro, de la misma especie tiempo, pero no se reconocen, en el llanto.

Otro lunes

Otro lunes de otro diciembre que inicia. Rostros para un tiempo que se repite hasta el hastío. Y se reparte en toda la geografía del alma. Sí, del alma. Reitero mi amor por el tiempo, sin apego. Manera de darse en uno un tiempo y decir el permanente adiós. No honro u honrar es un decir. Transcurrir es un engaño, estío sin sueños. Al día. Hacemos, en albedrío y libertades, lo que nos merece, nos merecemos. Nos engaña el espejo. Nos aterra. Nos ennoblece el tiempo. Nos sujeta el polvo, grillete temporal que al final desaparece. Otro lunes. Otro diciembre. Esa tu luz me enceguece, al gusto: luces, árbol, risas que desaparecen por enero. Cantos de esperanza de los nuevos tiempos por venir. Brazos en cruz. Y esa sonrisa la conozco. Viene de muy adentro. Es tuya. Mía. Nuestra. Bienaventurado el renacer en el tiempo. Un nuevo día.

Cuando despierto

Cuando despierto la lava incandescente o el hielo es la constante. Nostalgia por lo humano. Pero dejamos que la usura tomara las riendas, mientras las migajas estuvieran seguras. Despierto. El páramo y desierto como paisaje, ya sin bruma ni neblina. Fueron instantes eternos de tirarnos la culpa sobre la basura, la ira, el engaño. Hielo y piedra ya sin las palabras. Hicimos llamados al vacío. y la nada fue la respuesta. No hubo amor real sobre la savia y hojas de los árboles. El metal fue mone da de cambio y estrella. Los libros, desdeñados. El poema se comparaba al tener comodidades. Dedícate a otra cosa, decían, pensando en el lustre, el metal aureo, en los dientes nuevos y en los huesos. Y la búsqueda en la basura era ya la imagen cotidiana. Nunca nos dimos cuenta que 1984 era una realidad desde antes. Y Cambalache tango un simple juego de palabras. No era metáfora el Titánic. Y las victorias pírricas nos llevaban al osario. Aquí estamos cincuenta en todo el mundo, harapientos y libr

Historia personal

Historia personal no tengo. Tampoco biografía personal. No tengo un yo que me asfixie por ser alguien. Por peinarme a la moda. O seguir la moda en las camisas y lo postizo. Mi historia es de grupo. Soy en tanto formo parte de un grupo. Vacío a veces, unívoco o con dos o tres integrantes. Soy mis padres y amigos. Y esos rostros que en la penumbra me miran con esperanza. Soy la semilla y fruto que da otra generación de semilla y fruto. Soy esas ideas vanas que relacionan el hambre con la idea de justicia culpando a la usura. Soy las miradas que te buscan sin nombre ni rostro. Ese amarillo o rojo que te luce. No tengo biografía. Algunos datos: dos pies, mediana inteligencia. Tatuajes de tiempo en rostro. Cicatrices de la guerra aquella de Cupido. Mi historia personal: árbol, hijo y libro.

Despierto

Cuando despierto la lava incandescente o el hielo. Nostalgia por lo humano. Pero dejamos que la usura tomara las riendas, mientras las migajas estuvieran seguras. despierto. El páramo y desierto como paisaje, ya sin bruma ni neblina. Fuerno instantes eternos de tirarnos la culpa sobre la basura, la ira el engaño. Hielo y piedra ya sin las palabras. Hicimos llamados al vacío. y la nada fue la respuesta. No hubo amor real sobre la savia y hojas de los árboles. El metal fue moneda de cambio y estrella, Los libros desedeñados. El poema se comparaba al tener comodidades. Dedícate a otra cosa. decían pensando en el lustre, el metal aureo en los dientes y en los huesos. Y la búsqueda en la basura era ya la imagen cotidiana. Nunca nos dimos cuenta que 1984 era una realidad desde antes. Y Cambalache tango un simple juego de palabras. No era metáfora el titánica. Y las victorias pírricas nos llevaban al osario. Aquí estamos cincuenta en todo el mundo, hrapaientos y libres, con llagas a causa del

Ahora duermo

Tomo té de manzanilla a ver si se produce un milagro. Duermo y aparecen las palabras. Vacías, huecas, sin imágenes. Menos que palabra de diccionario, porque a esa suman otras donde explican las imágenes y los contornos. Duermo y se acaba el mundo mientras tanto. Miles de años van desde el inicio. Sin gota de ira o de soberbia. Duermo y acaban con la selva y el agua. Duermo y hay peleas de perros para apuesta. Y gatos para servir de acompañante. Duermo y huele a perfume barato en esa esquina de farol. Y en esa otra y hora con destinos sin ruta. Duermo mientras dura la amenaza de la usura, Y reviso la cuenta en la pizarra de plástico. En destino propio ni la autobiografía me salva.

Mi corazón es un gitano

Oigo a Nicolás Di Bari. Disco de 20 pesos. Il cuore e uno zíngaro. Sai che bebo, sai che fumo. Y dicen lo que marcaron un tiempo aquella vez. Oh, nostalgia. Monumento al recuerdo.  Salgo a caminar por un parque donde venden nieve y palomitas. Leeré mañana la historia de uno mismo. Para ver si algún personaje se me parece. No lo se. Escribo ahora sentado en una banca de parque. Silencio. Somos los mismos, me digo. Dónde poner el espejo para mi rostro. Que palabras escribir para mi exilio. Donde descansar los brazos. Regreso a dormir películas . Maullidos desde la teja donde los gatos hacen lo propio por la especie. Doloroso destinó el hombre. A punto de la alegría se derrama el vaso por la gota aquella. Suene mientras la guitarra bajito, ordena lánguido esté Di Bari, como la pizza, de lentes grandes.

Somos los mismos

Somos exactamente los mismos. Nos vemos distintos porque tatuamos tiempo en nuestra piel. Y en la distancia el silencio está lleno de palabras que solo se piensan y sienten. Es el miedo el que las encapsula por el qué dirán.

Me preguntan tu nombre

Me preguntan tu nombre. Y hablo sobre libros que he gozado en el camino, de la excelsa belleza en poemas y canciones que amo y no me canso de leerlos y escucharlos. Me preguntan tu nombre y describo lugares de una geografía con bosques de pinos, sauces y abedules, donde la frescura del día bajo la sombra mueve a sonrisas con nostalgia. Preguntan y es otoño con hojas secas. Y recuerdo un piano con pianista. Interpreta el tema de Casablanca, melodía al paso de los años mientras el tiempo va en besos y suspiros.

Maravilla

Maravilla el establo. Las mañanas con fresco y neblina. Y el trabajo por la leche o por el corte primero de las rosas. Maravilla la lluvia. Me circunda glamurosa y me entretiene en el sopor del sueño. Maravilla una mirada posada en otro espejo o roca. Yo me entiendo. Y los cien mil pétalos de tu rosa. Maravilla el libro viejo donde posa aún la mirada. Cada palabra o verso trae de nuevo lo vivido, lo soñado, lo que ya no es, cabalgata entre poemas y canciones. O vislumbres de lo que podría, o será. Cada mes sería noviembre como oportunidad para el rehacer la historia donde a veces agua, a veces muros. Maravilla la sangre poderosa, donde habita más que viva la destreza, el modo del habla, la espera. Maravilla la oscuridad para el beso o la luz del beso en la luz misma. Maravilla ese haz de vuelo claro o el aroma del fruto nuevo, por sí mismo el pan de nube, como vida nueva.

Mi olvido

Mi olvido tiene memoria. Sabe de rutinas y de besos. De canciones del recuerdo y de palabras de la oración y para el rezo.  Tiene guardado en la piel, sí, piel de memoria, tantos sueños materializados y pendientes. Como si fuera el exceso de risas, de andar por los caminos, lleno de todo, con agua fresca y laxo. Mi olvido a veces lo olvido para probar como ejercicio. Me desatiendo entonces de todo. Y camino reconociendo las cosas, otros nombres de libros, otros poemas, otros amaneceres. Porque sepa usted que es bueno eso, preguntar ¿y esto? ¿Y esto otro? Y las personas creen que uno miente, finge. Simplemente el aprender requiere de espacio sumamente amplio para grabarse las palabras y las notas. Yo me duermo en las noches, y repaso los momentos del día. Y los guardo vivos en la memoria del olvido. Y cuando escucho canciones o leo poemas, es entonces que sucede el milagro del recuerdo. Aún así, terco y orgulloso, a manera de juego, me digo: ¿y cuál era su nombre? Y no es que lo olvide.

Todo tiempo

Todo tiempo es a la vez un segundo y un milenio. Y todas las eras juntas. Porque en sí no tiene medida ni punto de frontera. Ni palabras que definan aristas, lados, caras del tiempo. Inmarcesible e infinito. Cabe en el concepto origen y fin, polvo y sustento, poema y sueño. La nada porque cabe todo. Sobretodo el conjunto de nuestras efímeras  palabras. Y cuando se habla de infinito, para señalar lo grande del tiempo, es solo pálida respuesta para decir que no se entiende nada y mucho menos la magnitud. Eterno en el amor lo que dura un segundo, el tiempo. Ni del amor en su concepto real ni del tiempo y menos infinito sabré nunca yo acaso. Y pronuncio la palabra acaso, porque allí va mi pasar en el tiempo. Y el recuerdo como señal de identidad e intensidad. Minúsculo pasar en la aridez y la abundancia. Humus, polvo seco, nada.

Aquí estamos

Aquí estamos fraternos, dolientes, memoriosos. Hilvanando ramos de futuro con miel palabras suscritas. Estamos en el mejor de los casos vivos, con memoria llena de recuerdos y olvidos, truco oficial de la historia para amparar desvelos. Estamos con miedo., animal nocturno de insomnio lleno. Agua transparente y coral. Aquí estamos sin saber unir el paso por el roto puente, el paseo por el parque, pospuesto. Sudorosos en altivo ego. Sueños sanos siempre luces fuimos. Estamos y ya es ganancia. Mañana vuelve el sol. De madrugada el frescor del rocío. Leche tibia. Ya viene el tren, la luz, el nuevo libro. Yo sé. Lo sé bien.

Es mentira

Es mentira dadas las circunstancias. Un olvido no es precisamente un olvido. Tampoco la muerte es ausencia de alegría. Sucede a veces que soledad invita sol por las tardes. Y la banca del parque espera con melancolía. Son otros rostros porque otras las batallas de lo diario. En sueños todo es verdad porque es mentira la alegría o las manos al revés. Una canción es mentira porque sucede en maravilla o hastío. Es mentira la rotonda de los besos muertos. Mentira el cielo luminos o o azul. Es mentira el libro vacío. O el abrazo sin brazos, porque es el corazón el que delata. Pasa por mi casa un viento suave. Aroma del mar. Aroma de fruta. De rosas. Todo cambia cuando es mentira la ilusión. Y las canciones de Serrat y Sabina permanecen, y hasta el mismo Aute miente cuando dice que pasaba por allí. Son verdad los dos libros míticos, allí guardados. Que bien las piadosas o blancas mentiras como amores eternos que duran una brizna de tiempo. Manzanas en tu vientre. Duraznos e higo del corazón.

Es verdad

Es verdad que te recuerdo en la tormenta, cuando los truenos incandecen la oscuridad de la noche. Cuando la tarde se torna luminosa o gris en el caer de las hojas. Es verdad que me miento a mí mismo en el olvido. Es verdad que se me enfrían los pies en las cuatro estaciones aún con música de Vivaldi. Sabina no me sabe ni el aute en la memoria de los besos. Es verdad que duelen la costilla y los ojos de buscarte. Es verdad que el poeta no escribe mientras dura el tiempo de la nada. Sembrada la semilla todo es árido y nada brota, solo lirios de flores negras y pronto se marchitan. La música reverbera en el silencio. En el mismo silencio quedan en  piedra inscritas todas las imágenes. Es verdad que una palabra basta. La memoria es desmemoria en el balance. Es verdad que escribo para Dios. Porque sé que no existes. Pálida vuelta del tren de la ausencia. Paraje de piedras. Arena bruñida, tan solo.

Quédate con las palabras

Quédate con las palabras , las mías, las tuyas, las de todos. Y úsalas a modo de tus sueños, tus miedos de futuro. Con los libros quédate también, los privados, los malditos, los públicos. Son papeles que serán polvo. También quédate con el lápiz para que escribas la historia, crónica de lo imposible. Quedará por allí un tiempo. Con el juego de palabras, las escondidas, las veladas,  Quédate con los besos, los abrazos, las caricias, las miradas. Es parte del truco de la vida. 

Dos peceras

Casualidad las peceras. Dos, comunicadas por un canalete en su parte media. Unas como piedras de arrecife en su interior y un muchacho en su trabajo de limpiar los cristales. Peces de colores adentro en su universo limitado. Un movimiento perpetuo en el deslizarse en las peceras. De una a otra de manera permanente. Ir y venir constante. Yo esperaba un dato. Tenía tiempo de seguir observando el mundo tan pequeño de los peces de pecera, a diferencia del río o mar, o mínimo laguna. En letras pequeñitas: "de un lado a otro lo mismo, instalados en la rutina, animalitos de costumbres, nuestra seña, nuestro sino",

Cuando pregunten mi nombre

Cuando pregunten mi nombre diré mis apellidos para hacer referencia a mis viejos en el umbral de despedidas. Porque soy el mismo que mi hermano, sangre del camino, sueños del paraíso, sangre de los sueños, rabia acumulada.  Porque siempre entendí la vida como un trayecto de dilucidar  escudriños, guiños. Y quitar grano a grano de la mazorca de los días, haciendo tiempo, perdiendo tiempo, eludiendo el tiempo. Y el miedo a los dientes flojos por la tanta sonrisa, a la arruga primera y al tinte de las canas por la tanta vida. Y hubo razón en todo, sobretodo en los colores, los pasos y el canto. Este rumiar de palabras fue la gota que derramó el vaso, porque fue siempre un pretexto para dejar huellas en el camino, como miedo de la especie para el olvido. Este es el silencio mayor. Cuando pregunten mi nombre buscaré iniciales, palabras en otros idiomas. Miraré absorto mi fotografía o el espejo. Y seré siempre el otro con mi mismo Antonio y los mismos apellidos. Hable el espejo sin mí cuando

Me preguntarán

Me preguntarán mañana por tu nombre. Será otro tiempo el mañana donde dobles discursos y  libros inocuos serán historias conocidas. Se escucharán otras melodías para otros corazones. Otros habitarán el palacio, otros en la corte. Y las cartas abiertas serán polvo solo en el olvido. Y habrá versiones distintas porque seremos siempre otros en búsqueda constante de lo que no existe. Vapor de agua vital en su ciclo. Polvo concebido para con la humedad ser lodo. Me harán otras preguntas e iré callando poco a poco las respuestas. Dictaré ciego tres o cuatro cartas para despedirme. Hay tanto humo aquí, tanta bruma. Me preguntarán tu nombre, por el mío. Y responderé: brizna de tiempo, polvo, nube, nada.

Sucede

A menudo sucede. La cosecha. Una canción. La risa en todos por la alegría de levantar la siembra. Un conjunto de ideas de bienestar. Una escritura fina en su trazo. Letra estirada. Decir amanece lunes. Caimán de la semana con sus fauces alegóricos. Hay por lo pronto leche y miel. Bienaventuradas las manos del hombre en su trabajo. Olvido y recuerdo es un binomio perfecto. Sin embargo sucede mirar atrás. Retrospectiva de dibujos al lápiz. Un Dios generoso con brazos abiertos para atrapar a todos por su bien escribe mi nombre y me acomoda en la fila. Vamos pasando a revisión. Por si las dudas el verso antiguo que te nombra sigue grabado en el cerebro. Escudriñar el día. Rutas del oro o seda. Camino bajo la sombra de árboles generosos. Despierto.

Nunca como hoy

Nunca como hoy la rabia por la dicha. Por entretejer los sueños sin duelos rostros duros. Nunca como hoy para lanzar al aire la mirada, al aire fresco de la mañana cuando el rocío despierta. Nunca como hoy para cantar por todo lo que existe y lo que viene. Nunca la sangre esté en mejor momento. Nunca el horror del hastío y la rutina. Hoy puede ser cualquier día. Cualquiera inclusive el domingo de las rosas y los soliloquios. O los lunes de iniciar la marcha. Tome hoy usted la ducha. Y no como rutina sino iniciando en otras partes. Mucha espuma. Mucha. Respire pensando en el suspiro. Y ponga la mirada en la luz luego del descanso de lo oscuro. La oscuridad para los ojos es el descanso. Es la preparación para develar lo que existe alrededor y más allá. Nunca como hoy perder el tiempo. Nunca más. Buenos días. Buenas noches. Hoy es este segundo y el que le sigue. De este u otro día. Todo lo demás no existe sino como remedio y pretexto para alumbrarnos donde nada hay. Este segundo nunca com

Los jòvenes

Decenas de jóvenes entran a las viandas del desayuno. Se forman para turno. Y lentos avanzan con sonrisas y palabras de juego. Otros llegan y se saludan con beso en la mejilla. Son muchachos y muchachas sanos, fuerte, promisorios de futuro. Andan de viaje en grupo con sus maestros. Vienen de Cancún a. Mérida para saber las piedras antiguas en Mérida. Transparentan sus sueños en la mirada. Comen sano frutas y legumbres, leche, huevos. Estudian apenas en el despertar de otros  sueños para nube libre. Son compañeros y entre ellos amigos o novios. Los miro absorto en su movilidad, su hablar bajito. E imagino a sus padres y abuelos o tíos, que seguros saben de su regreso y los recibirán con besos y abrazos. Y ellos dirán imágenes con palabras atropelladas. Dirán de muchas formas ya estamos aquí, viejo, vieja . Mañana estarán en sus aulas. Con sus estudios y relajo. Sus manos sudadas unidas. Y el deporte. Los jóvenes son los mismos en todas partes. Y no precisamente en todas partes. Pienso e

Perdón

Te pido perdón, a ti, que eres distinta con otros rostros, pensamientos y miradas. A ti que eres tantas y todas. La misma en Dios y en tardes, transparencia, polvo encarnado. La misma en luz y sombra. La misma en el alfabeto nuevo y el antiguo. Perdón por la espera en la penumbra, en la madrugada y noche. Porque no dije la palabra precisa en el momento justo. Y mi acto se contradijo muchas veces. Mis escritos fueron siempre retórica pura lo mismo que mis cuentos para dormir d e noche. Y tuve muchos silencios para tratar de explicarme el punto exacto donde confluyen todos los tiempos en un segundo. Los poemas si hubo alguno eran falsas monedas de tres pesos. Perdón por el calor que no subió de intensidad cuando el frío. Y no supe ser el fuego cuando de eso se trataba. Me anduve por las ramas explicando miedos cuando no eran necesarias explicaciones. Y tu llanto llenó un mar de ambos solos, solos en palabra y llanto. A ti, perdón, que eres madre, hermana, hija. Perdón por mi existencia,

Amanece azul el día

Amanece azul el día y transparente para sábado. Inicio temporada de sonrisas con aparición de ligeros textos para recobrar distancias. Pronóstico del tiempo: viento suave y lluvia . Ayuno en frutas para recobrar salud infantil donde el juego. Escribo palabras en la pared y en el espejo. Leo los anuncios montado en bicicleta. El doctor ordena sueñe un poco más, todo es posible menos quitarse el nombre y la mirada. Tomé la receta inspiradora y salí a caminar respirando hondo. Tarde de rondas infantiles que duran suficiente. Un loco me enfrenta en la calle y sin más me suelta: somos siempre los mismos, nuestro nombre no importa. Soy tu espejo y eres el mío. Imágenes sin imaginación solo eso somos. Dientes flojos. mirada lánguida. De pronto calla y me dice: perdón señor, me equivoqué en mi soliloquio. Me arrebata la receta. Suelta un libro a sus pies. Y se aleja corriendo. Sueños somos. Título.

Reflejos

Era fantasma. Y él en soliloquio la imaginaba tenue, transparente, con gracia. Polvareda en el camino.. De día el sol le daba directo a los ojos. Y resistió por orgullo la mirada al sol al grado de quedar ciego. Escribe unas palabras al aire y quede el poema solo si es parte de un plan del destino. Era un grupo consistente de amigos. Con aplausos al final del tema. Una serenata a dos. regalos para navidades y cumpleaños. Al final de la jornada, quedó solo y asomó al espejo siendo él mismo reflejo del reflejo.

A los cuerdos

A los cuerdos porque saben de la sensatez. No les mosquea la rutina ni la esperanza fallida. Sonríen, saben de la fórmula etiquetada desde niños. Se acomodan en la fila donde nadie atiende. O listos buscan recompensa con amigos en asada por cumpleaños o goles. Los cuerdos han sostenido al mundo sobre sus hombros. Lo mismo que a la sociedad, a las instituciones y la avaricia de unos cuantos. Y hasta defienden a esos cuantos porque aspiran crédulos a ser parte de  ellos. A veces sueñan o posan. A veces dicen mentiras blancas para que no se note ese hastío de la nada. Porque los cuerdos esperan la vejez con salud completa. Cumplen sus rutinas enmarañados en la misma. Los cuerdos componen canciones que no publican ni mandan al destino. Hacen las compras en el mercado. Pagan sus cuentas con meticulosidad. No arriesgan porque saben que la vida no es un casino de apuestas. A los dolores de aburrimiento se aplican pócimas de autoestima y ejercicio. Reprimen impulsos caóticos. Todo en orden. Ci