A pesar de todo

El amor, como el agua, busca sus cauces. A veces entre las estrecheces culturales o paredes. Como el cauce del río que cambia ante los obstáculos. O a pesar de los troncos y basura que se arremolina en angosturas. El amor busca salida entre el camión de la basura donde van cartas perdidas o postales. Y entre la tormenta que cancela citas o cuando menos las difiere. Entre los barrotes de la cárcel con sus filtros, la visita. Y entre las prisas de los diarios, la llamada. El agua toma la forma del recipiente que lo contiene. El amor rompe esquemas y traspasa las barreras de la geografía y el tiempo. A pesar de las barreras del idioma o de cultura. O niveles para mieles donde se ausenta el lucro. Un pasto fino, cama de piedra o lujosas sábanas, es un postre anhelado. Y darle de comer al hambriento y sediento. El amor es la maravilla humana. Y tiene su parte en el martirio de la corona de espinas. Canta el gallo de madrugada. Y la luna nos hace un guiño desde la ventana.

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