Mi guitarra

Estaba en lote de objetos usados. Yo pasaba por allí y la acariciaba. La vendedora se reía al verme. Y la acomodaba de nuevo y me iba. Era una guitarra eléctrica roja de dos tapas. Veía su precio, no cara, pero quise investigar los precios en internet. Tan pronto vi que convenía el precio, luego de unas seis visitas, mirada de bobo, y la acariciada, regrese a comprarla. Me la vendieron con funda y afinador electrónico. Y en la bolsa de la funda venía la nota de compra. A nombre de Isabelle Dell. 6 500.00, el precio. Hammer, la marca. made in London.
Conocí una guitarra en secundaria. El sonido de las cuerdas me subyugaba. Y la forma dada a la madera evoca ciertamente el cuerpo de mujer. La escuela tenía taller de música y entro otros instrumentos tenía guitarras, mandolinas, panderos, violines, acordeón, entre otros. Y eran nuestra delicia, porque el maestro de música nos prestaba los instrumentos para llevarlos a casa. En la Normal formé parte de la rondalla, en la que conocí canciones románticas, de las que interpretaba la rondalla de Saltillo. Las guitarras eran de la escuela (borrador)

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