El cuaderno

Me sucedió como con una mesa blanca desarmable de fiesta. Una vez la di prestada. Y no vino de vuelta. Luego la vi precisamente en una fiesta, la misma, y a quien la di prestada le puso su nombre y apellido. Pena ajena. Ahora un cuaderno. Mi cuaderno de apuntes donde esbozo lo que luego escribe. Un cuaderno marca scribe forma italiana. Con uso suficiente por las letras y palabras de ocasión que se presentan dondequiera. Unos dos o tres poemas. Citas. Números teléfonicos apuntados. Y no le puse nombre. Ahora resulta que otro lo tiene y presume de lo que escribe cuando es notorio que solo escribo yo así y no otro. Mi pensamiento es único aún lo digo si refiero a desvaríos o locuras. Elogio de mi pluma, marca registrada. Un día se dará cuenta el impostor que de nada le sirve si no es escribiendo lo propio, aunque sean garabatos o cartas comerciales.. Y puede ser en ese u otro cuaderno. Yo escribo donde sea. Así en cuaderno fino, servilletas o papel para envolver tortillas. Ha sucedido. Me he comprado otro cuaderno. Misma marca y distintivos de origen. Ahora escribo que escribo. Título El cuaderno. Autor desconocido.

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