Instrucciones para vivir
Primero respire. Aprenda a respirar. Es más que básico, vital. Pase lo que pase. Puede jugar con aguantar varios minutos sin hacerlo. Es divertido. Pero sucede que a veces allí termina todo. Esto de respirar hágalo a diario. Deje atrás como señuelo las tantas voces de las prisas y vanidades. Que luego nos hicieron entrecortar la respiración larga para susto como invitación de muerte. Y andamos buscando pastillas para el susto, la felicidad, el éxtasis, bajar gramos o kilos y para dormir. Cuando vaya al doctor, crúcese de piernas en la sala de espera y mire de soslayo. Hay un abanico siempre de posibilidades. Rostros abatidos por la marea y el llanto. Rostros pálidos. Cuerpos mercancía del cirujano. Y las aspirantes a señorita eternidad. Segundo, sonría. Como si fuera el alimento diario. He agotado las entradas de la rifa. Señorita muerte y señorita veneno en primer plano. Entre actos salude a los vecinos de butaca con el gesto de a esta obra no le entiendo. Y solícitos procederán a darnos una conferencia. Haga ejercicios físicos. Estire bien las piernas. Las manos. Y haga movimientos de cintura y cuello. Tuérsale el cuello al cisne de los comerciales besos y versos. Su ocioso plumaje de los lugares comunes. Rimbombante actitud de feria para atraer la mirada del público.
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