Nos sobran los motivos

Nos sobran los motivos para las piedras y flechas. Argumentos tiranos del fracaso. Para lanzar al viento la incertidumbre de los días. Para el odio a esa parte propia de la vanidad y el ego. Sé que no pinto rojos cielos. Ni la lluvia es un capricho del destino. Escucho a Joaquín. ¿Y ese que grazna de qué país? Y yo riendo supe que no sabía de los fantasmas que aquejaban tu noche. Y escribes, escribes, donde el brillo de la tarde con luz en retirada da el toque de la buena vibra, la buena vida. Te sobran los motivos para desconfiar de mis palabras. Me sobran los motivos para confiar en el conejo de la luna. Esos que escuchas suenan raro. Como que cantan en otro idioma. Para la libertad sangro lucho y pervivo. Para que andemos rotos en la ausencia. Tomados de la mano del destino. Y el tiempo sobretodo tritura lento y nos deja una sonrisa helada por las ausencias maquillaje de la risa. Agosto bien viene en el momento preciso. Donde se escriben fianles para las historias que comienzan. Regla de oro son los puntos suspensivos, cuando sobran para todo los motivos. Como es el caso que describo. Los parecidos con la realidad son leales. Como esa canción que pregonaba en los 70s: no deja nada a la imaginación.

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