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Orador

Vi a la estrella y me acordé del cocuyo;vi la luz y me acordé de la sombra. Uno sueña con imágenes que se revuelven como si  la realidad no fueran fotografías revueltas en technicolor acomodadas en un todo de tres dimensiones. En sueños: un perro orador; una garza desafiante con las alas rotas; un corredor ciego en silla de ruedas; mariposa achicharrada; un cuaderno en blanco; cucarachas con escritorio de oficina; volutas de humo en cangrejera; muertos dignos y  vivos indignos; enanos bailando con  gigantas; miradas ondulantes; cortejos en lineas rectas; funerales. Son los sueños de la alegría y de la pesadumbre que se mezclan. ¡He dicho!

Historias conocidas

Un antiguo alumno me reconoció en el tranbús después de casi veinte años. "¿Se acuerda de mi?", soltó esperanzador, sonriente. "Sí, claro, de Las Gaviotas", le respondí.  Me contó, triste: "perdí mi carpintería con la inundación del 2007. No he podido reponerme. Acababa de invertir 40 mil pesos. Ahora ando de repartidor de carnes asadas."

Rumores

Rumor de mar en el concreto; rumor de paz en el colapso; en las grandes concentraciones de borregos y pastores; rumores que suben y bajan de las nubes; que entran en subastas especiales y en ventas de garage; rumores que llevan agua simple y sangre; rumor de pan y estopa, de gasolina y brillo, de fuegos artificiales. Nadie les hace caso. Los rumores se aíslan ante la sonrisa, ante la estocada civil, ante el fruto maduro. De rumores se apuntan el coche bomba, la insurrección de eunucos, de especies guarecidas de antes del diluvio, de gobernantes con filosofía. Yo pecador, propagador de oficio.

Sauce llorón

Hora quieta esta del frío para llegar al río y esperar al pez que salte y con júbilo cante al verme y dialogar todo esto sin par que es la historia del amor en la vuelta de la noria. Hora quieta de la historia en movimiento todo al momento del signo y del rezo y el llanto demudado de todos el bostezo y esta piedra dentro de mi nada siente que es un decir de valor porque de pronto la emoción hace presa de mi sauce llorón Perdonad la rima que es un recurso de estima antiguo y de edad fatal que engalana; no es bien ni mal es solo expresión de final de verso. Y si alguien ríe o llora o siente nostalgia es que en poesía hay magia sauce llorón. Sólo eso. Abracadabra.

Taller de soneto

Nico dijo: “lo  tengo”, somnoliento "Al fin logré escribir este  soneto" Y circunspecto escribió raudo el miento por la rima, usted sabe, que es el reto. Jubiloso soñó con sus amores, lego, pispireto y rubicundo, corrigió presto y ágil los errores, y  lo mostró a un crítico fecundo. Pobre es tu poema y sin acentos; comunes, los lugares de la rima. Abstente, Nico,  en ti no está la cima. No invocas en los temas a las hadas. No captaste al ciento los momentos de la luz, de la lucha, las miradas

Venid a mi

Vengan a mi los cánceres y las angustias. Pueda yo incarles un diente y espantarlos. Vengan a mi todas las enfermedades y calamidades  incluidas esa del  mirar pajas en ojo ajeno y no la viga en el propio. Venga el péndulo, el columpio, el ajedrez y la rueda de la fortuna, que algo harán los niños. Vengan los cánceres y la tuberculosis, y con ellos el perdón por las vidas indiferentes, soberbias, las que miran de reojo el escote, minifaldas mientras señalan la puerta de salida al  pintor de desnudos. Vengan los que lapidan a las mujeres por angas y mangas terrenales, los que dan de patadas a las hijas del domingo siete. Vamos a destruir el mundo, empezando por los muros, las púas, las celdas, el pensamiento siervo, el pensamiento cautivo. Que vengan las enfermedades que purifican, alejémonos del odio a la vida.

Imperfecto soneto

Absorto ante la luz el almirante discreto ante el amor que lo avasalla sabe amar en gozo a su amada amante aunque medroso ante rumores calla. No  rencorea angustia en sacrificios ni exige cartas a la mar lanzadas apenas pide besos por oficios y espera sol o guiño en dentelladas. Ven, sí,  veloz Cupido con tridente Ven, sí,  a mi con  lista de presente caras vemos en gozos escondidos. Deja al sol que brille en las miradas Deja lunas que buscan emboscadas que el tiempo siempre funde a los fundidos.

Desacato

Prohibido decir no, decir si: lo maldito y bendito no tiene fronteras. Prohibido decir basta o sigue: la señora muerte no tiene prisa, ni paciencia. Prohibido fijar metas incoherentes: hemos llegado al  punto en que giramos alrededor de la  noria. Arriba o abajo es indiferente, mayor y  menor no aclara nada. Los gitanos entre ellos mismos se leen la mano. Por eso tenga a mano el mapa del deseo, el libro de Maldoror o del de Ubeda o la llave de la luz. Y saque a pasear la voz interior a ver si coincide en lo esencial con El Poeta, que es decir aprecio por la vida, preocupación social, largo etcétera. Recordad que el Sur existe.

Bruno Tres Patines

Bruno le prometió el paraíso terrenal a mi amigo peruano: "una chica de las del baile, amiga mía, soñadora, artista, subirá a tu habitación a las 11 de la noche, materializando tus bellos anhelos de búsqueda". Dijo que era trabajador con diez años de antigüedad  en el hotel, como instructor y guía de surfings. Que podíamos ir gratis al día siguiente a la playa con él y surfear en Cayo Blanco. Que no podía tomar cerveza en el lobby, "porque hay cámaras y puedo perder mi trabajo". Tomó café y, como a escondidas, una copa de ron Havana club 7 años. Planteó la tarifa en cincuenta CUCs (pesos cubanos convertibles), que incluye a  la muchacha artista bailarina del espectáculo que presenta "nuestro" hotel Habana Riviera, además del pago al oficial de guardia para el permiso a la chica de subir a la habitación. Mi amigo pagó a escondidas la tarifa y subió a las 10:30 de la noche, loco de contento, con la imaginación desplegada para cantar con la piel y el alma c...

Habanera 2

Todos tienen un mar de palabras y sonrisa fácil para mostrarte el país que amanece viejo y se renueva entre autos de mediados del siglo pasado y habanos que levitan el espíritu del los bohemios, aspirantes al cielo de las musas aquí en la tierra.

Tiempos

La inercia y la rutina son lastres del día. En el amanecer perciba la luz en todo su esplendor, en el rostro y la mirada.  Unas palabras empujen el hacer. Mire con ojo crítico las estructuras del poder de papel en la sombra. Del sótano al primer piso se escribe la historia terrena, como también del cielo caen sentencias mediante símbolos de rayos con trueno. Ah, la lluvia es el mejor mensaje: es vida y esperanza.  La brevedad del tiempo se percibe en la bienvenida y el adiós. Sin embargo los tiempos son lo distinto, lo distante y la mirada de quien observa. Cada uno de nosotros escribe su historia personal.

Habanera

Donde las azafatas tienen que sacar los brazos y empújarse apoyadas en las nubes para que avance el viejo Yak ruso...

Cuaderno ¿para qué?

¿Para qué el cuaderno? Para qué escribir si las palabras se las lleva el viento o el fuego en el caso del cuaderno. Qué caso tiene pergeñar ideas, sueños, aspiraciones y dejarlas por escrito, si el dicho se aplica de que el homo pez por lo escrito muere. Y luego viene esa afirmación temeraria de que todo lo que se escriba podrá ser utilizado en  contra del escritor. Menos mal. Escribir en el cuaderno no es señal de nada, menos de originalidad, creatividad o vida. Escribir no es otra cosa que la desesperación por saber que somos nada, ni paréntesis o polvo. Escribir es un intento de tragarse el mar de un sólo buche. Dan ganas de no hacer nada o mucho, y quedará la idea de que no hemos hecho nada. De nada sirve ¿Y qué importa? Salva la música del tal Auté o Serrat.

Carta (2)

Escribe y dile, hazme el favor, que gracias por escribir. Dile que extraño mucho sus palabras, que conteste para saber de su situación allá ahora que el maíz se secó y los nopales, ahora con la helada. Que por acá también hace friyesito, que acá estamos bien, que mi hijo mayor se fue p´al Norte, que anda en las pizcas. Que los más chicos ya están en la escuela. Dile, hazme el favor, que si Dios quiere me echo una vuelta por allá, por las pascuas. No escribas lo que ves, lo que oyes; no digas de los problemas que hay por acá; lo que no te estoy diciendo, lo que no te estoy dictando, para que no se preocupen.

Cartas

Cartas de amor, con lágrimas y besos incluidos, despedidas o anhelos de vuelta, llevaban los carteros a su destino, esperado. En casa sabías de la hora del paso del cartero, escuchabas anhelante su silbato, ya cerca. Salías con la esperanza de que al pasar, volteara a ver tu casa y llamara para entregar la carta de amor. A veces sí. Pasaba de largo la mayoría de ocasiones. Y a esperar el día siguiente.  Una carta es la poesía amorosa escrita con otro tipo de palabras

Oda al silencio

¿Donde están la música,   las oraciones y los salmos cuando la gente está en silencio? ¿Dónde los peces, los gatos y los perros cuando la luz   hacía escarnio de la sombra? Las preguntas no tienen respuesta. Hubo palabras para todo; desde las ofensas y las diatribas contra el hombre, hasta las petulantes voces que, interesadas, ensalzaban  y veneraban la mediocridad y lo pusilánime. Un día la palabra oral gastada dejó de existir. Desde entonces la poesía del silencio forma parte de los libros en los estantes.

Oda a las pequeñas cosas

Un grano de arena no es la arena, es apenas una muestra de esperanza. La célula sabe desde el origen el rumbo y el fin de sus días. Un gramo de palabras sorprende al universo. Nadie dice nada. El hombre del discurso duda en su retórica donde a pocos convence. Es entonces que baja del estrado sale corriendo y sigue el camino de la fábula. Es un suicidio que deja enseñanzas. La flor seca está dentro de un libro. Este en la caja de recuerdos, junto con las cartas, la moneda, un dado y la seca espiga del sorgo. Las palabras, todas ellas pequeñas réplicas del terremoto, sostienen el universo del hombre.

Oda al espacio

Todo cabe en el espacio sideral, desde el gramo de mostaza, hasta la luna multiplicada en el espejo. Entran  las letras, el honor (si cabe), las especies, la madera, el agua simple, la estopa, la música y las muñecas. Todo cabe: el payaso con hambre, el faquir con escopeta de madera, también el maestro alfabeto y el sacerdote enamorado. Un venado baja a tomar agua y lo cancelan desde la mira. En el cielo se anuncia nube y el viento despeina a la condesa. El cronista pide espacio para la ciudad en sus palabras y las cenizas del pueblo que tienen en la urna (funeraria). Alguien desde adentro cierra la puerta del espacio.

Oda al miedo

Todo en silencio. Ausencias. Un hombre trata de pronunciar palabras y no salen sonidos de su garganta. Roedores hablan por él en asamblea. Un asno levanta la mirada y los ve desde lejos mientras escribe su discurso de ingreso a la academia del rebuzno. Investigadores privados indagan los orígenes del miedo y al tener los resultados sienten miedo de las represalias. La censura publica un desplegado en todos los medios, que no hay censura.   A lo lejos alguien grazna, a lo lejos.

Frontera 2

La linea es imaginaria. A veces la marca el río o la sombra. Hay garitas de aduana en ambos lados con ley en mano y revólver en cintura. Rostros atribulados muestran documento con sello, de ida y vuelta. Los pájaros, los cormoranes y las moscas nada saben de frontera. Cantan, copulan, comen o defecan, uno u otros, donde les place la gana.

Frontera

Luces de neón y marcas de grillete en los tobillos. Bolsos vacíos, sonrisas como muecas, palabras como maldición. Atrás la historia personal de abandono de escuela, rezos, sequías y penurias. A pecho abierto recibieron la bienvenida con estruendos secos de pólvora y plomo. Desde lejos le acompañaban las risas y esperanzas de sus hijos y padres. En la cartera unas palabras y fotografías del santo de las causas difíciles, una carta húmeda por las lágrimas. El rostro de su mujer e hijos. No hubo camino de regreso. A lo lejos acampa la ira, el enojo, el desprecio.

Preguntas 2

¿Es azul lo rojo? ¿Es amarillo el azul? Preguntaban los niños.  Y seguían en sus arrebatos de vida: Dios también creo al sapo y la mariposa. Un enano es pedazo de Dios. Yo vi la muerte y me acariciaba. Yo tengo una novia que es como una principessa.  Eran las expresiones de los niños en un salón de clases. En eso llegó el maestro. Les dijo que sacaran su cuaderno y lápiz, y escribieran una composición sobre un niño que mete gol. En treinta minutos regreso a calificarla. Los niños se dispusieron  a hacer el trabajo. En el salón apenas se escuchaba el vuelo de una mosca.

Preguntas

¿Qué hora es? Pregunta el tiempo. Que la muerte responda. Finalmente el reloj de la vida da origen a nacimiento y muerte, los dos rostros de la existencia. ¿A dónde vamos? Pregunta el niño. Se hace un silencio espectral. Nadie responde. Se miran unos a otros a través de las cuencas. ¿Y Dios qué hace por nosotros? No blasfemes, le dicen rápido. Dios no existe fuera de ti. Y a veces ni dentro de ti. Es humo, es fuego, es relámpago, es oscuridad y luz. ¿Quién sabe otro cuento? Todos levantan la mano, se oyen murmullos. Todos a la voz de ya quieren exponer su propio cuento, recuerdos y notas del falso curandero. ¿Es hora de irse? Es hora de irse o quedarse. Es lo mismo. Nada se resuelve. De Diálogos entre cadáveres  

Y también mi cervecita, dijo Cuca

En Macultepec, poblado grande del municipio de Centro, vivió Doña Cuca, a quien le decían de cariño Cuquita. Dama muy estimada, allegada a los grupos de la iglesia católica. Su esposo, Tomás, la acompañaba a todas partes, desde los paseos al parque, las misas, hasta todo tipo de fiestas y velorios. Un buen día le avisan que falleció un vecino, y ella, siempre piadosa y solidaria, se baña, arregla y acicala para acompañar a la comadre, viuda y ayudar en lo que se pueda. Prepara un bolsita de mandado, con lo que se acostumbra llegar para esas ocasiones sociales: café, azúcar, galletitas, pan bimbo. Y entrando, directo se va hasta la cocina, donde ya están las mujeres, preparando algo para los dolientes y los acompañantes. Sus amigas la ven y al verla entrar sola  le preguntan: “Cuca, Cuquita, ¿y Tomás, vino?” Y ella, distraída, o acostumbrada a ese tipo de vacile, responde: ”sí, sí tomo vino, y de vez en cuando mis cervecitas”. Sueltan sus amigas las carcajadas en medio de la seried...

Qué joder, y ya llegando

Doña Praxedia era de Jonuta. En tiempos del gobierno de Tomás Garrido Canabal estaba prohibida la producción, venta y consumo de licor. Garrido era inflexible en eso. Había muchos clandestinos que desafiaban el poder del gobierno estatal, y Doña Praxedia era una de ellas. Se surtía con Don Cheo en Emiliano Zapata. El viaje de ida y vuelta era en cayuco por el río Usumacinta. Esos cayucos tenían su panza que daba hacia abajo, donde escondían la mercancía prohibida. Muchos años le resultó. Había quienes les avisaba cuando había revisiones. Y a veces les revisaban y no encontraban nada. Pero la gente del gobierno de Garrido sospechaba: había licor en venta en Jonuta; Doña Praxedia hacia viajes a Zapata. Hasta que una ocasión detienen el cayuco. Le revisan y al fin dan con la barriga en el fondo del cayuco. Y sacan el licor. De allí la famosa expresión de “que joder, y ya llegando”. Y junto a ella, su distribuidor, amigo y cómplice, que a veces la acompañaba con la expresión que completa ...

No conozco, dijo Fafo.

Fafo es oriundo y residente del municipio de Emiliano Zapata, Tabasco. Casado por las tres leyes. Su esposa, afecta a jugar Canasta, escucha de sus amigas que su diligente marido la engaña. “Con quién crees, amiga?”. Allí se entera que la engañan con su ayudante doméstica. Le dan detalles de lugares y momentos cuando se encuentran ambos, amorosos, pasionales. Ella se muerde los labios y calla, sigue jugando a las cartas, como si nada y, en su interior,   decide que al día siguiente correrá a su ayudanta. Así lo hace, sin explicaciones ni gratificación por la antigüedad en el trabajo. Al preguntarle Fafo la razón de tal hecho, la respuesta es directa y súbita: “no te hagas tonto, porque es tu amante”. Fafo se sonroja pero no pierde el aplomo. “Claro que no, que pendejo te lo encontraste”, responde. “Ni ando con ella ni lo volvería hacer”, dice, haciéndose el indignado. Pasan los días. Se amontona la ropa sucia; el patio tiene más basura por las hojas de otoño que caen y de las que ...

Se oficializa el premio José Carlos Becerra 2010 a Verónica Sánchez Marín

Hoy miércoles 3 de noviembre en la tarde se oficializó el dictamen del premio de poesía José Carlos Becerra a la escritora Verónica Sánchez Marín.

Mosca

Sobre el cuerpo de un perro moribundo revolotean las moscas a la espera del momento final. Se alejan y vuelven. Celebran por anticipado el festín. El animal mueve leve la cola. La imagen es la lección de cuando seamos nosotros el cadáver a la espera de las moscas sobre nuestro rostro. Viven horas o días. Es fugaz su paso por el mundo. En tanto no hay cadáver, celebran sobre el pastel en las fiestas. Forman con sus patas la mezcla de materia.

Hombre

Levantó la piedra y alzó el rostro. Era lápida dentro de la caverna. Logró con esfuerzo levantarse y dar unos pasos entre la oscuridad. A tientas toca paredes y se guía por el ruido de murciélagos que pasan por su lado. Imagina la luz. Sabe del verde de los árboles, los frutos. Sabe de la lluvia y el canto de los pájaros. Pero sigue allí, sin saber que los pasos le llevan al fondo de la cueva. La salida está en el lado contrario.

Caminar

Pasos sin rumbo son buen ejercicio. A un lado el panteón y la iglesia. Rostros atribulados condescienden en la tierra con la mirada al cielo. Los pasos de un López, un tal López  entran y salen de la cantina, de la peluquería, del restaurant de ostiones, del mitin en partido político, de la huerta de naranjas, de la confitería. Los pasos siguen sin rumbo definido en el intento de encontrar lo nunca antes visto. El hombre sigue sus pasos tras de la muchedumbre que se dirige a ninguna parte. Un ruiseñor canta. 

Flor

La flor no se inmuta por la brevedad de la vida. Algunas duran horas, otras días. Unas florecen en la mañana y para la tarde están marchitas. No se inmuta la flor ante la belleza. Ni se sabe bella, ni sabe del concepto de belleza. Uno mira la flor, desde abajo o arriba, arrobado, dispuesto a la acción, que bien puede ser el dibujo, la fotografía o la charla. La flor nunca llama al colibrí,  ni espera al fotógrafo. De pronto del botón  aparece el poema, y el mundo se detiene.

De liebres y conejos

Eran conejos y liebres de los que mi padre me hablaba. A veces dan conejo por liebre. Y esta es rápida para correr y dejar en pasmo a los lebreles. El conejo es noble y multiplicador de especie. Como el espejo que paralela Borges con la cópula. Lavo mi cara y me seco frente al espejo que no me refleja. Al conejo ponen zanahoria. A la liebre hacen correr para que los perros corran tras de ella en ejercicio para las carreras de competencia. Míralos, entretenidos, esperando que el conejo o la liebre vuelvan y les traigan la respuesta.

Ni en la tumba

Ni en la tumba absorto olvidaré tu nombre. Quedará grabado en roca antes de que esta se convierta en polvo. La eternidad del tiempo quedará grabada en la galaxia como un recuerdo del paso de la conciencia por el mundo. Los pasos regresarán a su natural entorno. Las palabras flotarán en el espacio como el verbo al principio de todo. Será coro sonoro de murmullos, risas y palabras. Y no habrá nadie que lo escuche.

Cuando me vaya

Cuando me vaya seguirán floreciendo las rosas y geranios. Cuando me vaya el sol saldrá  de rutina y la luna seguirá embromando para los besos. En los cuadernos seguirán escribiéndose palabras de amor y el libro Epigramas, de Ernesto Cardenal, seguirá en su ruta de enamorar colibríes. Nada cambiará. Sólo yo estaré fuera  y el aire seguirá levantando polvo, moviendo las hojas secas de los árboles y levantando la falda a las muchachas. Yo seguiré mi ruta en el laberinto con la música por dentro. Ya polvo volveré en barro y palo. Si alguien me recuerda .

Agua

En marejada viene el agua, rauda, arrastrando todo a su paso. Corro despavorido como si viera al diablo. Y logro al fin pararme en parte alta desde donde miro apacible correr el agua. De tanto en tanto viene fuerte y luego calma. No hay escapatoria. Una vez u otra, habrá de arrastrarme en el destino de ahogado. Aclaro que sueño. Y en él suceden cosas absurdas, florecen los miedos, las fobias y las filias. El agua absurda, desbocada, corriente, me derriba. Yo le hago trampa y me despierto.

Día de muertos 2

Cuando llegue la muerte por mi, dejadla entrar hacia mi alcoba. La esperaba desde hace tiempo, desde el nacimiento. En el trayecto tantas veces se acercó  para hablarme al oído y tomarme de la mano. Una vez a los 18 años iba en camioneta montado en un montón de naranjas. Era en la carretera San Luis Potosí-México. De pronto aparece la muerte desde la curva, provocativa, coqueta, somnolienta. Yo abro los brazos, amoroso. El final estaba escribiéndose desde ese instante. Luego estuvo más cerca a los 37 cuando explotó el neumático, se rompieron los cristales. Me acarició el rostro y me besó, lo juro. Yo iba con un amigo que ansiaba la libertad del fin. La muerte se acerca a mi, coqueta, me tapa la nariz, juguetona, me acaba el aire. Y luego risueña me suelta. Yo disimulo. Hago como que no la veo, como que no viene por mi. Estoy preparado, casi listo.

Día de muertos

Escribo una carta para que la lleve el mensajero hacia mis muertos amados: el poeta de los versos de luz; mi madre acomoda mi uniforme a la orilla de la cabecera;  la religión disputa las ideas con los magos; un cantante dejó su primer disco junto al oído; un hombre o mujer de lucha sin ambiciones personales; el que cruza la linea divisoria en la frontera; el maestro que me enseñó a silbar y otros. En espera de respuesta comparto agua, pan y sal con los pájaros.

Guitarra

Figura de mujer plasma el ebanista. Notas para el cielo contenidas.  Va de canción a serenata. Hubo una vez un genio encerrado en la botella, que al salir encontró de frente a la guitarra. Con azoro nada dijo. Empezó a cantar un poema  de antes del diluvio. Anda por allí, errante, intentando cambiar el mundo con su canto.

Nada

La nada es  bosquejo de futuro, pequeñas y grandes cosas en la imaginación. Todo es también nada, entonces. Escudriño en las palabras y silencios. Camino por el bosque de balas y huele a miedo, las miradas lo dibujan, negación de luz. Escribir  es buscarse en los bolsillos el papel de una nota y saber que se perdió el croquis del tesoro escondido, del origen del arcoiris, del cofre de palabras. La nada es el prefacio de la novela del futuro. "¿Y que significa todo eso?" Despreciar la hoja y amar el árbol. Amar a Dios y soñar en fama. Amar a Dios y vestir de visón o armiño.

Soda

Era octubre del 79. Siglo pasado y mi primer año escolar como maestro de básico. Tenía sed y era el recreo. Mis primeros días en esa escuela Benito Juárez, ranchería El Alacrán, Jalpa de Méndez, Tabasco. Había jugado con el grupo: adivinanzas, esconde esconde, carreritas del encantado. Tenía sed y le dije a Vismark "tráeme una soda". Salió como un bólido el niño de siete años. ´Tardó casi nada. Con la lengua de fuera y contento me trajo mi soda. Eran galletas marca Soda. Seguí con sed. Y comprendí.

Castañas

Ríen. Yo mastico. Se llaman castañas. Doña Carmita había servido abundante bufett desayuno. Frijolitos, queso, huevo con chile, tamales, arroz con leche, plátano frito. Yo vi las castañs calientitas. Tomé una, luego otra, sabrosa. Tenía hambre. El ambiente de amistad: pláticas, sonrisas. Más insistentes las risas. "Quita, coño, la cáscara a las castañas", dice Jorge, maestro de primaria, compañero, anfitrión.

Me acuerdo

De la canela en el arroz con leche; de las esferas del árbol; la cáscara de la papa; las mil capas de a cebolla; el grafito del lápiz; la tinta de China; el obrero del barro en la muralla; el obrero que forja el metal para la campana; el ebanista que da forma con madera a los instrumentos de cuerda;  el libro de bocetos de novela; el diploma de participante; la carta jamás enviada; el último de la fila; el agua en la nube desafiante a la gravedad; las alas del colibrí que lo sostienen junto a la flor; el gesto adusto de un anciano en el albergue; el rostro sin la máscara; los zapatos blancos del payaso; los vidrios del faquir; el animal en el abrigo; la pólvora noble antes de impulsar la bala; el verso en el laberinto del cerebro; la poesía en la sangre.

Los 20 libros que torcieron mi vida

La biblia (El Cantar de los cantares, las lamentaciones de Job, proverbios, etc); Filosofía para principiantes, de Rius; Principios de filosofía, de George Politzer; Hambre, de Knut Hamsum; 20 poemas de amor y una canción desesperada; La broma, de Kundera; la biografia en tres tomos de León Trotsky, por Isaac Deutcher (El profeta armado, El profeta desarmado y el profeta desterrado); Los cuentos de El cuento, de Edmundo Valadez; El llano en llamas, de Juan Rulfo; El perfume, de Patrick Suskind; Escritos de un viejo indecente, de Charles Bukowski; Macario,de B. Traven; La feria, de Juan José Arreola; Metamorfosis y El Proceso, de Franz Kafka; Las cartas desde la Rue Taitbot, de William Saroyan; Lo demás es silencio y Obras completas y otras fábulas, de Augusto Monterroso; El cancionero, de Joan Manuel Serrat; Las venganza de Carlos Mango, de Francisco Rojas González; Crimen y castigo, de Fiodor Dostoyevski. Son 21 libros, porque es infaltable el de principios de Filosofía, de Politzer, ...

La llamada

El libro y la sonrisa como novelas siempre rosas. El agua fresca para calmar la sed. La moneda de tres caras al aire. Un reloj donde está inscrita la hora de la muerte. La cita de dos que coinciden en el beso y la palabra. Una película donde no hay final feliz y queremos verla de nuevo. La llamada de Dios donde dice lo que ha de hacerse y de guiño dicta textos y el número de la lotería premiado ayer.

Fotografía

Es el instante. Los rostros quedan fijos con la mirada sublimada al frente, donde la cámara atrapa el recuerdo de que una vez estuvimos aquí, donde ninguna parte. Ya no hay nadie donde estaban todos. Humo donde había polvo. Cuencas vacías donde una vez se atraparon maripposas y colibríes. Al instante sigue otro en el desfile interminable de tiempo. Al fondo se mira la luna de octubre. De otro octubre. Somos fotografía de sueños en movimiento.

Panorámica

Empleadas cantan  rumbo a las maquiladoras. Vendedores de elote asado calman el hambre. Cantantes de calle anuncian soles y lunas. Pregoneros de hierbas como medicinas milagrosas. Pasto seco. Panteones de automóviles. Autos mil veces usados. La carne asada. Tiros en la calle. Notas de acordeón en los camiones. Chile piquín con jícama. Camarones secos. Hombres que deambulan por las calles con la mirada al norte y al suelo. Caballitos de feria y ruedas de fortuna. Palabras en tono alto y silencios luminosos bajo el huizache. Los rostros no pierden el ánimo de escribir su historia. El ferrocarril  parte la ciudad en dos a las doce y seis de la tarde. Las notas de Rigo y de Ramón Ayala ayudan a encontrar misterios. Suenan los zapateados en los pisos de madera o tierra levantando el polvo de los muertos.    

Movimiento

Mover músculo y huesos. Dar movimiento a los tendones, detallados ensambles elásticos. Saltos, pasos, maromas, trote o carreras. Imágenes.  Cada palabra bruñida resume luz y brillo; juntas muestran un mundo realmente existente. Hay palabras de frío y calor, pero todo movimiento genera calor. Las imágenes hacen recorrer luz en el yo interno, que aparece de reflejo en tu mirada.

Piruetas

Saltar al vacío y en caída libre hacer dos o tres piruetas y cabriolas, no es como se imagina cualquiera una mala fortuna de saltimbanqui. Uno empieza por practicar dando saltitos bajo la lluvia, o detrás de la cámara. Uno corre por la arboleda y entre caminos la maroma aparece, el salto triple, o el salto del tigre. Así va la vida. El cuerpo necesita siempre movimiento para facilitar la circulación de la sangre y las ideas se refresquen cada mañana. Aquí va  sonrisa y palabras. Ambas forman parte siempre de mi movimiento, el único.

Don Isaías Villanueva

Don Isaías Villanueva,  padre de nuestro amigo Eligio, contaba de cuando en una cena de Navidad en el Casino Matamorense, de donde era empleado con antigüedad de más de 30 años, uno de los celebrantes lo llama, lo abraza, y efusivo, delante de todos, saca su cartera y le regala un billete de veinte pesos. "Tu navidad", le dijo con voz fuerte, para que se enteraran de su amplia generosidad. Y Don Isaías, encabronado, pero diplomático, se desabraza, saca su cartera y de esta un billete de 50 pesos. "Esta es mi navidad para usted", le responde, sonriente, aunque rijoso. Todos se quedaban perplejos, atónitos: un mesero regalaba de navidad un billete más de dos veces su valor a un millonario fantoche.  Don Isaías contaba lo anterior, festivo, burlón. Y nosotros lo escuchábamos como en fiesta. Por cierto fuera de su casa tenía un letrero que decía: "médico, cirujano, partero; ejerce sin título".

Canario

Rutinario y cotidiano, llega, se acomoda en la rama y canta.   ¿A quién dirige su melodía? A mí, a todos, a nadie. Luego de unos minutos se marcha. Su imagen desaparece en el horizonte. Durante el día su imagen etérea y su canto me acompañan, me motivan. Así pasan las horas del tiempo indiferente. Lo comento con algunos vecinos. Me dicen que nunca lo han visto o escuchado. Que raro es todo esto. Una nueva mañana. Canta el canario.

Vertical, el árbol

El árbol, vertical, anuncia siempre buenas nuevas: sombra,  fruta, nidos. Guarda humedad para los tiempos de seca. Resiste al calcinante sol a la espera de la noche y la nube. Al fin de los tiempos, cae. Gallardo, da calor en leño y carbón, donde se necesita cuando el invierno.

Foro

Responsable de las palabras en el foro. Verdades que caminan solas, sin empuje. Verdades sabidas y reconocidas hasta por los que claman el silencio. La palabra en el foro es libertad. Es gala de caminar en vertical, soberano. Es virtud teologal y mística.  Es virtud terrena. Es actitud de vida donde no hay vuelta de hoja. Es vibrar en el concierto de la vida. Es a veces acompañar en la obra. Y a veces atender solamente al que dicta cuando dice: actúa. Haz.

Corridos

Con la muerte de Chito Cano, apenas ayer, vienen al recuerdo los corridos que escuchábamos en la radio y se oían en las cantinas. Entre tantos, el que le compusieron al legendario personaje. "Año del 74, el mes de octubre corría, en Reynosa, Tamaulipas, al despuntar nuevo día, hirieron a Chito Cano no se sabe quién sería". Crecimos con los corridos, de todos los tonos y de diversas épocas. Con ellos aprendimos a escuchar nuestra historia de este lado, la marginada, la que emerge, la que irrumpe, la que se impone. Luego por secundaria leímos que era parte de nuestra cultura el género del corrido. Un buen corrido, un buena limonada o cerveza, un elote asado y la interminable charla norteña con fondo musical:  "De Reynosa a Matamoros/ de Monterrey a Laredo/ anden con mucho cuidado/ agentes y pistoleros/ todavía soy  Chito Cano / y todavía no me muero".

Paso del Norte

Me educaron con canciones. Desde el canto de cuna, y las que se escuchan en las estaciones de radio y los bailes, fueron formando un conjunto de ritmos y palabras acompañados por las notas musicales. Para cada ocasión, un canto acompaña el momento. Y con las canciones  aparecen un tumulto de imágenes en el recuerdo. Por ejemplo con "Paso del Norte" cruzan por mi mente el desierto, los chaparrales, los nopales, el sombrero, la cantina, las tunas, el río Bravo, los carros americanos, los deshuesaderos. Sólo por mencionar una canción.

Balada de otoño

Uno se detiene a mirar el bosque por las hojas. Todas a uno, matices de verde. Cumplen su ciclo y, más con el otoño, caen. Luego las arrastra el viento y sin rumbo fijo recorren distancias hasta que desaparecen. En su trayecto desde el árbol, su caída, y su viaje en arrastre del viento, escriben la balada de otoño, música de nostalgia, de añoranza, de estío. Y sin embargo, cíclico, el tiempo trae la primavera.

Vargas Llosa

Ya era tarde, poco más de media noche. Había leído las notas previas al nombramiento del Nobel de literatura. Lo dan a conocer el primer jueves de octubre. Las casas de apuestas perfilaban  nombres en esas listas de escritores muy conocidos y desconocidos (por uno). Y luego decían las notas, y entre los "eternos" a la espera están Carlos Fuentes,el sirio  Adonis, Vargas Llosa, Philip Roth, y otros. Me dije "mañana a medio día está despejado todo y quedará sólo un nombre, un sólo hombre o mujer. Luego al sueño, ya era tarde. Vi con mis propios ojos en el sueño el nombre de Mario Vargas Llosa, Nobel 2010. Lo escuché en la bruma del sueño. Lo vi en la televisión del sueño. Por la mañana estaba sorprendido y con la curiosidad de saber y a esperar. Pensé escribir sobre este sueño antes de saber el nombre del nuevo Nobel. No lo hice pero se lo comenté a Cinthia. Subimos al auto para el traslado cotidiano. Encendí la radio. Cambié de estación. En esta estaban dando una semblanz...

El nombre

Traía mi cámara, como la traigo. La poderosa Nikon 5000. La debo, claro. En paguitos va saliendo la deuda poco a poco. Llego al cruce del Paseo y 27, junto a la catedral. Una niña movió tres pelotitas. Morena de 12 años, no más. Termina dentro del tiempo del rojo del semáforo, y en ese mismo tiempo recorre los autos. La veo de lejos y disparo. Mal tiro de foto. Se acerca y la tomo más cerca de ojo. Mala foto. Ni modo. Le doy cinco pesos. Sonríe como los ángeles. De veras. Va al carro de atrás y regresa. Al pasar le pido tomarle otra foto, ríe, y posa, nerviosa. Termino y le pregunto su nombre. Lesvia, dice canturreado y en voz bajo. Creí no escucharla bien, enredadas las notas. "¿Cómo?", vuelvo a preguntar incrédulo. Calladita, en susurro, vuelve a decir su nombre.

El viento

El viento levanta polvo y faldas.  Desacomoda el peinado, las ideas y pone arena en el pan y el sandwich. Tira las hojas secas y levanta láminas de zinc. El viento reacomoda las cartas de la baraja y muestra como en el albur la del gane, la que espera el jugador. El viento es un delincuente que tira la casa frágil, pero limpia las calles de la ciudad.  Lanzo las hojas de mi cuaderno al viento. Y se van sin flecha a ninguna parte. A veces caen al cielo, a veces al infierno.

Piedras

La piedra es dura, agreste o lisa. La lanzo  y me regresa. Es algo que no entiendo. Las junto  para hacer camino y se me rebelan. Nada de camino, dicen. Queremos cantar y escribir poemas. Y yo me burlo de ellas, las duras. Para piedra nacieron, al destino de piedra corresponden. Vengativas señalan la mano que las lanzan. No estaría mal escribir poemas con ellas.

La manzana

Si lanzo la manzana, cae, irremediable. Si la guardo poco a poco desaparece con gusano incluido. Al soltarla hace recordar una lección antigua. La manzana es bien recibida. Y no hay mas. Uno busca imágenes mejores, datos, pistas. Pregunta el profesor ¿qué significa la manzana en su texto? Y la respuesta es franca, gallarda, clara. Eso significa, una manzana simple.

A veces

Nada que escribir a veces. Y busco temas, escudriño en los silencios y la algarabía. Y en la hoja nada queda. Rompíamos las hojas. Y guardábamos la pluma y el cuaderno. Y nos quedamos como bobos mirando por la ventana. Vendedores y autos. Niños  pasan pateando botes de refresco. Perros ladran. Y alguien pasa y saludan, y levanto la mano en señal de respuesta. A veces no hay nada por escribir. Y es cuando uno debe hacer otras cosas. Palomitas de mantequilla. Podar el árbol. Hay cosas más productivas que escribir. Tomo un café con galletas. Acudo al libro blanco, al vacío. Para enterarme de lo nuevo que he escrito. Y me sorprendo: discursos sin palabras, novelas y cuentos no escritos. Es bastante. Es mucho. Y a veces no hay nada. Voces y señales. MIradas.

Tribulación

Donde está la nada habita el olvido. Es cierto del humo, la espera, la espina. Todo se junta como un rosario de dolores para expurgar las penas. Hoy la neblina, lo gris lo oscuro, la mentira. Mañana la nada como muestra que labrador siembra en el aire. A ganancia de pescador en río revuelto, el agua toma la forma del recipiente que lo contiene.

Fotografía en sepia

Aparecen  las reales palabras, los recuerdos. Se escarba sobre lo sensible para que aparezca lo que está adentro. Vienen los recuerdos: sonrisas, palabras, caídas, abrazo de mamá, señalamiento de horizontes, libros, carreritas, fotografías en sepia, discursos familiares. Como estatua están mamá y papá aplaudiendo cada paso del presente señalando el futuro. Y hay entonces besos y abrazos. Dulces de papaya y duraznos, coco y flores de laurel de la India.

Habanera

Volví a ir a Cuba. La primera  fue  en  2003. Anoche fui  de nuevo. No vi lo mismo. Había pobreza, la hay, aunque distinta. Había mujeres llamando a mexicanos, ahora no. Fue muy distinta la visita. Ahora iba yo con una poderosa Nikon para "tirar" fotos de rostros y calles. Niños en beisbol. Mujeres trabajadoras. Y hombres con actitud de asaltantes -que no lo eran- y niños buscando dulces en mis manos. En algún lugar quedó olvidada la cámara. Y mi tragedia era personal.  Pérdida fatal. No moví un sólo músculo. Fui y vine a La Habana. Desperté y la cámara estaba conmigo.

Dos

Si dos es el asunto, entonces hay diferencia, y vienen las diferencias. Las hay porque son distintos, dos individualidades que están cerca, que se buscan, que se concienten. Y las diferencias son porque con las palabras  se exponen distintos puntos de vista. No es insalvable el asunto. Es cosa de ponerse de acuerdo, y ceder cuando es menester. Cuando de dos se habla es porque están cerca, coinciden, enfatizan las coincidencias y toman las diferencias como referencia para reivindicar que son distintos. Cuando hablar de dos se trata, es entonces cuando sabemos que esos dos hacen la diferencia en todo lo que sucede aquí abajo, donde transitan los hombres.

Agua (2)

Cuando la lluvia serena viene, damos gracias a Dios. Lava rostros y hojas. Satura los colores de vida, intensos o suaves. El mundo es la realidad nítida, coloreada con primarios como en la niñez. El agua baja cantando y atraviesa campos, riega sembradíos. De tiempo acá esto es otro asunto. Desviamos cauces, rellenamos bajos, ocupamos vasos, para luego controlar por intereses, a la memorial que busca, en gravedad, su espacio. Alcemos la voz y el puño.

El agua

El ciclo aprendido en nada se parece a lo real. Me refiero al ciclo del agua. Y de niños sabíamos de cuatro peligros: fuego, electricidad, altura y agua. De alguna manera era rehuir a ello, así fuera por necesidad de juego. Y aquí vimos llover de manera interrumpida por meses, de día y noche. Era calcular en los bajos y seguir un ritmo. Ahora es distinto. Amamos el agua, es nuestra esencia. Más no avenida así, controlada para favorecer a otros intereses. Eso dicen.

Un día después

Las líneas ágatas  narran las historias, los cuentos. Apenas el pasado queda atrás como el hoy mismo que se va. Y el mañana más temprano que tarde se transforma en el presente, áspero, sudoroso, esperanzador. Por eso la flor es la imagen y el recuerdo de su olor. Por eso los sueños, material de huesos y carne, se mueven con sigilo como el agua que busca su estanque, su reposo. Un día después de los sucesos, se reza frente al osario.

Noche mexicana

El olor a pasto recién cortado junto a mi padre; la mirada como abrazo de mi madre; la tortilla tostada al carbón y los elotes; las caminatas por la calle sexta en tiempo de frío y las tunas compartidas; un violín que tocó aquella noche de plenilunio y que me espera; la carta escrita y mandada, la solamente pensada, la que se escribió y luego fue rota; el dulce sabor único de la papaya dulce y oreja de mico; las aguas del Bravo que bañan la frontera norte y el Usumacinta y Grijalva que bañan y refrescan el sur; el disco aquel de 20 canciones amorosas que traen recuerdos gratos y húmedos; los libros donde quedaron escritos los sueños y las aspiraciones de los pobres en lo material; la luna sin dueño que cabalga sobre este cielo que relincha. Mi noche es de luces y los nombres quedarán para la historia en el tronco de un sauce llorón.

Palabras

De niño escuchaba de las palabras. Y era un encanto siempre una nueva, su fonética, su ritmo. Así escuché escafandra, glotis, numen, plúmbago, por nombrar algunas.  Lo mismo sucedió con las palabras rayo, trueno, relámpago, estruendo, centellas. Y poco a poco fuimos dilucidando tonos, diferencias, gustos. Cada palabra lleva en sí  preñez,  nueva vida,  entorno,  luz. Bienvenidas las cartas, las señales, las señoras palabras. Entre tantas hoy escribo amore.

El relámpago

Es la mirada tuya, el desenfado con que a veces escudriñas los secretos, es la palabra sol que ilumina las estancias. Cuando uno pronuncia la palabra relámpago todo se alumbra, hasta los rayos oscuros de la noche que iniciaron y terminan pronto. Truenos y relámpagos.Habrán de escucharlos también los otros que sólo leerán calamidades. Cuando es el tiempo de siembra, inicia también el tiempo de cosecha.

Que decir

Sobre el agua que nos rodea, palabras no faltan, ni son necesarias. El asunto es simple, estamos en pequeñas islas. Somos pequeñas islas que surcan el mar sin brújula, sin rumbo, sin destino. De pronto llueve, luego sale el sol, y faltan días para que amanezca en la esperanza.

Hay tactos (cantos de ciego)

Con su bastón, dispuesto a guiarse y a aporrear al mundo si se deja, el ciego avanza entre el mar azul de su oscuridad y recuerda  las luces que le revelaban la forma y color de las cosas. Hay días negros  cuando los sueños quedan lejos. Hay días plúmbago, que es cuando el mar viene distribuido en olas. Y el ciego escucha el rumor que viene con el viento, murmullo de mar, y la humedad  siente muy dentro de sí.  Es cuando canta y  sonríe. Entonces sus cuencas se miran menos densas.

Hay sabores

Mi lengua, como sable o pluma, bifurca sus actos entre las palabras y los fulgores del sabor. Así, tránsfuga de lo diario, se va de lo rudimentario a lo excelso. El agrio del limonero, la baba del ostión, el elixir de los dioses y hombres, el agridulce de la fresa, el picante de la vida, y las chispas que refulgen en el yo. No todo en la vida es miel, y a veces viene el sabor a cobre. Es entonces que la memoria manda las señales de lo dulce, para valorar lo que saboreamos en las tardes de lluvia o en los días de sol, cuando las risas y los cuentos. ¿Habrá sabores de miradas? ¿A qué sabrá la nostalgia, la melancolía y el hastío?

Hay olores

La tierra mojada al inicio de la lluvia; el olor de la guayaba y el durazno; la rosa que nos recupera en el descanso; el olor del incienso que nos lleva al misticismo del reencuentro; el del tomillo y a cocina que dibuja bien a nuestras madres; el del pasto recién cortado que me lleva directo a estar junto a Juan mi padre; el del libro recién salido de la imprenta; el que nos hace reconocer lo nuevo; el misterioso olor de lo divino; el elixir que mueve todo nuestro yo interno. Cabalgando montado en los olores me doy cuenta de que existo.

No hago otra cosa

...más que asomarme en las aceras y las plazas y escuchar las voces de la gente y sus miradas; más que condolerme del dolorido y pensar que puedan cambiar las cosas. No hago más que contar mis pasos como un rito para saber que sigo sin saber a dónde, discreto y esperanzador. Y miro hacia los interiores de vecindarios: ropa tendida, colores saturados, lavadoras y radios.  A veces viene la tonada de esa canción y la canto como un himno porque así es la vida, de melancolías sujetas a los zapatos, memorias del agua y sus historias, prisas por llegar a ningún lado, a ninguna parte. "No hago otra cosa que pensar en ti, para halagarte y para que se sepa..." escribo versos e impresiones del día en este cuaderno.

La frontera

Calles de polvo en la frontera. Pescado muerto y clavos con herrumbre. Casas de madera y ventas de garage con carros y ropa de difunto incluidos. Libros de viejo, subrayados. Ulular de la sirena. Miedos en la espalda. Silencios que presagian lluvia de palabras. Bailes populares donde se olvidan las desdichas. Árboles viejos que testimonian esta vida. Un sol que cae a plomo.  Un río que cobra deudas permanece incólume. Hay bares y cafés. Hay sueños. La frontera es un lugar de exilio, donde el que está piensa en huirse para nunca más volver.   

Esdrújulas

Las palabras esdrújulas aseguran su acento. Ninguno se les escapa y saben su acomodo. Susurran, cantan de la dicha. Hay coros que se aprenden. Otros que se olvidan. Desde lejos se oyen los murmullos, las notas, rítmicas, asombradas. Nada mejor que la escafandra para surcar mejor entre esta epopeya de palabras: álgido, apócope,  áureo, carpetovetónico, catódico,  colérico,  cópula, crápula, crótalo, decrépito, ecléctico, enciclopédico, espantapájaros, exégetas, fanerógama, folículo,  glúteo, hipócrita, hipódromo, histérico, íncubo, isósceles, lapislázuli, mayestáticos, metalúrgico, muérdago, murciélago, náusea, óleo, óseo,  prosódico, psicotrópico, telúrico, súcubo, tentáculo, vorágine.

Histeria

Pasos rápidos por la prisa; tumultos. Miedo en la mirada. Así pasamos los días de los desbordes del agua. Y va para rato, desde hace años. Casi siglos. Los libros se escriben con una mezcla de dulzura e histeria, algo de dolor. Los rostros de la gente pintan desesperanza y fastidio. Los ríos arrastran de todo y derriban todo en su paso.

Líar

Amarrar lo suelto, juntarlo. Rumberear por lo alto. Y andar seguro por las estrellas bajadas. No hay secretos. Hay un montón de páginas escritas en la historia. Página a página fueron conformándose los libros de una biblioteca pedestre, los testimonios. Bienvenidos los verbos, acciones que hacen la vida desde tiempos inmemoriales. Lía, liar. Allí andan los fantasmas. Las vividas añoranzas  dan certidumbres a los rostros.   Es el amor por la vida. La naturaleza duerme en la paz. Dadme razones en palabras que formen parte de la novela. La nuestra.

Antonio

Este es el que escribe. Salta y echa piruetas en el aire. Espera aire para no ahogarse y anda por caminos seguros e inseguros mirando imágenes para captarlas. Luces y sombras. Y aparece por distintos lugares y se esconde. Cuadrículas y circulos. Antonio viene de San Antonio de Padua. Cuando aquel de un año tenía cerrada la garganta y sus padres buscaron consuelo y lo encargaron al santo de la iglesia de la colonia. De allí viene el nombre.  Bienaventurados. A ver. Dar de pasos al frente.

Fotografía del futuro

Dónde está  lo diario que se pierde en afanes del pasado y el futuro. Cuando se toma la mano es en el presente -o los besos- y el recuerdo de ese acto amoroso queda en el pasado. Los actos se viven. Y al quedar en el pasado va quedando atrás la estación del tren y vemos manos que se agitan en las despedidas y la esperanza  viaja en el potro del futuro. Todos los sueños puestos en el futuro  se alejan como el horizonte. Y viene la canalla muerte con su guadaña a poner punto final. Desde la cámara se hace click y queda la imagen para la historia.   

¿A dónde van? (2)

Las palabras dichas están en lo verde de las hojas, en el polen de las flores, en el canto de los pájaros, en el viento que circunda corazones, en la sonrisa del transeúnte que camina solitario por las calles, en los juegos de los niños, en la humedad provocada por recuerdos, en el murmullo que se oye en los panteones, en la semilla que germina, en el trigo que cae de los camiones, en el cometa que se eleva, en el llanto provocado por poemas, en el acto del que salva la vida en el incendio, en el viejo que canta o lee, en el seno donde el niño se alimenta, en  la mirada que anuncia paraísos. Las palabras van al amor de donde vienen.

¿A dónde van?

A dónde van las palabras pronunciadas, las que estuvieron en los diálogos y las disputas, las que florecieron y motivaron a dar pasos hacia el frente. A dónde van cuando se siguen diciendo otras, cuando se extienden los silencios, cuando se nombran. A dónde van las palabras dichas en los cines casi en silencio, las que se enseñorearon dibujando campanas, pájaros y nubes. No hay para el caso cementerios de palabras.

Espejo

La realidad se enfrenta en el espejo a la propia realidad desdibujada; lineas como surcos en el rostro, testimonio del paso del tiempo. Conjuntadas las nubes, un rayo de luz, la esperanza, ciertos sueños, algunas letras de canciones, vuelven a plantarse firmes para señalar el rumbo abandonado. Ante el espejo ningún rostro se engaña. Agüita fresca de manzanilla limpia el dolor reflejado. Roto el espejo uno sigue el camino dispuesto a recrear las horas siendo uno mismo. Nadie más que uno mismo  dice las mismas palabras de los mismos cuentos.  Lea mi mano la frondosa gitana y pueble de sueños rosas el futuro. Ante el espejo.

Sol de cartón y hojalata

De un tambor de hojalata construyeron un sol. De los sonidos del instrumento en su repercutir, pasó cartón y hojalata a formar un brillante sol. Un nuevo sol, incandescente, daba luz a las nuevas escenas. Todas las películas contemplan desde su guión escenas de luz y sombras. La luz del sol satura los colores. Las sombras cubren como velo las acciones del hombre. En una esquina cualquiera, la sombra cubre a la pareja en sus besos, besos que son sol en su resplandeciente espíritu.

Lunas de cartón

Lunas de cartón y hojalata, sin brillo, hundidas en el pozo del recuerdo, objetos de escenografía, desechables cuando la película ya hizo destino. Los artistas, aficionados y profesionales, agotados por las representaciones que se repiten hasta el hastío, caminan nostálgicos, melancólicos. La película parecía la vida misma. El director como Dios movía los hilos y repetía las escenas. Grabadas las escenas finales las lunas de cartón y hojalata quedaron en el olvido.

Café

A las dos o seis de la tarde. Uno asoma el ojo a la revista. Y sentado en la cafetería se acerca la muchacha. ¿Americano o descafeinado? Viene a mal recuerdo  de la geografía. El norte es americano. El sur es americano. Uno pide un café negro. Y todos ríen porque lo correcto es decir americano. Y viene la charla, el tumulto de las palabras, las risas, los recuerdos. Un café no es el color. Es el dominio de lo público, saboreando una aromática bebida del mejor café del mundo. No dejar que llegue ni nunca referencias al olvido.

Guinda

Pasando del blanco y negro llego a las imágenes de un sólo color. Entre la variedad de tintes  miro la flama, la camisa, la sangre oscura, las flores del panteón, la entrada al cielo, la salida del infierno, una tarde en Villahermosa, la vela del velero que se aleja, un incendio de la tarde y el saco que pasó del verde olivo al guinda del recuerdo. Uno trae canciones, imágenes del verde mirar, tumulto de colores. Pero se impone el guinda. Es el interior, donde la duda se impone sobre batucazos de razones.

Ambar

Todos los semáforos del mundo se detuvieron en el ámbar. Ni alto, ni siga. El rojo se hizo el occiso. El verde, flojo, no se aparecía por ninguna parte. Estupefactos quedaron miles y miles varados al volante. La ruta de ninguna parte. El camino hacia ningún lugar. Ámbar quedó fijo. Fosforece en todos los cruceros. Hay reuniones analizando el estado actual. Todos piden la palabra. Se atropellan en su uso. Se cruzan las ideas entre parar y seguir. Entre los espectadores que esperan y les da igual. Y los que están a favor o en contra del rojo y el verde. Mientras tanto el mundo como torre de Babel anda alumbrado por el ámbar.

Azul

Arriba las manos, dijo fiero el azul. Todos lo observaban. Era práctica para una escena de película. El director pidió la repitieran dando énfasis con un "puta madre". ¡Arriba las manos, puta madre! Se notaba el cambio. Los extras eran cientos. Reflejaban en su rostro el terror de la vida cotidiana. Tenían levantadas las manos. La respiración en un hilo. Azul exigió que entregaran las carteras, los celulares, los relojes, los libros. Los actores secundarios pasaron a recoger los objetos. Buena cosecha, dijo ufano el azul, mientras iba caminando con un silbo de canción. Corten, dijo el director. Azul se fue diluyendo entre mar y cielo.

Amarillo

La palabra amarillo se agolpa en defensa de su derecho a expresarse; palabra cargada de afectos como caramelos para niños. Los rostros discretos  anhelan la presencia. Una canción  se escucha a lo lejos; el viento huracanado tumba anuncios luminosos; la cruz de agua  adorna el cementerio; entes como zombies gritan incoherencias y aplauden con denuedo; un barco de papel surca el océano; dentro de un cuadro quedaron fijadas las acciones de combate. Vuelve a amanecer y el insomnio queda en el recuerdo. El día cumpla con las horas. Miremos atentos el estreno de  nuestro infierno prometido.

Blanco

Entre nubes de algodón guiña ojo el azúcar. De pronto una ráfaga de luz y los objetos parecen más nítidos. La vía láctea es la terca memoria que se asoma reclamando la veracidad en los hechos. Es un salto e inútiles son las discusiones sobre creación o evolución. Humo desde lejos. La sal guiña un ojo. Mezclas sugerentes. Revelado el rollo aparece blanco. Y a tomar las imágenes de nuevo. El juego de las nubes; las miradas en éxtasis cuando trinan los pájaros sus cantos tropicales; el serpeante y sinuoso camino que lleva a El Dorado, que es la utopía de ninguna parte.  

Verde

¿Sobre qué escribe el verde cuando escribe? Aparecen imágenes sin pensarlas. Digo verde y miro la llanura. ¿De dónde saca las palabras? Hay un pozo de los sueños, de allí con un cordel y anzuelo voy pescando las palabras. ¿Cual es su material principal para las historias? Los derrotados, los grises, los enanos; es natural porque soy parte de ellos, camino sobre sus pasos, me alimentan sus desesperanzas, ellos me dictan muchos versos. ¿Cómo se imagina el futuro? Dos bombas acabarán las especies. ¿Qué recuerdos tiene del pasado? Hay una nada; luego unos momentos de dulzura; lo demás lo tengo en la basura. ¿Donde guarda sus escritos? Los pongo a la intemperie para que conversen con el viento.  

Gris

Una mañana el amarillo tornó en gris. Al principio anduvo de mal humor. Luego se fue acostumbrando. Discreto capturaba peces y piedrecillas brillantes. Luego se dedicó a la pesca de palabras. El amarillo había sido  brillante, luminoso, pero ajado por el tiempo fue perdiendo esplendor. Soñó una vez con sus alas poderosas aunque le saltaba el ojo en pleno sueño. Y volando se quedó dormido emburullado en las palabras hilvanadas. Cuando despertó -al fin- se encontró el gris y se dispuso a sacarle brillo. Todas las tardes con un trapo de algodón lustraba la piel. Qué gris, qué brillo. Parecido al metálico, menos oscuro que el grafíto.

Negro (de colores)

En el cortejo, el llanto, los recuerdos. Un grupo musical toca melodías de tristeza, de despedida ¿A dónde va, solitario? A la luz, a la eternidad de la vida. ¿Qué somos? fantasmas que deambulan en la oscuridad de la caverna. Los cuervos le sacaron los ojos; quedó a oscuras, sólo con la música por dentro. Le acompañó desde entonces  la tarde y las palabras. Negra es la luz de la tristeza.

Rojo (de colores)

De colores el rojo se abre y cancela. Es carnicería, cuchillo que se afila y abre en canal. Es el ojo que mira y cae en un pozo profundo murmullando una plegaria. Es el laberinto de la sangre que va de ida y vuelta y va escribiendo la historia que se escribe en la nada. Es la moneda en el aire que pregona suerte y anuncia desenfreno. Es el viaje a las estrellas que no tiene retorno. Es la sandía rodeada por los niños con mirada de hambre. Es la fiesta de la patria que levanta murallas en todas las geografías. El rojo es la búsqueda de otros colores en la inmensidad del horizonte.

Insomnes

No sé. Escribir no basta, no es nada. Uno camina al sur y se aparece el norte. Viene el aluvión de recuerdos. Miras rostros con esperanzas sobre un tren y su sonrisa. Dicen adiós y uno no sabe que es la despedida real. El del nunca jamás. El sueño del hambre dibujó una hamburguesa. La realidad es el infierno. Vislumbre del infierno. La filosofía son palabras acumuladas que cuentan sensaciones del ser, percepciones del ser.  Es necesario escribir, aunque no baste. Las palabras quedan como testimonio de ensoñaciones cursis, de sueños rosas. El futuro promisorio era el instante. Insomnes.

Tiempo

El reloj no es el tiempo. Ni máquina semejante con la pretensión de medirlo. El tiempo es la conciencia del ser en su paso por el mundo. El tiempo es la bocanada de aire, la sensación de los olores, la chispa que vibra en los colores. Es la mirada perdida y encontrada. Es la sensación del rumbo, la partida, apenas una brújula. El tiempo es duda y encuentro, esbozo de respuestas. Es la linea que no se sabe si es de ida o regreso. Inventad un cuento. En virtud del tiempo.

Tierra

Cayó al espacio y se mantiene en equilibrio que no será por siempre. Tiendas de hamburguesas, de tortillas de harina que sirven para el engorde, pollos inflados, veneno como dulces químicos, tiendas nuevas de  falsas antigüedades,  testimonios de la acumulación de objetos que originan montañas. Al frente un cementerio de automóviles, un matadero de perros, un matadero de personas. Más adelante las iglesias que con oraciones y plegarias blanquean el mundo de pecados capitales como la viga en el propio y la paja en el ojo ajeno. La zanja abierta recibe a quienes venían del sur sin pasaporte ni tarjetas de crédito a cumplir el sueño de su vida, que fue el sueño de la muerte. Polvo somos y en polvo simple descenderemos.

Fuego

Lenguetas de fuego abrazadoras purifican y renuevan. Se alcanza a divisar desde lejos la humareda y las llamas. Escombros quedaron de todo lo existente: libros de todos los conocimientos, refrigeradores que hacían hielitos en cubos, televisiones de plasma, viejas fotografías de niños y de abuelos, posters de cantantes y modelos de la moda. La civilización en ruinas deja para la posteriddad restos de lo superfluo; huellas como carcajadas de un tiempo apocalíptico. 

Viento

Tolvaneras de arena como polvo caliente en la cara. Noticias que desgarran el alma las trae el viento de norte a sur. Sinfonía de lamentos por los esteros, resequedades, hoyos negros. Aspiramos a la brisa. Y de pronto el viento huracanado viene arrastrando desdichas y pesares. Las hojas secas caen para renovar la esperanza de las nuevas hojas verdes. El mismo viento trae el rumor de las olas, las voces que se dicen al oído, palabras de esperanza, palabras de aspiraciones, de edenes utópicos donde el gozo es permanente. Alabado viento.

Agua

Somos agua y transparencia. Humedales que se acomodaron en el tiempo y el espacio. Ligeros, pero graves al fin, y circulares hacia los mejores sentimientos. Agua en llanto y saliva. Sangre rediviva que circula vertiginosa por los túneles en un ir y venirse de tierra a nube. Incandecencias. Lava que desciende quemando paja y peros, meros pretextos del destino. Somos agua.

Libros

Toda la sabiduría humana se encuentra en los libros. Así como las estupideces del hombre. Todo lo humano está en la mirada cuando coincide con otra mirada. Sobre todo si aparece en consecuencia la sonrisa.

Y las palabras

Cómo decir que sólo somos palabras, susurro del viento entre las hojas, murmullo de olas en su eterno vaivén. Cómo decir que todo lo que existe, lo que se sueña,  se imagina,  se vislumbra, se construye con palabras. Y que los silencios están llenas de palabras no dichas. Por eso el principio de todo fue el verbo. Para que lo exterior exista, debe de nombrarse. Verbo encarnado, polvo enamorado.

Abrazo

¿Dónde va este abrazo? Allí donde es necesario. Donde se requiere. Los abrazos son la muestra de lo humano, así como los guiños y los besos. Pero el abrazo iguala, da calor y color, transmite buenos pensamientos, adelanta deseos, ganas de reír, inmensas ganas de decir las palabras que solamente dichas y escuchadas dan sentido a la vida. Esta nuestra vida, la única que tenemos.

Este cuaderno

Los cuadernos contienen barro y polvo de luz, como las palabras. La página en blanco es un mensaje que va a ninguna parte, para nadie. Las palabras, cariñosas como de magia, se despeñan hasta encontrar la ceniza verde, que bifurca la razón desde la periferia.. Es Dios que hace salir el sol. Y  mata sin mostrar sus manos. Los cuadernos esperan contenidos. Uno mismo está condenado al crimen o al abrazo.  A ver cuaderno, como amigo, bailemos el vals de la vida. Me contengas.

Seguir

Seguir la pista del instante es necesario, sobretodo si en vuelo al ras de nubes se piensa en las palabras que dicen de las tolvaneras y tormentas de arena. Miro el horizonte gris. Hay un tic tac que se oye como parte de los sonidos y silencios.

Ruiseñores en sepia y caballos

Ruiseñores en sepia y caballos a galope por las calles. Una forma distinta de protestar con manifestación equina y canto de pájaros. Busco mi cámara para el registro de las imágenes y no la tengo a mano. Una y dos veces. Finalmente la encuentro y camino hacia donde terminaron de llegar los animales. Estaban en azoteas de casas y edificios. Y al momento de accionar la cámara quedaban fuera de foco. De pronto los equinos van en vuelo. De sueños y sueños.

Tejido

Se teje con paciencia. Punto a punto. Se cruzan los colores. Se forman imágenes. Y la diosa tejedora muestra la maravilla del tejido en el gorrión que canta, en la hoja que cae del árbol en otoño. Un suspiro es la vida y su tejido. Se teje con paciencia.

Tren de sueños

Soñé un tren de libertad. Todo sonrisas los viajeros por necesidad. Ropa y mirada sencilla. Sobre los  durmientes el tren se desliza suave, sereno. Entre la verde campiña y el dorado sol emerge de pronto desde la curva para anunciar el rumbo nuevo de decenas de hombres y mujeres jóvenes que huyen de la miseria. En su mirada está el pasado de marginación y el futuro que anhelan con comida y agua limpia, algo de letras para sus hijos. Abajo los espera la redada. Soldados de pueblo, hombres de pueblo dentro del traje verde oliva; policías de azul, también del humillado pueblo. Agentes de migración como cabezas de autoridad. Una cruz roja. Dos camiones. Un vigilante cómplice de los Derechos Humanos. Al verlos, los trashumantes trasterrados en busca de El Dorado se lanzan al monte y son perseguidos como fieras rabiosas, criminales. Algunos son cazados. Lo volverán a intentar, dicen en lo bajito. Otros, escondidos, esperarán  la oscuridad para continuar en pasos como tanteos de ci...

La cola

Es hasta pena que tiene uno, por las interpretaciones. Pero la cola es la cola. A nadie se lo desea uno. Es una cola grande. Todo terrenal tiene, nada de espiritual. Y estrés provoca. Entonces uno, circunspecto, indiferente, espera paciente con la lectura de un libro. La cola va siendo menos. Y luego de dos horas va al recuerdo. Para eso ayuda el libro

Fantasmas sumisos y muerte

Los perros  fantasmas, grabados en nosotros, acurrucados en la parte abisal del silencio, en la oscuridad de la sinrazón, plenos, mostrando los dientes, pretenden aferrarse a nuestro cuello, cerradas las mandíbulas como torniquete afilado. En ese momento, decir con palabras ásperas y rijosas: ¡abracadabra, a chingar su madre la vía láctea!. Y vendrá la calma, el sosiego, la tranquilidad. Recordad que pesa más la milenaria tradición del miedo adquirido, que la razón escudriñada en las partes luminosas de la mente. En el fondo somo polvo sinuoso que contiene atavismos endulcoradas por la cultura de la horda moderna. La muerte me sople palabras sensuales al oído, y yo saque a bailar a la sumisa. Mi vida no viene garantizada. Por eso  le echo un cinco a la rocola. Y a levantar polvo.

El caracol

El caracol guarda el sonido del mar, murmullo del origen de la vida. Milenario sonido donde va la comunicación entre especies y la clave para salir sonriendo del agua al aire y buscar el regreso a pesar de todo. Es enigma la forma como  guarda la trama de las especies en códigos de sonido, en claves encriptadas, para ser descifradas en algún lugar, en algún tiempo, por otros seres que no somos nosotros en la curiosidad, en el afán de la búsqueda, esa filosofía de locos que nos viene desde los griegos. Oigo en el caracol risas de sirenas fatuas y murmullos de olas, desde el mar

Apenas nada

I.- Uno mismo es nada; apenas polvo en movimiento. No hoy, pero un día cualquiera, de alguna forma, en algún modo diremos adiós a la vida. Partiremos en silencio. Mientras tanto a dedicarle tiempo a los afanes del día. A los pasos y sonrisas. A las palabras. II.- K: Tuvimos un accidente,chocamos con un trailer, yo salí disparado como Supermán, volando, pero me enseñaron que cuando hay un acidente uno debe gritar:  Auxilio!.   Mi hermanito estaba como un muñequito de trapo dentro de la camioneta. M: Hakim se fue al cielo, murió. K: Si, el quería morirse y se murió. M: Yo no quiero morirme K: Ni yo tampoco. Sólo se fue el cuerpo y su espirítu salió.  . 

La casa

Tiene al frente una barda, y de este lado hay luz. Los libros van conmigo en las palabras y el juego que se logra entre vocales y consonantes. En mi corazón va la guitarra y en mi sonrisa la esperanza por la vida. El sombrero del abuelo es el que me falta comprar para que sea el mío el que recuerde alguien por si acaso. Un arcoiris lanza sus luces de colores como mensaje para tomar asiento en la primera fila. Todos cantan en la casa versos de viejos juglares juguetones y afinados.

La casa

Toda sonrisas, con perfume de gardenias y abetos; los cuadros de los amigos; los libros que fueron llegando; nubes de algodón y canto de pájaros. La casa es  donde reposan los sueños, donde me visita mi madre. Escribo apuntes que nadie entiende, guardo los reloj de arena y los llaveros, guardo el sombrero de un abuelo y los cuentos con los que fui arrullado desde niño. Canta un gallo, me despierta, inicia el día. Buenos días, señor sol.

Silencios

Las palabras se guardan tras bambalinas en la penumbra. No es hora de salir, ni las esperan, ni desesperan. Es entonces que el silencio se oye fuerte, el vacío de palabras reclama su lugar en el espacio. Si cada palabra evoca imágenes distintas y a veces contradictorias, los silencios son las imágenes nítidas que están allí cuando no se dice nada. En el silencio reinan las palabras de la sombra, descansadas.

Palabras

Las palabras mejor dichas pasan por el pensamiento. Allí deben de pulirse para que salgan frescas, guiñadoras. Pero a veces, muchas veces, se precipitan, saltan, vengativas. Parecen como piedras con filo o espinas. Es necesario un parachoques o enfrentarlas a la sonrisa, al silencio. Es entonces que vuelven al redil, las palabras, domadas, brillantes, lindas.

Miradas

Cuando las miradas se enfrascan en el duelo, cuando lanzan rayos y centellas, cuando son dagas o espadas filosas, es necesario contar hojas de árboles en el bosque, contar hasta que duelan las palabras, y sembrar flores o tomar traguitos de miel. Las miradas son producto del entorno, de las circunstancias, del tiempo lento o rápido, de las variantes en las palabras. Pero si se trata de valorar miradas, duele más la indiferencia.

Día ciclón

Hay días así, en que la lluvia es intermitente, dura tiempo, inunda. Días en que el rayo es más que rayo y el trueno quiebra la cabeza. Y es que Dios así se manifiesta en su bondad. A las tormentas siguen los días de sol, lumínicos, poéticos.

La bufanda y el saco

No hace frío, pero me cubriré de lluvia. En la barata de siempre compran todos lo que menos urge, porque es el remate, el bajo precio. ¡Dame la bufanda y el saco!, deja meterlos a la hoguera. A mi alrededor del sueño, todos sonríen, menos yo. Yo que es el mí. Y que juntos somos el Nosotros.

El ser y estar

Ser y estar es la cuestión, de mucho atrás. Pero la orden es no filosofar. Acatado. Vivir el presente es bueno. Y somos lo que el pasado nos condujo. El futuro es el conjunto de las burbujas de jabón. Y queda la sensación de qué pasa. En ferrocarril suelen anidar las esperanzas. El ferrocarril es la imagen de salir, irse, entre los arboles y arbustos. En cada estación nueva vida. Nuevas. Noticias.

Respirar tiempo

El ritmo de la noche es vuelo de pájaro; en sueños huelo el asfalto y los caminos, y me miro diciendo adiós por la ventana. En la libreta escribo mi nombre completo para no olvidarlo y releo los poemas de mi gusto. No hay prisa para los 80, mientras respiro tiempo por si acaso.

Zoológico

Tener habilidades diversas, no sería malo: mirar desde lo alto como la jirafa; la fuerza del león; el impulso del salto de rana; la memoria -dicen- de elefante; la velocidad del conejo o el leopardo; la tranquilidad de la tortuga y la hormiga; el vuelo de la mariposa, la mirada del águila; la nobleza del caballo; la laboriosidad de las abejas; el canto de la cigarra;  digamos que la fuerza del burro. Debe ser. Eso de pensar y escribir es bueno, de algo ayuda. De pronto nadamos como pez, y el anzuelo deviene mortaja.

Zoológico

Tener habilidades diversas, no sería malo: mirar desde lo alto como la jirafa; la fuerza del león; el impulso del salto de rana; la memoria -dicen- de elefante; la velocidad del conejo o el leopardo; la tranquilidad de la tortuga y la hormiga; el vuelo de la mariposa, la mirada del águila.

Raro animal

Tuve un mico; era un bebé cuando llegó a mi. Le daba su lechita para mantenerlo sano y en crecimiento. Al verlo me veía a mi mismo. Pasaron varios años y fue creciendo. Le vi en todo su esplendor. Aprendió algo de mi, y yo aprendí algo de él. Decidí enviarlo a un zoológico, porque aprendía yo más de él que él de mi. Y me decidí a dejarlo una mañana cuando al mirarme en el espejo lo vi a él.

Miradas y silencios

Cuando la mirada penetra en lo insondable; cuando la mirada es la tinta que sin hacerse notar escribe sobre nosotros; entonces se da el milagro esperado en las noches de frío. Es un decir. Las palabras nos construyen, nos edifican. A veces bastan palabras de rayo para acabar con todo. Las palabras también se dicen en el silencio, construcción de muchos significados. Es entonces que la mirada penetra en la oscuridad abisal, como una lamparita sorda.

Ruiseñor

Domingo es azul, por uno mismo. Está en mí el canto tuyo, como de ruiseñor. Y las palabras tejidas con fineza van en mí como trayecto. En amor se detiene el tiempo. En amor todas las cosas se tiñen de color. Hoja, dulce, pastel, camisa, libro, luna, sol, pluma, sonrisa, besos. Todo  forma parte. ¿De que? Forman parte sin saberlo del transcurrir de la efímera  vida.

A la muerte de un ángel

Cóctel de vidrio molido prefieren los deudos,  arsénico doble, o cicuta, a cambio de la realidad fúnebre del presente. La muerte siempre nos acaricia, lleva la cuenta de nuestros días, se pone seria con nuestra salud, el amor y las sonrisas; sabe que su triunfo es inevitable, por eso es paciente. Un día de estos vamos a irnos. Por eso bebamos el aromático café, demos el beso del anhelo, pongámonos la camisa azul de terciopelo, el perfume que guardamos para las ocasiones especiales.  Por mi parte venga la carta, quiero leer en ella la cicuta, los vidrios molidos. Listo estoy para ordenarlos. Anulemos a la muerte, démosle vida y salud.

Saramago y Monsiváis. In memoriam

Ayer, el lusitano José Saramago; hoy nuestro Carlos Monsiváis. Debiera estar vigente, en la realidad, la novela de Saramago Las intermitencias de la muerte.

El Capitán

El Capitán anduvo mucho tiempo en tierra y en agua surca mares sin marea Algún día surcará vientos en tiempos sin memoria.

Por obra y gracia

Por obra y gracia el gusano se transforma en mariposa; el botón abre en rosa; la lluvia vuelve en vapor a las alturas; por obra y gracia la carta vuelven a escribirla a mano; el amor espera el mensaje; por obra y gracia el poema va al corazón junto con la mirada.

Moneda al río

Dejé caer una moneda de la suerte al río desde el puente. Me concentré en un deseo. La moneda entró al agua como el clavadista perfecto. Ni gota de agua salió, como si no la hubiera lanzado.

In memoriam, Saramago

Este cuaderno le debe su nacimiento, salvadas las abismales distancias, al eterno y luminoso José Saramago. Impulso vital, sus palabras motivaron que decidiera abrir este blog, y dejar aquí por escrito algunas impresiones o impresiciones del yo en el día. Mis filias y fobias, la risa beatífica de los pasos en el convento, que es el mundo terrenal.

Saramago

Saramago, gracias. Tu voz tenaz y tersa, queda grabada en los corazones de los hombres. Lloran los humildes. Su silencio milenario continuará requiriendo de tu palabra. Con un abrazo.

Instrucciones para no volar

Amarre piedras al tobillo, y repita la misma canción de moda de los 80s; cuide sus 20 mil libros y que nadie le robe uno; dibuje una flor roja con hojas verdes; y hable de  libertad y alas. Y si el cuerpo quisiera revelarse y aventurara saltos de más en lo posible, desactive el tiempo. Y repita muchas veces la mentira. Suele suceder que los vuelos son inevitables, cuando las caídas se da uno cuenta.   

Instructivo para volar a raz de tierra

Ayuda mucho la sonrisa, el saludar donde se proyecta la confianza, y vestirse luego de amarillo, que al que buen color se arrima, buena lumbre le cocina. Había el señuelo de la primitiva carne asada. El origen fue el fuego.

Fotografía en sepia

¿Una rosa esconde en sus adentros la luna? ¿Una ola lleva en su fuerza la vida? ¿Un libro contiene en sus páginas las dudas? ¿Un ser contempla el impasible futuro? ¿Un disco gira y en sus surcos contiene el pasado? En el fondo de la pared una fotografía sensual en sepia.

Fotografía en sepia

¿Una rosa esconde en sus adentros la luna? ¿Una ola lleva en su fuerza la vida? ¿Un libro contiene en sus páginas las dudas? ¿Un ser contempla el impasible futuro? ¿Un disco gira y en sus surcos contiene el pasado? En el fondo de la pared una fotografía sensual en sepia.

Leonor

Te escribiré una carta desde el parque a donde llegan los hombres de traje gris. No es raro lo que escribo, dices, mientras luna cubre mi ventana. Mañana y ayer es hoy, madre. Y el tiempo es un galimatías extraño donde de vez en vez se aparece el polvo. Un día te escribiré la carta. Y sabremos que somos parte del mismo sueño. Abro mis brazos en busca de ti, cuando sigo siendo el mismo niño y luego muchacho, de ese rumbo de Matamoros.

¿Así la luz?

El gusano al pez. El pez al hombre. El hombre a la nada. Esta a qué pasa si nada sucede. ¿Hay que esperar la luz? No. Contribuir a hacer la luz. A veces basta una palabra. Una imagen. Todo se conjuga. Y aparece la sonrisa.

Hay días así

Hay días así, de penumbra y sombra. Días como para echarlos del tiempo. Y que se larguen al fin del mundo a rumiar sus penas. Hay días en que todos los colores muestran un tono gris. Días del llanto interior. Días de la pena. Hay días en los que se van las horas en pensar y penar y darle vueltas al mismo asunto, como la rueda de noria. A esos días les suceden noches donde es rey el insomnio, para esperar un mejor día. Hay días en los que de nada sirve escribir. Y uno terco escribe.

Afanes

El afán del polvo es encarnar, convertirse en río y llegar a la mar. El afán  del pez es cantar montado en la ola. El  del viento es surfear entre las lomas y tumbar manzanas para enredarlas con el limón. El afán de la espina es penetrar. El de la carta es soportar el peso del vaivén de los hombres. Todo mundo tiene un afán. Y ha de haber el afán de afanes.

Postal

Me lleva el tren. Pueblos y montaña. Paisaje para pincel. Y la cámara fija los detalles. No hay sol. La neblina forma parte importante de la postal.

El ser y el tiempo

Ayer no estuve. Hoy aquí dibujando contornos y superficies de objetos que apenas miro. Lo real es esto: mañana no estaré. Soy apenas un cactus en el tiempo.

Postal de junio

El viento de junio arrastra hojas; el polvo hace de las suyas; las ramas de los árboles resistiendo. Y aquí y allá las miradas límpidas y las fotos del recuerdo. Bien vale la tarde una postal como de otoño.

Instrucciones para volar 2

No haga caso. Alas no son suficientes. Basta la imaginación y un poco de valor. Por ejemplo: subir al último piso de la latinoamericana, piso 44, y desde allí lanzarse. Luego cuente hasta cinco. Si no escuchó un "splot" como de costal de papas en el suelo,  entonces ya la hizo. De allí viene hacer recuento de los daños: una espinita, un corazón, dos discos, un libro. Las alas no sirven, si hay plomo en el corazón. Y nadie lo sabe, si es el caso.

Instrucciones para volar

Provéase alas, sin ellas no se puede, y jale duro en las lecturas, que es como el motor, imagine nubes y mueva los pies para que estén ligeros. Cuando sienta el aire en la cara piense en burbujas y besos, y verá como al instante se eleva. Procure el paracaídas, por si acaso las alas se derriten.

Libro de rostros

Traduzco los fonemas,apenas de reojo, frente al espejo. Nada de eso. Oigo el galope de las nubes con la lluvia. Y el azar escribe frenético de los destinos abusando de la mano de Dios.. Siempre ocurre lo inesperado, pero siempre siembra. Dicen que hay un libro de rostros. Ver para creer.

Alga

Sensual es el sonido de la palabra alga. Ser vivo metamorfoseado por los fonemas a otra imagen en ausencia. En el mercado sueña el vendedor cuando escucha "deme medio kilo de algas" . Y él se esfuerza por ser serio, apologético en la mirada, a sabiendas de que todo es real, su tienda de plantas marinas disecadas, su tiempo encerrado entre diversos tonos del verdeazul, y que la imaginación, sólamente ella, le permite volar y es donde se sabe libre.

Inane

Me encontré de pronto la palabra inane. Estaba allí, bajo de una piedra a la orilla del camino. Asomaba el punto de la i y a veces la patita de la e. Quería le rescataran para estar como todas las palabras, activa, sonidera. Levanté la piedra con cuidado, para no hacerle daño. La tomé de la mano y la acomodé en este cuaderno. Tómela para el juego de palabras. Suena bien. i n a n e.

La ola

La ola, libre, en su majestuosidad llega a la playa; de allí  se vuelve  para volver a empezar. La ola representa en metáfora el mito de Sisifo: el eterno retorno, el volver a empezar. La ola arremete sin duda, embiste. Y el mundo gira alrededor de la ola y su arribo a la playa. Entre la arena toma conciencia del yo, y se regresa al origen.

Y canta así!

"Tu rostro querido, no sabe guardar, secretos de amor". Qué canción, que se mete a la cabeza. Es bueno cantar, que el espíritu se vuelve ligerito, se libera.

El divo y la vida

El asunto es continuar en el ritmo de la vida, en diluvios o sequía. Aparte de eso se hace necesario encontrarle razón al nacimiento de la idea, y a esta no dejarla a la deriva

Estar cuerdo

Camino como si me miraran. Miro el paisaje como si le  importara a alguien. Leo como si adquiriera con ello un pasaporte para la impunidad, un salvoconducto para lo eterno. Escribo como si alguien del otro lado del mundo estuviera esperando lo que escribo. Conciente de ello respiro profundo. Hago ejercicio: uno, dos; uno dos. Digo salud a las estrellas y la luna. Y sé que estar cuerdo no es garantía de nada.

Si acaso

Es vano pensar en lo vano y en la banalidad. También hablar alto para parecer diez centímetros por arriba de los demás. En el fondo de todo no somos más que una canción que pasó de moda; el auto que se descompuso por rodar; el cigarro que se volvió ceniza. Nada quedó por la lectura; ni por lo escrito. Nada y nadie irá contigo al fondo del pozo. Apenas alguien recordará unos años tu historia personal, si acaso.

A quien lea estos textos

Donde dice canción encienda lava de todo un macizo continente.  Las palabras escritas no dicen otra cosa más que el lector (hipotético por cierto) reconoce como propias en su significado. Si nada reconoce no se pierde nada. Son bocetos de la vida que quise ir dibujando sin mucha disciplina.

Mar

Ante el mar me inclino, reverencia al origen. Acaricio al hermano pez, a la hermana sirena. Sonrío con el caballito de mar y lucho contra la piraña y el tiburón. No es asunto de vencidas. Se trata de contar la arena para saber lo que tenemos y escuchar por siempre el ruido del mar encerrado en caracolas. 

Mi maestro el viento

El viento trae rumor de olas, murmullo de duendes, voces del tiempo. Me despeina y me avienta a la calle, a comer guayabas, a remar contra la nada, a reír de la muerte.  Mi maestro viento impertinente levanta faldas mientras ríe.  Falto en fe me regala libros, baraja las cartas del destino y muestra imágenes de rayo y luna. Un día el viento arrastrará hojas secas  donde iré yo. Y me llevará lejos a jauja, al dorado. Dadme sueño, a dormir la nada, viento.

De lo oscuro la luz nace

El niño correteó la nada, y en su prisa, sin tomar presencia del instante, alcanzó al adulto y no se dio cuenta que era el mismo. Preso en sus recuerdos busca el origen del sueño, la palabra, la luz. Y encuentra rostro definido en máscara de luces. El niño pide luz de luna. Y en su noche triste sabe que de lo oscuro la luz nace.

El traje gris

Un traje estaba tirado entre los arbustos. Era gris oxford y mi preferencia anda en el verde militar; pero era gratis, estaba tirado y se veía todavía para buen uso. Lo tomé cariñoso. Era saco y pantalón. En automático revisé sus bolsas. Había un dolar y un recado de amor. Es el único traje que tengo. A veces creo que es de buena suerte, porque con él puesto, parezco estrella de cine. Algunos hasta me dicen señor. Siento que el traje era a mi medida. Pero sostengo que en verdad me veía mejor con el verde.

La chicharra

La chicharra elitrea silencios hasta sacarles ruido. Todo envuelve el espacio. Y el monótono rin rin penetra hasta el corazón que reverbera cansancio.

Huir de uno mismo

"Banano", gritaron a mi espalda. Y seguí de frente. Me di cuenta que era una lechuga licenciosa, verde y puesta para la ocasión. Me amarré bien el cordón de los zapatos por si las dudas y seguí. Al voltear vi que agitaban las manos y señalaban al sol. Viejo truco, dije, eso de la luz. Podría quedar ciego si asomo la mirada azul al sol. Y seguí. Ya lejos del bullicio me senté en una banca de parque. Y saqué libreta y boligrafo que escribe decepciones  y retratos. Era el mar, entre rojo y verdoso. Y yo huía de mí. Que es la peor huida. Deja que me explique: huir de otros tiene su chiste y probable a uno no lo alcancen. En cambio ¿dónde esconderse cuando de huir de uno mismo se trata?

Amor comí

Amor comí antier y ayer. Amor con pizca de sal. Derramaba sabor entre los labios. Y olor fluía por todo yo. Amor en leña comí. Luego asado. Luego rostizado. Y puse pimienta y sal. Y era amor puro, lo sé y juro. Me chupaba los dedos de tan sabroso el sabor. Ahora absorto camino ensimismado pensando en escribir sobre el tema del amor. Y me digo: debo escribir sobre el amor eterno. Y no utilizar ni puntos suspensivos, ni punto y seguido o final. Digo, debe haber un truco para que el amor dure para siempre. Dadme, Dios, mientras tanto, durazno y guayaba, para eso del sabor. Amor.

Todos somos río

Todos somos río. Inmarcesible flujo de las aguas contenidas en el hueco donde fluye. A veces pacífica, a veces frenética. Si de observar ríos se trata, bueno sería tener un manual de indicaciones. Y nos sintiéramos agua tranquila, transparente. Ven a gotas para irnos hacia el mar que nos espera donde sal desde siempre en el origen.

Del primero fuego

Hermoso el espectáculo de la pira en el reverbereo de las llamas azules, amarillas, naranjas. Imagino el asombro de los primeros hombres ante el fuego. Era el inicio de la vida en común, de la vida solidaria. En un tramo del camino se perdió la ruta. Y ahora se inventaron lanzallamas para acabar con el de enfrente. Es ante el espejo donde lanzamos las maldiciones como fuego.

Madre en tu día

Morena mía: Te canto  Soneto a mamá y La paz de tu sonrisa . Pero deja que te cuente. Me soñé con hambre y a mi lado estabas tú, pendiente como siempre. Me serviste un platillo de frijoles con queso, la comida recurrente en mi niñez. Y me di cuenta que cerca de la estufa, estaba una olla con frijoles charros, de los que no me ofreciste ni dijiste nada. Simplemente me diste lo que me dabas cuando mi infancia. Masticaba yo los frijoles y los sentía entre duros y chiclosos, y miraba de reojo los charros. No lo entendí en el sueño. Al despertar lo entendí con claridad. Gracias, ma, por darme de esos frijoles para que no me olvide ni nunca.

Me gustaría (2)

Tener a la mano el abrazo de mi madre y cantarle la canción más hermosa del mundo. Me gustaría escribir tan sólo un poema de amor que se aprendan de memoria los jóvenes enamorados, pretendientes y correspondidos. Contar hasta llegar al número mágico que hace aparecer al genio de la botella que cumple tres deseos. Caminar entre robles y abetos y sentir cómo el oxígeno penetra hasta  la última de las neuronas y dispara la sonrisa. Me gustaría tomar  fotografía a cien personas que quieran tenerla en la sala de su casa. Me gustaría matar el tedio, el odio, la rutina, darle de patadas a la ignorancia, apretarle el cuello a la ira. Y también  me gustaría volar un cometa y enviar un mensaje a Dios.

Me gustaría

Estar quieto, ciego y tonto. No saber ni interesarme por nada. Tener conciencia del tiempo sólo por lo que dice el espejo y el movimiento del minutero y el horario. Tener mis intereses alrededor y agrupados en el comer, estar, dormir, defecar. No tener conciencia del polvo ni del guiño. Me gustaría ser de estatura menor, no saber canción ni poema alguno; y no distinguir el tono de los colores. Me gustaría en fin, no saber nombres ni el orden de los números. Sin embargo tengo anotados en mi memoria varios datos desde la cueva, el fuego, la palabra, el libro y las plegarias. Pienso y creo que existo. Es de poco tiempo la conciencia, y de menor tamaño que la vida.