De sábado

A veces se siente una pesadez. Y caminamos como barco a la deriva, como tapir correteado, apaleado. Levantamos la cara, hacemos el esfuerzo por caminar erguidos. E iniciamos el día. No hay mucho más. Sábado. Flojera para ir a cansarse a un río o playa. Para hacer una piñata. Sembrar plantas. Flojera para ponerse la máscara de la cortesía, de la diplomacia. ¿Cómo está usted? ¡Buen día! Flojera para levantar la cámara y tomar fotos de la flor, de la nube, del guiño. Sería bueno descansar de la prisa en otra luna, en otra montaña, en otra rivera. Solo para respirar otro aire. Descansar de uno mismo. No pesan los otros. Es uno mismo que carga pasado, ansía el futuro, y hace a un lado el presente. Este pretexto es una manera de retratar al otro. El que no sabe de la existencia de las brujas ni las brújulas. Del que no sabe el secreto húmedo de la luna. Busco en los títulos de los libros. A ver si uno me atrapa, pescado. A ver si uno anuncia el salto a la felicidad. Y Gregorio Samsa me enfrenta sordo dice "yo soy Gregorio Samsa, y usted, espejo, es un escarabajo". No lo tomo a mal. Sé lo que se siente tener esos pares de patas, su panza en rombo, sus ojos a cada lado, saltones. Sería bueno descansar. Ya habrá tiempo para la vida. Y siempre hay tiempo y motivos. Mientras tanto, tomo café. Busco un libro.

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