Lectura de obra en Medicina

Buenos tardes.
Es grato charlar con ustedes, agradeciendo esta oportunidad de hacerlo al grupo cultural Tres Soles, a Mario Avila y Rosy Pérez, y a las autoridades de esta División de Ciencias de la Salud
Yo escribo. He dado clases como maestro. Pero es una pasión que tengo el escribir. Como si dijera, pienso, tengo una gran pasión por pensar. Leo también. Como decir, leer y escribir son dos caras de la misma moneda. Y ambas son fundamentales como ejercicios de pensar.
Entre varios amigos que tengo, aunque pocos, uno de ellos es doctor, especialista en gerontología, y cada vez que lo saludo, le digo, qué tal, médico de cuerpos y almas. Es decir, tenemos dos entidades que requieren igual atención, tanto preventiva como curativa.
Una de las relaciones con la medicina que quiero comentarles, porque tiene que ver con la poesía, es la que tuve hace unos 15 años, cuando tenía problemas fuerte de estrés. A tal grado que a mí se me manifestaba con falta de aire, como que me iba a ahogar, y en una ocasión me desmayé en un centro comercial.
Eso fue en la mañana; y al mediodía estaba buscando consulta con el médico Márquez, que exactamente tiene su consultorio en la calle que es frontera entre Macultepec y Ocuiltzapotlán. Y luego de media hora de interrogatorio para saber sobre mi vida, que estoy lejos, que metido en muchas actividades, que mucho papeleo en la escuela, que organizando el evento de fin de cursos, etcétera, y luego preguntar que si soy de llego a una iglesia, y responderle yo que no, y qué es lo que me gusta leer, y mi respuesta, poesía, cierra las preguntas, y me dice ¿sabe usted por qué muchas personas llegan a la iglesia? Para orar y sentirse un poco más liberados. O leen la biblia. Así que cuando sienta usted ansiedad, y sienta que le falta el aire, tome usted el libro de poesía que más le guste, y lea poesía, y le va a tranquilizar. Y así fue.

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