Yo conocí a una gringa

Hay una canción de los 70s que dice: Yo conocí a una gringa. Era linda, de verdad.
Si. Yo tenía 14 años y conocí a una norteamericana de Baton Rouge, Lousiana. Ella tendría quizá 15 o 16. Por eso es importante el Inglés en secundaria. Era alta, bella y alegre. Su cabello rubio natural refulgía con los rayos de sol de la tarde. Fue en la terraza Marys, de los Charles. Había campaña evangelista. Era verano en un exacto agosto.
Yo en vacaciones ayudaba a mi padre a cortar pasto en la.colonia Jardin. Y por las tardes regresaba a casa. Y traía quizá una herramienta o dos. Las pasaba a dejar a mi casa. Y bien bañado salía de nuevo, ahora a vagar en la Colonia con los amigos. Al pasar por la terraza Marys vimos mucha gente. Y dos camiones estacionados. Vi el letrero de los camiones, y me dije: campaña religiosa. Pero era emocionante ver muchachas de mi edad. Así que me acerqué. Y empecé a practicar mi inglés de principiante. De donde vienen. Que hacen Como te llamas. De Baton Rouge. Working for the Christ. My name is Cinthia. Y era en verdad linda. Cuando sonreía se hacían hoyuelos en las mejillas. Hicimos amistad. Iban a llegar a esa terraza una semana. Así que hicimos cita para vernos cada día. Pero al tercer día ya no llegó nadie de ellos. La terraza Marys estaba desolada y vacía. Yo caminé a prisa a la iglesia de la comunidad para ver si andaban por allí. Y no. Una persona me dijo que alguien de ese grupo se había puesto mal y tuvieron que regresar a Lousiana de manera urgente. Pero me había dejado su dirección anotada en una tarjetita, donde iniciaba: Dear, Antonio.
Lo primero que hice fue ir a mi casa y escribirle en un inglés muy básico. Le conté de la alegría por conocerla. De mi pueblo. De lo que me gustaba en la escuela. De algo de historia de México, que por cierto este fragmento de historia lo "copié y pegué" de un libro. El caso es que cerré el sobre, le pegué  amorosamente con saliva la estampilla de correo vía aérea. Y la fui a depositar con la esperanza de que regresara una respuesta. Chinthia M. Mclean. Independence Street. 1207. Baton Rouge Lousiana.
Y pasaban los días. Y pasaban. Un buen día de los primeros de noviembre escucho a lo lejos en el callejón 6, que venía el cartero. Y como en ruleta rusa, a ver si se detenía frente a mi casa. Y como crias veces nada, esta vez sí. Sonoro sonó su silbato acariciando mis desesperados oídos. Carta de Lousiana, dijo, chaval.
Yo casi le arrebaté la soñada carta. Y despacio, entrecerrando los ojos, la empecé a abrir. Y empecé a leer, con el conocido: Dear Antonio.
Yo no tenía diccionario de inglés. Y el básico que yo manejaba no era suficiente para saber lo que me decía. Así que al día siguiente la llevé entusiasmado con mi maestra Raquel, de inglés. Y me la leyó.A todos les parecía increíble. A mi esa carta fue de mis grandes alegrías. Me mandaba una fotografía de ella recargada en un auto, se lo acababan de comprar. Me platicaba de su familia. De su barrio en la capital de Lousiana.
Así estuvimos por año y medio. Siempre con el Dear, Antonio. Querido, Antonio. Cartas de amistad. De aprecio.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam