Vamos a tomarnos un café

Cada domingo ha de ser dicha. Mientras aclara el nuevo día, vamos a tomarnos una taza de café. Cabe aclarar que la aventura es no planear nada. Que vayan saliendo las cosas así, como improvisado.  Este libro o este otro. Un tema u otro. El vacío. La nada. Lo efímero.
El café enlaza a otras ideas, a otros recuerdos. Su aroma, su sabor. Lo que mueve dentro de uno. Lo que ha significado. Un café es a veces un punto de partida. Una alegría compartida. El arreglar el mundo tan descompuesto. Otras, un punto de llegada.
Ayer estuve con dos amigos, en café La Antigua.  A bote pronto las palabras con las risas. La fotografía que lo amerita. Y saltábamos de tema en tema. Como acróbatas. Rondamos los recuerdos de la cercanía de la muerte. De los libros viejos. Del trabajo de uno u otro. Mientras deleitamos un sabroso café que preparan allí. Buen café en Villahermosa.
Un café es a veces punto de llegada. A donde más ya no es posible. Ruptura con un tema. Aceptación de otro. Para cantar con el recuerdo Fue en un café.
Recuerdo de hace años las mañanas con el café en La Cabaña, con Efraín Gutiérrez. Su risa sonora. Sus anécdotas de nunca acabar. Siempre a mano el cigarro. Siempre a mano un nuevo café. Para convocar las musas. Que tuvieron nombre y rostro. Y que impulsan desde la caverna a seguir hilando imágenes de unicornios y sirenas. Una vez Efraín dejó el café por siempre. Y lo busco entre sus páginas.Se aparece a veces en Encuentros de Escritores su risa. Y su espíritu solidario y alegre.
Un café no se niega a nadie. Si la casa es pobre, si la mesa, es lo primero que se ofrece. Y se convocan dioses y demonios. Para justificar la estancia en este valle. Una lucha entre opuestos. Para sacar las conclusiones. Como unos y otros en otros tiempos lo han hecho de la misma manera. Un tornillo suelto. Una tuerca que requiere otra vuelta. Una pieza que nos sobra. Y los gatos siguen haciendo historia en el tejado.
Un café es la ceremonia, rito de paso. El poema en el horno. Nuevos relatos se cocinan. Aparece un dato. Un guiño. Saltan los temas de uno a otro. Y el café cumple bien su cometido.
Vamos a tomarnos un café este domingo. Yo lo invito. Vamos a llenarnos de verde la mirada. A sentir el viento en nuestro rostro. Vamos deshojar la margarita. Urge a seguir los pasos nuevos en la ruta. El agua estancada nunca es buen destino.
Vamos a tomar el café. Disfrutemos el instante. La vida misma.

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