El teatro y la música en la escuela

En la primaria ocasionalmente había ocasionalmente algún espectáculo de títeres o de magos. Me gustaba ver moverse los muñecos en el teatrito. Y los números de magia que hacía un hombre que trabajaba de mago. En la secundaria había tantas actividades artístico-culturales, que a muchos no nos alcanzaba ni el tiempo libre para poder estar en todas las actividades que quisiéramos.
En la escuela Normal tuvimos la mejor preparación que podíamos tener para trabajar como maestros. Tuvimos clases de folclor, con la maestra Nancy; de teatro con el maestro Onésimo Gallardo; de música, con Juan Pablo Puente Vallejo.
En la primer clase de teatro ya estábamos casi todos dentro cuando él llegó. Con su voz clara y fuerte. Con excelente dicción. Tres compañeros llegaron tarde y desde la puerta pedían permiso para entrar. Él se volteó y visiblemente enojado gritó que No. De una manera muy fea. A todos nos asustó. Y con su mano e índice, los señaló y recriminó de manera casi violenta por su "insolencia" de llegar tarde. Y con una perorata despectiva habló sobre los impuntuales. Así por dos minutos. Luego cambió completamente, y sonriendo, los invitó a pasar, que sí, que como no, que muy bien por llegar a la clase de teatro, que es comprensible que a veces haya motivos justificables para llegar tarde.
¡Cambió! en un minuto del enojo e ira, a lo dulce del trato para que entraran.
Ese es el teatro, nos dijo. Saber expresar emociones y transmitirlas. Ustedes como maestros deberán de transformar su trabajo diario en escenario para teatro. Y así lograr que los alumnos se sientan bien, motivados, en el aula, para lograr mejor aprendizaje. Y sobre todo que no se enfermen. ¿Enfermen? Sí, porque habrán de actuar que se enojan, con los alumnos inquietos, pero no enojarse, porque eso enferma.
Desde el primer día de clases en la Escuela Normal pasó Alberto Ortega y otros más para invitarnos a formar parte de la rondalla, que era como la de Saltillo. De hecho esta invitación se dió dentro de la clase de música, por lo que estaba el maestro Juan Pablo Puente en el salón. Y como ya me conocía de la secundaria, que me gustaba la música, me señaló, que allí estaba yo, que me reiteraba la invitación. Levantó la mano Cristóbal, y ambos fuimos parte de ese grupo, que nos dio muchas satisfacciones, y nos permitió hacer guiños musicales a las muchachas, compañeras y amigas.
En la secundaria el maestro de música era el mismo de la Normal, Juan Pablo Puente. Y el director de la Secundaria era Filemón Salazar qepd. La escuela tenía muchos instrumentos, ejemplo 5 guitarras, 5 mandolinas, etc. Y dichos instrumentos nos los prestaban para llevar a la casa, con el compromiso de cuidarlos. Así que por las tardes y los fines de semana teníamos la oportunidad de practicar y ocupar nuestro tiempo libre en tiempo de aprendizaje.
Tanto en preescolar, primaria y telesecundaria, que es por jornada, hay oportunidad de que se trabajen obras de teatro, poesía coral, y coros. Y siempre hay oportunidades por las fechas, como es el caso de las pastorelas. Que desde octubre empieza uno a prepararla. Y luego en diciembre, antes de salir de las vacaciones de diciembre, se presenta ante la comunidad en general, lo cual es una buena oportunidad de que la escuela vuelva a tomar el liderazgo en la población, claro, donde lo ha perdido.
Los coros, con canciones históricas. El teatro con temas recreativos, sociales e históricos.
La escuela debe ser reactivada con ciencia, cultura y arte. Muchos maestros y directivos lo saben y lo hacen. Eso hace la diferencia con buenos ambientes o ambientes aburridos. Lo cual afecta la buena marcha de la escuela. Y la salud también.




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