Despierto

Despierto. Y entre las sombras del sueño, no me reconozco. Sí, tengo nombre y apellidos. Algo común a todos. Pero más allá de eso, apenas somos una aguja entre el pajar del universo.
Entre todos somos artífices del llanto y la memoria. De la culpa y la boba dulzura. Esta casa, por ejemplo, no es mi casa. Esta ropa no es la mía. Esta ciudad no lo es. Busco culpables de la negación que repite pesadillas. Pero yo no tengo casa. Ni nombre. Solo sueños de vida. Ilusiones de vida.
Así, mientras todos se van. Yo me entretengo entre cuentos infantiles ymelodías cacofónicas. Saber no es asunto de la filosofía con las clásicas preguntas. Más bien es una manera de unirme a los que nada saben que este giro diario es repetible y absurdo.
Por eso me entretengo con respuestas sin preguntas. Canto al telar y a la guitarra. A la aguja y a la sangre. Soplo la vela por cumpleaños. Doy vueltas a la noria. Despierto. Y entre las sombras de la noche saludo a mi sombra, a mi lápiz y a mi libro. Mientras tanto la palabra del perdón y la mirada de la maravilla dibujan una sombra que se desdibuja en la memoria. Y va siendo todo lo que hay de mi biografía. Lo que soy.

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