Amores y amistad

Apuntes del día. En lo humano, son la amistad y el amor los motores que mueven al mundo. El odio también, pero eso es harina de otro costal. Dicen que los amigos se cuentan con los dedos de las manos, y nos sobran. Y dicen también que en la cárcel y en la cama de hospital se reconocen a los amigos. Por eso queda la idea de alguna manera cierta que amigos son pocos. Mas con ellos me basta. En una ocasión una compañera de trabajo en el periódico La verdad del Sureste, me dijo: yo no creo en la amistad. Le respondí que yo sí. Aún que tuviera uno solo. Creo en la amistad. Y si ese amigo dejara de serlo, por alguna razón, seguiría confiando en la amistad, con la esperanza de volver a tener uno.
Un gran maestro, al que admiro RL me dijo: crees tener muchos amigos, pero en esa responsabilidad que asumes te vas a dar cuenta que tienes pocos. Te van a dejar de hablar quienes quieran que les hagas un favor, y no puedas, y no te van a creer. Y ya no te van a querer.
Riesgoso sería escribir nombres de amigos y amigas. La pena de dejar fuera a una, uno. No porque no lo sean. Sino porque la distancia geográfica y de tiempo pudiera orillarme sin premeditación a dejar un nombre fuera. Pero son todos con los que me siento bien tomando un café, una cerveza. Y hacemos fiesta de las palabras y los recuerdos. Aún en silencios, revisando nuestros mensajes o avisos del teléfono celular. Que no hay condicionamientos para reunirnos. Y que cada vez que lo hacemos ni pensamos en la edad ni en los achaques. Y somos todo oído y voz. Y que ellos también lo son.
Y por lo que corresponde al amor, esa variante erótica de la amistad. Han sido tardes y madrugadas nebulosas, en donde el pensamiento ha hecho gala del recuerdo, de una caricia o de un torpe aguijón. Mas el amor no se queda allí circundado por la barrera de Eros. Sino que avanza partiendo del amor a uno mismo y sigue hacia todos los confines donde nuestra mirada pueda sentirse plena ante un paisaje, un canto de pájaros, luna, atardecer, olas, un libro o una flor. Y por extensión hacia todo lo posible, lo deseable, lo anhelable, acariciable.

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